1. Única parte

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Las cortinas se abrieron automáticamente y la luz me despertó, mire el reloj y supe que eran las ocho de la mañana, Jarvis no se había atrasado ni un minuto en levantarme para tomar mis supresores. Todo estaba calmo desde la catástrofe de Loki, solo nos preocupábamos por mejorar nuestras investigaciones sobre nuevos métodos de defensa, para posibles futuros ataques. Caminé despacio hacia la cocina y Peppers ya tenía mi desayuno preparado.

-Buenos días señor Stark, ¿Tomó las pastillas de hoy?- Preguntó ella mirándome con una sonrisa mientras me alcanzaba el periódico. Era una mujer muy buena, siempre estuvo en los momentos difíciles y hasta creí estar enamorado, pero como es natural un omega hombre no puede involucrarse con una beta y cuando supo esto nos distanciamos sin perder la relación de amistad.

-Por supuesto, estoy cerca de mi celo y no puedo olvidarme en estos días o si no el resultado sería desastroso.- Hizo un leve movimiento con la cabeza en forma de asentimiento y salió hacia la oficina seguramente a organizar algunos papeles que yo no podía ver, realmente estaba ocupado con las nuevas armas.

Llamé a Happy lo antes posible y nos dirigimos al edificio de los vengadores, donde me encontré con Bruce y Steve, estaban solos por que los demás habían salido a un misión sin invitarnos. El hombre verde era un alfa rozando lo beta no se notaba jamás su autoridad y juraría que tenía una personalidad más dócil que la mía. En cambio el Capi era un alfa un tanto intimidante, pero para mí no, porque yo podía resistirme a cualquiera de esos cavernícolas, aunque hubo veces en las que su olor y su voz me llevaron a desearlo tanto que tenía que huir al instante. Jamás lo demostré porque yo era un omega que se negaba a involucrarse con cualquier hombre, creía fielmente que cuando nací se habían equivocado, era imposible que yo fuera homosexual.

Me encerré en mi laboratorio dispuesto a comenzar con mi trabajo, pero un olor fuerte a rosas silvestres me lo impedía, pensé que probablemente alguna omega del edificio estaba en celo, no había ninguna cerca y fue ahí cuando comencé a preocuparme.

Un gran alarido sonó desde abajo y me asuste era obvio que un alfa entró en celo y fue ahí cuando me di cuenta que yo tambíen lo estaba, podía sentirlo en todo mi cuerpo. Nadie tenía que saber que era ese omega, no había dónde correr. Mi laboratorio estaba en el último piso de la torre, si bajaba a otro corría el riesgo de que ese alfa estuviera ahí.

Tuve la genial idea de ponerme el traje e intentar salir por una de las ventanas con él, pero sería muy obvio se darían cuenta de que era yo el que desapareció rompiendo con la ventana, practicante desesperado. Pero si me quedaba probablemente me encontrarían y dios sabía que me harían. Me resigne ¿cuántas probabilidades había de que pensaran que era yo y subieran? además ya le había mandado un mensaje a Peppers para que traiga un perfume supresor que ocultaría mi olor por un rato. Así ellos seguirían buscando y yo ganaría tiempo para inventar una excusa. Me protegí en mi traje y no tuve más remedio que esperar mientras la fiebre y el calor interno me mataban, necesitaba a alguien en ese momento. Los pensamientos mundanos inundaban mi mente, un hombre era lo que necesitaba y no cualquiera, solo se me venía a la cabeza uno. Él ese arrogante héroe, que con su olor siempre me podía, no es posible que sea tan débil y frente a cualquier oportunidad me le entregue tan fácilmente. Tenía ganas de llorar, pero era tanto el deseo que no podía.

Cuando el ascensor subió, mi alivio fue enorme y casi salto del traje, por fin había llegado Peppers. - ¡Por fin! Te tardaste mucho, creo que no entiendes por lo que estoy pasan...- Me quede callado no podía creerlo ¿justo él tenía que subir? y ¿Qué hacía acá?-

-¡Ey! hombre de hierro sí que te tomas en serio lo del traje...- Dijo mientras se acercaba cada vez más, mis rodillas flaqueaban y mis mejillas se enrojecían. -Peppers dice que no puede encontrar eso que le pediste y que no puede comunicarse a tu teléfono, que la perdones y que va hacer todo lo posible por encontrarlo o algo así... no recuerdo bien- En ese momento el capitán me empezó a mirar extraño porque no hablaba y pude ver claramente como sus pupilas se dilataban.

-¡Vete, por favor!- Le grité con lo último de mi fuerza y la verdad es que seguramente sonó más como un gemido que como una orden.

-¿Qué sucede acá Tony?- Dio unos cuantos pasos más y se arrodillo frente a mí para alcanzar mi altura, intente pararme y huir de ahí pero no podía si quiera darle las ordenes a Jarvis.- ¿No me ignores que sucede? Eres tu cierto...- Sus ojos de cerca se veían realmente brillosos, automáticamente y sin darme cuenta apreté el botón para que la máscara se desprenda.

-S-si soy yo- Dije mirándolo casi con ojos de súplica, todo mi rostro caliente y mis labios rojos de tanto morderlos para contenerme. - ¡Ayúdame por favor, Steve no aguanto ayúdame!-

No lo dudó ni un segundo y respiró profundamente para luego largar un aullido digno de un alfa fuerte que me protegería. Me desprendí de mi armadura y él me tomo en brazos colocándome encima de la mesa de trabajo. Largué un grito de placer cuando nuestros miembros se rozaron sobre la ropa, enrede mis manos en su nuca y doble un poco mi cabeza para que él pueda oler mi cuello. -Creí que eras un beta, pero ahora lo entiendo por eso te deseaba tanto, pensé que estaba loco y alucinaba ese olor que te sentía. -

-Por favor Steve, tócame- Beso mis labios superficialmente primero y luego con su lengua, los separo, para morderlos ferozmente. No podía parar de gemir débilmente mientras sus manos recorrían mi cadera y cintura. - ¡Más por favor, desee esto desde hace mucho tiempo!- Tomó el borde de mi remera y la sacó dejando a la vista mi pecho con el reactor. Yo con mis manos temblorosas quite su remera y recorrí un camino por toda su espalda se sentía tan suave, si tuviera uñas me hubiera gustado rasguñarlo para aferrarme de él y que nunca me soltara.

-Hueles tan bien Tony, mira lo deseoso que estas porque entre en ti- Gemí solo de escuchar esas palabras, pude ver como desabrochaba mis pantalones y acariciaba mi pene sobre mi bóxer mojado. También se quitó los suyos, las ganas de tocarlo se apoderaron de mí, solo pude enrollar mis piernas a su cadera para acortar la distancia y que nuestros miembros se toquen con la ropa interior aun puesta.-Date vuelta por favor- Asentí sumisamente y lo hice.

Sentía su respiración en mi cuello, como lo besaba, lamia y mordía. Me estaba volviendo loco necesitaba más y no temí en pedirlo.- ¡Basta, por favor ya hazlo!-

Fue bajando lentamente besando mi espalda, se deshizo de mi bóxer, estaba tan vulnerable, desde ahí podía ver todo, notar lo deseoso que yo estaba. -Mira que húmedo, quieres que ya entre en ti- Acerco su rostro y lamio mi entrada suavemente, no contuve más los quejidos que se transformaron en gritos de placer. Metió uno de sus dedos y luego dos, pero yo no necesitaba eso. -Quiero ver tu rostro de placer ahora, mírame-

Me gire nuevo y vi sus ojos completamente segados al igual que los míos, incapaces de ver otra cosa que no sea nuestros cuerpos ardientes de este deseo. Entro lentamente en mí y el dolor fue casi nulo, solo podía sentir el placer inmenso de ser llenado por él. - ¡Mas, por favor Steve más! - Me calló con un beso, que contuvo todos mis gritos, mientras subía la velocidad e intensidad con la que me penetraba. Estábamos concentrados solo en el deseo y nuestros instintos, no nos dimos cuenta que nos fuimos deslizando suavemente hasta el piso. Termine encima de él dándome placer a mí mismo con un movimiento envolvente. Me sentía cansado pero quería más, me levante y me coloque sobre mis rodillas con mi rostro y pecho apoyados en el piso. -Ahora hazlo tú, que yo ya no puedo más-

-Te vez demasiado bien así Tony- De una estocada se metió dentro mío y sus movimientos fueron completamente violentos, pero muy placenteros. Estábamos por terminar y recostó su cuerpo sobre el mío, mientras comenzaba a lamer mi cuello una y otra vez. Sabía lo que quería hacer pero no me importaba, quería ser suyo, solo pude ladear mi cuello para que tenga más acceso. Las oleadas de placer estaban por culminar en una explosión, algo se hinchaba en mi interior, mientras unos dientes se enterraban en la intersección de mi cuello y hombro. Sangre brotaba de ahí, él la lamia, semen llenaba mi interior mientras su nudo me aprisionaba fuertemente y yo me venía manchando el piso.

Ambos terminamos tendidos cansados, sin poder pensar, hasta que la tenue de luz de la tarde nos dio la bienvenida. Todavía seguía dentro de mí, dolía así que lo desperté suavemente. En ese instante en que tardo en abrir los ojos pensé mil cosas, me atemorice de ser rechazado y tener que lidiar con esta marca sin que él se haga cargo de nuestra unión. Despertó con una sonrisa en los labios, se ruborizó cuando vio como estábamos y suavemente salió de mí. Me sentía tan contento de que él no haya reaccionado mal, me regalo un pequeño beso en la marca y dijo con una dulce voz. -¿Cómo vamos a explicarle esto a todos, bonito?-

La Marca | StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora