Me retuerzo en mi asiento mientras él y Roland se acercan. Vienen justo hacía acá y se sientan con unas bandejas en la mano. Roland es quien me mira primero, pero por alguna razón solo quiero sentir otra mirada. La del chico de ojos grises. ¿Por qué son tan intensos? ¿Qué tiene su mirada?
Frente a mí, toman asiento.
— ¡Chica nueva! No pensé encontrarte aquí. —Roland suelta casi gritando. Está bromeando, está bromeando conmigo. Le dirijo una leve sonrisa tímida, y es ahora… su mirada está en mí. Siento sus ojos grises penetrar en mí, aunque no quiera verlos y mi pecho comienza a agitarse sin razón. ¿Por qué no quiero mirarlo? — ¿Así que, eres parte del grupo, chica?— Pregunta, pero miraba a Sophie. Y comienzo a creer que él tiene la costumbre de decir chica.
— Sep. —Dice Sophie pasando un brazo por mi hombro—. Estoy segura de que estará a la altura.
— ¿Alex, cierto? ¿Qué tal tu compañera de cuarto? Horrible, ¿no?
Entonces vuelvo mi mirada al chico. Cielos. Son los primeros ojos de ese color que he visto en toda mi vida. Intento hacer que mi pecho vuelva a su estado normal pero no puedo. Tampoco puedo descifrar su mirada. No sé si me mira con odio o con frialdad, pero puedo predecir que no me mira amigablemente… o de la manera en la que, muy profundamente, yo esperaba que lo hiciera.
— ¡Hey! Llamando a tierra. Mesa del Brighton. ¿Estás ahí? —Pregunta Sophie haciéndome pestañar mientras el chico dirige su mirada hacia otro lado. Está queriendo hacer de cuenta que no lo hizo, que no me observó de la manera en la que nunca me habían observado antes. Está fingiendo que no quedó mirándome un buen rato, está haciendo de cuenta que no pasó. Así que hago lo mismo.
— Sí, sí. —Puedo decir, recuperando mi estado de naturalidad. Roland suelta una carcajada contagiosa y lo miro confundida.
— ¿Cómo? —Pregunta Sophie ofendida llevándose una mano a la boca, fingiendo estar horrorizada por lo que dije y su gesto me parece gracioso pero no puedo olvidar lo que acaba de suceder hace tan solo segundos atrás, fue como un golpe bajo.
— ¿Q-qué?
— Dijiste que Sophie era horrenda. —Roland ríe llevándose un pedazo de pan a la boca.
— Yo no dije eso. —Me defiendo. ¿O es qué enserio lo dije? Caigo en la cuenta de que por unos segundos fui totalmente inconsciente del mundo exterior.
— Vamos, chica. No tienes por qué fingir. Estamos en confianza. —Bromea Roland y yo solo sonrío.
— Calla esa jodida boca, puto. —Sophie le da una mirada fría. Y es que nuevamente comprendo que ella tiene una confianza con Roland con la que puede hablarle de esa manera, tal como yo con Dave o Derek.
Observo a Sophie mejor de lo que lo había hecho antes. Su ondulado cabello rojizo es largo y sus ojos verdes son muy lindos. Sophie es de aquellas típicas chicas inglesas que lo tienen todo. Dinero porque está aquí, actitud por su forma de hablar y de ser, y belleza. Solo espero que también la tenga por dentro.
Intento distraerme del chico. No quiero volver a mirarlo. Su gesto fue extraño, quizás feo. Pero no tiene por qué importarme de todos modos. Pocos minutos después, suena un timbre.
— Venga, Alex, tienes que irte a Ciencias. —Suelta Sophie poniéndose de pie. Siento inmediatamente la mirada del chico. El parece tan callado, tan distante de todos. Incluso de Roland que es extrovertido y esas cosas. O de las gemelas que son muy amables. ¿Es parte del grupo? ¿Es parte de mi grupo? Digo, ¿Soy parte de su grupo?
Roland mira al chico casi preocupado, por primera vez diviso la comunicación –aunque sea visual- entre ellos. ¿Qué sucede?
— ¿Tienes Ciencias, Alex? —Pregunta Roland mientras él y su amigo me observan.
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Through the dark
Teen FictionUna mirada fue suficiente. Ella vio profundidad en aquellos ojos grises mientras él ignoró la necesidad de los ojos azules. Una palabra fue suficiente para desatar la furia de uno y despertar la curiosidad del otro. Por despecho ha llegado a sus br...