El shinsengumi fue resultado de una propuesta gubernamental hecha hace tres años. Se había formado con el objetivo de instruir a los jóvenes de todo Edo una educación formal y ejemplar por medio de un grupo regulador que supervisara la vida escolar de estos.
Consistía en un grupo de jóvenes alumnos escogidos por su ideal de mantener un nivel de integridad entre la sociedad juvenil. Estos, eran designados a diferentes escuelas para conseguir un estado de paz en los colegios de la ciudad.
Por supuesto, existía una gran diferencia de actitud entre algunos centros. Y para asegurar esa paz en ciertos colegios problemáticos acabaron dejando total libertad de decisión a esos jóvenes, aceptando cualquier tipo de postura y comportamiento necesarios con tal de mantener a raya a los alumnos.
Fue por eso. Solo por eso que el colegio de Kabuki acabo incorporando a sus filas a los jóvenes de moral más cuestionable pertenecientes a este grupo regulador. Cediendo totales derechos de decisión con tal de mantener a esa decadente escuela todavía en funcionamiento.
Desde luego, no eran los más santos quienes entraron al Kabuki.
Bueno, pese a todo formalismo con el que los políticos intentaron adornar esta reforma, cualquiera con dos dedos de frente sabia de sobra que el shinsengumi solo era una intento de entretener a los chavales que querían entrar al ejercito hasta ser mayores de edad.
Básicamente les daban a probar el sabor del poder para que no acabaran cambiando de idea en el futuro.
Edo no estaba en su mejor momento.
Fue con resignación lo que aprendió Kagura ese día.
-Estoy bien -Dijo en voz alta como si intentara demostrárselo a si misma.
No, mentira. No estaba bien. Por supuesto que no estaba bien. Ese mamón le había hecho daño, y por alguna razón le dolía mucho.
Por un momento, olvido todos sus descabellados planes para destruir el colegio, todas sus ilusiones, todas sus amistades y familia.
Por un momento, por un mero momento, intento entender sus sentimientos.
Aunque si era la primera vez en catorce años que estos le daban problemas, seria difícil que lo consiguiera de algún modo.
¿Sera cosa de las hormonas adolescentes como siempre decía Gin?
Kagura suspiro intentando negar salir a sus lagrimas. Soltó otro suspiro aun mas grande, mas que nada, para intentar llenar el silencio del parque en el que se encontraba.
Claro, la gente estaba en clases.
La joven se encontraba recelosa sobre que hacer. Y como pensar no era su fuerte hacia ya media hora que se encontraba sentada bajo el sol. Quieta como una estatua mientras gotas de sudor ya asomaban por sus mejillas.
Pero no le apetecía para nada intentar resguardarse. De hecho, no le apetecía absolutamente nada en ese momento.
Menuda mierda.
- Creo que necesitas esto- De repente, una sombra aliviante se situó encima de su cabeza, y al levantarla, su familiar paraguas giraba melosamente en unas suaves manos que Kagura conocía de sobra.
-Shinpachi... - Dijo con una voz rota como un sollozo. No sabia si por alivio de tener por fin sombra o si por mera necesidad de compañía en ese momento.
Desde luego, si era lo segundo nunca lo admitiría en voz alta.
-Los ojos tristes no pegan para nada con tu actitud - Intento decir de la manera mas divertida posible. Seguramente para aliviar la situación a la que ninguno de los dos estaba acostumbrado -Sera mejor que te levantes cuanto antes- Su tono cambio a uno más seguro -El colegio no va a destruirse solo
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La guerra y el amor siempre van cogidos de la mano (fanfic gintama)
Fiksi PenggemarLa adorable y fuerte yato se va al colegio de su tutor con el objetivo de revolucionarlo todo, pero se ira dando cuenta de que todo es mas difícil de lo que pensaba. Especialmente si comete errores tan grandes como enamorarse.