Hay esperanza

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Thranduil caminaba impaciente de un lado al otro. Sus pasos producían un sonido que rebotaba contra las paredes, acabando con el silencio de la noche.

Se culpaba así mismo por el estado de Indilwem, necesitaba que se recuperara. No se había dado cuenta de lo importante que era en su vida hasta que sintió que había posibilidad de perderla.

Por otro lado, dentro de la habitación, Mariniel, la curandera del reino, atendía con la ayuda de las doncellas a su paciente.

Era una suerte que el rey no hubiera movido a Indilwem de la cama, él había actuado bien al haberla hecho llamar con urgencia. Ahora las sábanas ya estaban cambiadas y la media-elfa dormía tranquilamente con las piernas levantadas encima de varias almohadas.

—Puedes decirle al rey que ya puede pasar —le pidió a una de las doncellas.

Thranduil dio grandes zanjadas hasta llegar al costado de la cama.

—¿Por qué sigue dormida? -fue lo primero que preguntó.

Mariniel despidió a las doncellas para hablar a solas con el rey. Ella se veía preocupada.

—La mantendré así por unos días. Su estado es muy delicado y cualquier emoción fuerte podría ser un riesgo para el bebé.

—Entonces ¿no lo perdió? —llevó su mano a su frente.

—Aún no. La encontró justo a tiempo, mi señor, pero yo no me haría tantas esperanzas. Ahora todo depende exclusivamente de ella.

Minutos después, Legolas y Valadhiel ingresaron a la habitación para averiguar el porqué de tanto jaleo. Ambos tenían el cabello mojado y solo vestían sus respectivas batas.

—¿Qué sucedió? —Valadhiel se sentó con suavidad al lado de Indilwem y le tomó de la mano.

Era cierto que Indilwem no le había caído bien en el pasado, pero después de corroborar que entre Legolas y ella no existía más que amistad, había decidido que quería llevarse bien con ella. Después de todo, la media-elfa era la protegida del rey y la vería con frecuencia.

—Ha tenido una amenaza de aborto —dijo Mariniel antes de retirarse y avisar que regresaría en unas horas a ver su evolución.

Legolas miró en silencio a su padre ya que él no sabía que Indilwem estuviera saliendo con alguien. Thranduil tenía una expresión impenetrable.

—Pobrecilla —dijo la princesa al entender la posición extraña en la que descansaba la media-elfa—.Eru la bendecirá ayudándola a pasar de esto —deseó sinceramente.

La pérdida de un hijo era muy impactante para cualquier mujer, Indilwem debía luchar con todas sus fuerzas para no ser una de ellas.

—¿Ella sabía de su estado? —preguntó Legolas, poniendo las manos en los hombros de su esposa.

La pregunta iba dirigida hacia su padre.

—No estoy seguro de eso.

—Entonces solo queda esperar —continuó el príncipe—.No te preocupes, padre, estará bien.

La pareja de recién casados se retiró prometiendo volver al día siguiente después de la partida de los padres de Valadhiel.

*** *** ***

Indilwem abrió los ojos sin estar segura de dónde estaba. Reconoció segundos después su habitación y notó que estaba en una posición algo extraña. Con sus brazos comenzó a impulsarse para acomodarse hasta que una voz la detuvo.

—No debes moverte —habló Mariniel.

Indilwem volvió a recostarse y volteó la mirada hasta encontrarse con unos bonitos y conocidos ojos negros.

Visita Nocturna [Thranduil fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora