10 años pasaron con el peso que conlleva el tiempo. La realeza, las ciudades y los sentimientos cambiaron. Por el momento la mañana de este lunes las nubes bajaban para dar brisa y mojar los pastos de los grandes jardines reales.
Entre medio de los pasillos del castillo real un padre con el entusiasmo a tope caminaba retumbando con ecos huecos. La respiración no le fallaba, por detras su hermosa esposa le advertía por la edad su caminar.
—Mark, cariño. Es muy temprano para despertar al niño.
—¡Ningún niño a de ser! Es nuestro proximo heredero al mismo trono. Además si yo no puedo con la noticia, él tampoco, querida.
Y acelerando el paso, el padre osa de abrir la puerta a su más minimo manejo, con un portazo y la respiración agitada corre hasta los aposentos de su hijo.
—¡Ross! Despierta que las noticias vuelan.—exclamó en un grito de jubilo casí listo para quitarle las sabanas a su de seguro adormilado hijo principe.
—Mark, no está—dijo segura la madre cruzada de brazos justamente con la mirada posada en el ventanal. Una larga sabana amarrada daba para abajo.
—¿Qué dices Stormie? Si nuestro proximo heredero esta...—levantó las sabanas y borrando su sonrisa casí grita de impotencia.
—Te lo dije, cariño, se volvío a escapar.
—¡Este niño!
Por otro lado galopando con el viento en masajeando su rostro joven. Un hermosi principe se paseaba por las veredas sin tener la más mínima idea de su destino. Grito con entusiasmo por la adrenalina y canto con libertad.
Su cabello dorado hondeaba con el silvido de las hojas y el estruendoso aire. Libre al fin de las ataduras de la realeza. En este momento no era alguien importante como un principe, todo lo contrario, en este momento era tan solo un alma joven con ganas de brillar y hacer locuras, es decir, su verdadera especialidad.
A lo lejos escuchó el sonido de rocas ser golpeadas con el agua. Estaba seguro de haber escuchado a los guardias hablar de una hacienda cercana a un río.
Guío al caballo hasta donde dedujo pudo ser un cercano establo. Con cuidado lo acomodo para que pudiese hidratarse, el sol por el momento no salía así que descansar junto al caballo para después perderse por ahí no sería problema.
Estos 10 años para una que en su momento era una pequeña castaña no se habían vuelto más duros que la espera de volver a ver a su padre. Las mañanas eran duras, así como las tardes hasta noches. Sus deberes se habían vuelto parte de su vida diaria. Ahora no era una joven libre y curiosa, en ese instante era una joven con responsabilidades de sirvienta.
Tras la muerte de su padre, las responsabilidades le habían caído abruptamente. Y que digamos su madrastra y sus hermanas no fueron tan amables hasta el momento. Se aprovechaban de su bondad en demasía y cuando tenían la oportunidad eran capaces de ser verdaderamente crueles con su burla.
Por lo menos y hasta el momento seguía teniendo a sus cuidadores, que pues ahora, no eran más que amigos de trabajo y bueno, que decir de su mejor amigo Calum, aquel muchacho no era más que el fiel confidente de la castaña.
Noches de lagrimas y un abrazo de este no hizo más que reconfortar su corazón con fuerte estruendor.
Hoy por la mañana sus responsabilidades ya eran conocidas. Cuidar de los pastisales, bajar frutas maduras de los altos arboles frutales y dar de comer al ganado. No eran dificiles, estaba claro que el tiempo no daba a su favor, pero hoy parecía un buen día. Gran parte de las frutas estaban en sus canastos correspondientes mientras los pastos estabas regados con agua. Nada más falta dar de comer a los animales.
Un poco de cansancio en su espalda ya se posaba pero nada que no podía soportar. A pasos lentos se acercaba a los establos, los caballos relinchaban hoy más que ningún otro día. Algo peculiar a decir verdad.
Tan eso pasaba cuando desconocidos se acercaban.
Un click apareció por su cabeza. Con cuidado tomó el cesto de manzanas y se acercó sigilosamente dentro de la estadia de los caballos.
Lo que faltaba, Calum haciendo el tonto con una broma de muy mal gusto.
Miró entre todos los caballos hasta que una cabellera dorada se apareció por su panorama. Una capa azul reposaba sobre sus hombros hasta casi tocar el suelo. Con el ceño fruncido y ya lista, comenzó a lanzar cada manzana que se posase sobre su mano hasta el desconocido intruso.
—¡¿Que te crees desconocido al pensar que te llevarías los caballos cuando existo yo como un buena peleadora?! ¡A no compañero, busca por otro lugar aquí no!
—¡Señorita! ¡Baje la mano!— El pobre principe con cuidado intentaba acercarse ante la chica que le golpeaba duro.
—¡Ni lo creas!—Laura se resistió cuando sintió como fuertes manos tomaban sus muñecas, al levantar su mirada contra el intruso malvado casí se pone a llorar de vergüenza al reconocer el joven rostro.
—Por favor pare de forcejear.
—¡Su majestad!
—Ese mismo—Una risa adolorida de parte del hombre no pudo más que sonrojar las mejillas de la castaña.
Rayos que esto le costaría la vida.
MiaMally2995
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Cenicienta (Raura)
Romance"Soñar, es desear la dicha de el porvenir, lo que el corazon anhela se sueña y se suele vivir" Desde lo más profundo del corazón. El sentido del querer y desear lo que en su momento se dice ser... Libertad.