Murder ▪ ChanBaek

I

Conocí a Chanyeol en un día cualquiera, uno en donde no creía que nada en mi vida pudiera ser diferente, que nadie podría llamar mi atención, pero me sorprendí observando su perfil en aquel parque. Lucia perfecto, quería tomar cada detalle en mi mente, necesitaba pintarlo cuando llegara a casa y la cámara en sus manos volvía todo aún más surrealista.

No solía impresionarme por el aspecto de nadie, pero a él lo invadía un aura de alegría que contrastaba con las masculinas facciones de su rostro. Ya era demasiado tarde y decidí quedarme con aquella imagen de ese chico en mi mente.

Al llegar a mi hogar puse todo mi empeño en comenzar con un boceto, uno que lamentablemente no reflejaba la esencia del chico y no le hacía justicia a su aspecto, pero pensaba ir al día siguiente al parque donde quizás lo vería de nuevo pero no fue así.

Por mucho que seguía asistiendo allí, a la misma hora, no pude volver a encontrarlo entonces solo seguí con mi dibujo. Con cada trazo una nueva idea surgía en mí, el pensamiento de volver a encontrarnos. ¿Qué le diría?

No soy una persona que hable demasiado y tampoco se cómo es que todos consiguen una pareja. Veo la normalidad con la que se acercan a las personas a entablar una conversación, algo que para mí puede resultar demasiado difícil. No conozco el comportamiento humano y su forma de proceder ya que nunca me he interesado entonces noté que debía tener un plan ante aquello.

Podría haber muchos caminos, saber dónde estaría él también era una opción, pero por más que pensara en diferentes conversaciones siempre había un punto donde se arruinaba todo. Necesitaba que de un simple "hola" surgiera una conversación que lo llevara a conocerme un poco más, a evitar que se alejara.

Quizás también podríamos tener algún amigo en común pero tampoco sabría cómo referirme a él. Tampoco pretendía levantar dudas, que me preguntaran porque tenía semejante interés en alguien que tan solo había visto en el parque y que a mi parecer tenía un hermoso brillo en la mirada ante los paisajes que a mí también me fascinaban. Puede ser que por eso haya llamado mi atención, pero nadie me comprendería, nadie lo hace.

Como aquellas personas que critican mi arte, esos estúpidos críticos que seguramente no han pintado un cuadro en su vida, que creen que tienen el conocimiento suficiente para juzgar solo por haber visto muchas obras y tener información. Lo mismo sucede en muchos ámbitos como la literatura, el teatro, la música. Todos son críticos pero pocos los artistas.

Mis días se resumieron a pintar el rostro del chico del parque y a inventar mil y un escenarios donde podríamos encontrarnos. No podía conciliar el sueño ni abandonar esa idea, necesitaba verlo una vez más y esperaba que no fuera al otro lado de la calle porque sabía que no estaría bien visto que cruzara sin ningún motivo e intentara hablar con él.

Pero la vida al parecer no estaba de mi lado y decidió que nos encontráramos frente a un edificio empresarial de lados opuestos así que me llené de valor y me dirigí a él.

—Disculpa que te moleste, pero tengo algo que decirte.