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El despertador sonó atronador, como un taladro junto a mi cabeza, lo paré y mire la fecha. 14 de Marzo. En dos días seria mi decimoctavo cumpleaños el día en el cual tendría que pasar esas estúpidas pruebas de las que no se nada y nadie se digna a decirme nada. No soy una chica miedosa, todo lo contrario en realidad, jamás he tenido miedo a nada desde que papá murió, tenía que ser fuerte por mamá, pero desde que Cala, mi mejor amiga unos meses mayor que yo, desapareció después de esas estúpidas pruebas, me sentía muy nerviosa  ¿Que si no las pasaba? ¿Qué pasaría con mamá? ¿Quién cuidaría de ella? Pero pronto mamá se había recuperado, aunque yo seguía siendo dura. Por si acaso. Sacudí la cabeza, no debía pensar en eso, y además si no me daba prisa llegaría tarde al instituto. Corriendo me vestí con unos jeans, una sudadera y unos botines DocMartins negros, cogí la mochila y llaves y bajé las escaleras

-Buenos días mamá –Le di un beso en la mejilla, estaba sentada en el sofá

-Buenos días cariño –Respondió en un tono cálido

Hice un café para mamá y un chocolate para mí. Odiaba el café, el sabor amargo y el olor horrible. Le pase el café a mamá y me senté junto a ella para beberme mi chocolate

-Mama, tú sabes que en dos días cumplo los dieciocho… -Dije

-¿¡Cómo!? –Dijo ella, se había puesto pálida y tenía cara de miedo. Empezó a rezar en bajo

-¿Mamá? –La zarandee -¡Mamá, joder no empieces! –La zarandee más fuerte –Joder mamá –Le di una bofetada lo más fuerte que pude

-Hija-Dijo llorando –Por favor dime que es una broma –Lloró

-Mamá…

-No –susurraba –No, no, no, no –Lloró –Las pruebas nos separaran –Lloro –Por favor hija, te necesito

-¡Mama! ¡No permitiré que nada nos separe! ¿Has entendido? –La mire -¿¡Ha entendido!? No lo permitiré ¿si? ¿¡SI!? –Ella asintió y la abracé –Te quiero mamá y nada, nada nos va a separar

Me pase los dos siguientes días en casa, no fui al instituto, mi madre estuvo en cama y no quería que me separara de ella para nada y lo hice, hasta que el día dieciséis picaron a la puerta, me levante del sofá en el que estaba con mamá y abrí la puerta. Un gran hombre de cabellos castaños y bien penados hacia atrás estaba parado en la puerta

-¿Es usted Raider MacGregor? –Dijo. El traje negro y las gafas de sol le hacían todavía mas enorme, estoy segura de que no mediría menos de metro noventa. Me erguí, no iba a dejar que notase el respeto que me infundía

-Sí, soy yo

-Acompáñeme por favor

-E de despedirme de mi madre

-Diez minutos –Dijo en tono cortante

Entre corriendo a casa y abracé a mamá, que ya lloraba

-Recuerda lo que te dije –Le acaricie el pelo –Se fuerte ¿Vale? –Llorando asintió me levante, suspiré y me alisté –Vamos –Dije al llegar junto a aquel hombre

Me guió hacia un todoterreno negro en el que había una pálida muchacha pelirroja con muchas pecas y sumamente delgada y un chico alto y robusto con un cabello inusualmente gris y unos ojos pálidos que parecía bastante sereno, al sentarme junto a el se giro y me tendio su mano

-Soy Arthur–Dijo con una preciosa y cálida sonrisa. Apretamos las manos

-Me llamo Raider

-Ma…Mandy –Tartamudeó la  pelirroja

-No le hagas caso, está asustada –Me sonrio Arthur

Pasamos por toda la ciudad hasta las afueras y paramos en el garaje de un enorme edificio sofisticado. Nos guiaron a un enorme ascensor lleno de espejos y al parar en la quinta planta se abrió en una gran sala de espera repleta de chicos y chicas, todos de la misma edad. Iban llamando a la gente por orden alfabético hasta que llegaron a la L

-Arthur Lay

-ups ese soy yo –Se levantó Arthur  que me abrazo –Nos vemos –Se giro y se fue

Después de uno cuantos nombres más me toco

-Raider MacGregor –Salte de mi silla y entre en la sala

Era una enorme sala de paredes metálicas y lo único que había era una silla parecida a la de dentistas con una especie de casco con cables saliendo de el

-siéntate aquí por favor  -Señalo, una chica alta y esbelta en una bata blanca, a la silla

Temerosa me acerque allí y me senté, la chica puso el extraño casco en mi cabeza y miro una pantalla en la parte trasera de la silla, sentí una pequeña descarga y luego la chica me miro a los ojos, parecía sentir repulsión hacia mí, negó con la cabeza y toco un botón  en lo que parecía un intercomunicador de la pared

-Por favor vengan a llevarse a esta cosa de aquí, a dado positivo

Al instante se abrió una puerta y dos enormes  hombres entraron en la sala, salté de la silla, ellos se acercaron y uno de ellos llevaba una jeringuilla, grite y patalee hasta que note un pinchazo y acabé inconsciente

Dieciocho añosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora