Fue mi primera clase y ya tengo una tarea. Pero no es una tarea como las que mis profesores me daban, es una tarea que dura todo un semestre, y no la tengo que hacer sola. Tengo un compañero de trabajo y ni siquiera sé su nombre. ¿Cómo se hace todo esto? ¿Cómo continuar aquí si no logro adaptarme?
Todos los alumnos comienzan a moverse de repente. Es pasado el mediodía y es la hora del almuerzo pero no sé en dónde está Sophie. Rayos. No sé absolutamente nada.No tengo hambre, no tan temprano. Decido ir a la biblioteca, estoy segura de que será un lugar que se me hará familiar. Papá tenía una biblioteca infinita de libros en el primer piso de nuestra casa. Cuando me pasaba el día ahí y Dave se iba a quedar junto con Derek, él siempre me molestaba poniéndome sobrenombres tipo nerd. Yo simplemente le lanzaba agua de un vaso o le tiraba los cojines en la cara. Todo terminaba en risas y en falsas acusaciones contra mi padre.
Extraño esos momentos de felicidad. Extraño una sonrisa sincera en mi rostro.
Me detengo a pensar en algo, en algo que noté hace tan sólo un segundo. Mis hombros están caídos y mi postura ya no es firme, ya no demuestra lo fuerte que sé que soy, ni lo decidida que puedo llegar a ser. Siento un peso en mi espalda, es como si no me permitiera seguir avanzando, pero lo peor de todo esto, es que todo está en mi cabeza y ese peso no es tangible, es real pero no tangible. No se ve, se siente, pero se siente de una manera aterradora.
Veo a un chico de lentes y cabello oscuro y decido preguntarle en dónde queda la biblioteca para expulsar mis anteriores pensamientos. Él me dice que está en los edificios traseros. Por alguna razón escuchar edificios traseros me recuerda al famoso reglamento que aún no leo y ya debería tenerlo memorizado. Cruzo la cancha en mitad de la escuela, digo, internado, y llego a un pasillo. Memorizar todo esto no será tan difícil. Aunque aquí todo parece un laberinto.
"Biblioteca" Me río al leer un pequeño letrerito colgado en una puerta de madera cerrada. Es gracioso porque está al final del pasillo y no hay luz. Apenas se puede distinguir. Pero mi sonrisa en el rostro se esfuma. Escucho una melodía y me detengo. Las cuerdas de una guitarra se escuchan a lo lejos. Una melodía compuesta por un suave arpegio que sensibiliza mi piel, siento como se eriza, como profundiza en mí, y de pronto tengo la piel de gallina.
Es perfecto.
Sé que lo que debo hacer es alejarme, pero ¿por qué tengo que hacer eso? Mi curiosidad me obliga a seguir avanzando. Tengo que saber de dónde proviene, de quién proviene, y por qué es tan intensa.
No pienso abandonar esto.
Abro la puerta y un olor impregna en mi nariz. Es aquel olor a libros viejos, con polvo y sin usar. Pero es agradable. Busco por todas partes, aquí hay solo un par de alumnos inmersos en la lectura de algún libro, sentados en mesas totalmente distantes. Tienen la apariencia de ser realmente unos marginados, pero no quiero que una apariencia me haga la imagen de algo que puede no ser cierto.
No hay rastros de ninguna guitarra aquí. No hay rastro de nadie tocando, pero la melodía se oye más fuerte. Más intensa. Más profunda.
Hay estantes y libreros por todas partes. Los ventanales dejan ver terrenos sembrados en el exterior. Me provocan unas enormes ganas de salir corriendo, pero la intensidad de la melodía me hace quedarme. Me impide huir.
— ¡Alexa Collins! —Escucho una voz femenina, algo chillona a decir verdad. Busco a la dueña y mis ojos se abren más de lo normal. Veo a una chica de mediana estatura, su cabello naranja cae por sus hombros de manera firme. Viste totalmente de negro. Sus jeans ajustados encajan con unos zapatos negros pesados y grandes, que se ven incómodos y duros. Ella viste una camiseta que dice "Nirvana". La he visto un millón de veces en las calles y en artistas de rock—. Ven, Alexa. Ven.
KAMU SEDANG MEMBACA
Through the dark
Fiksi RemajaUna mirada fue suficiente. Ella vio profundidad en aquellos ojos grises mientras él ignoró la necesidad de los ojos azules. Una palabra fue suficiente para desatar la furia de uno y despertar la curiosidad del otro. Por despecho ha llegado a sus br...