Capitulo 2*

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La noche se despejaba de las altas nubes. La calida chimenea se apresura a ser prendida por los mozos para que la pequeña niña pueda mantenerse calida en su habitación.

-Gracias nanny-dijo una ya arropada castaña que sonreía agradecida a su amiga servidora.

-No hay de que pequeña. La noche es fría y por el momento no queremos que te de un resfriado. - La servidora se acercó para tocar su naricita y hacerla reír- ¿No es así?

Pasos se acercaron desde el lumbrar de la puerta. Un imponente y de antaño aura se acercó siendo reverenciado por la calida sirvienta.

-Que tenga buena noche, Amelia.

-¡Papá!- El grito de felicidad dejo escapar una carcajada de los mayores para que después la sirvienta desapareciera por la puerta.
La pequeña sin importar tener sus pies descalzos se avalanzó hasta abrazar las fuertes piernas de su padre.

<<-¿Qué libro me has traído esta vez?-preguntó con picardia sorprendiendo al mayor.

-Valla que lo recuerdas pequeña.

-Ya es tradición-extendió sus manitas y entre ellas se posición un pequeño libro con la portada de piel fina. En ella se podía leer... "El ruiseñor y la rosa"

-Una hermosa historia que espero se acomode entre tus sueños, pequeña-despeinó los cabellos de la menor enfrente suya que sin importar qué abrazo el torso de su padre para musitar un millon de gracias siendo correspondida con amor.

Una madre se había ido ya contra los años, pero el viejo amor los había unidos como familia tras el traspasar el tiempo. Su unión como familia se había vuelto tan fuerte como un hilo de vida de un dios romano.

-¿Laura?-preguntó temeroso su padre.

-¿Si?

-¿C-cómo se te hace esta nueva familia?-La pequeña le miró con ojos brillosos y relamió sus labios antes de sonreír con ilusión.

-Seres la mejor familia del mundo. Jugaremos y platicaremos por todas las tardes, ya me imagino nuestras cenas familiares y las navidades llenas de felicidad.

-¿Enserio te hace mucha ilusión?-Él la tomo entre sus brazos para estrujarla y sonreír aun más seguro.- Eres un hermoso sol. Lo sabes, ¿verdad?

-¿Mañana desayunaremos frutillas frescas?-Laura no tuvo más que mirar a su padre con suma confución al notar su mueca de poca felicidad.

-Volveré a la ciudad.

-¿Una semana?-preguntó con ilusión y un poco de tristeza por la que fuera la respuesta de su padre.

-Tres, pequeña.

-Papá...

-Lo siento mi sol-La recosto de nuevo entre las almohadas y cobijas. La arropo y dio un beso en su frente manteniendo sus labios por un momento. -No tardaré, lo juro.

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La mañana se había despertado con las nubes abajo. El cielo parecía estar más oscuro que la noche. Era bastante para que la gente de la gran casa estuviese triste, pero les partía el corazón escuchar los sollozos sonoros de la pequeña castaña. Alejarse de su padre y saber que él no se escaparía de la ciudad para tan solo darle un beso en su frente y desearle las buenas noches le hacía querer llorar. Su padre había sido su primer signo de amor después de decir adiós a su madre, por ello estos días eran tan dificíles.

-No esten tristes-intenta reanimar a todos con sus carismaticos comentarios. Besa las frentes de sus dos pequeñas nuevas hija y se acerca a la varoneza mientras le toma la mano. Sus ojos con sinceridad intentan dar el mayor signo de confianza. Besa su frente pronunciado que volvería pronto sin falta para después abrazarle y sonreirle con sinceridad.

Después se acerca al pequeño rayo de sol que por el momento de sus ojitos descienden gotitas de salada tristeza.

-No quiero que te vallas.

El mayor le mira enternecido y besa sus mofletes para por lo menos dar cosquillitas.

-Volvere pronto. Lo juro, cuando menos lo esperes estaré a tu lado con un nuevo libro.

-Lo juras con tu corazón.

-Lo juro con el corazón-La alzó con fuerzas y le dió una vuelta para sacarle una risita, tras bajarla se apresuro a darle la mano a todos sus mozos y sirvientes.

Compañeros que habían estado para él hasta el ultimo momento. Se acercó cerca de su caballo y tomo de la mano a su fiel sirviente.

-Que tenga buen viaje.

-Gracias. Cuida de mis hijas y mi esposa.

-Eso haré señor.

El tiempo fue lento desde ese momento. El hombre de la casa se alejaba y decía adios finalmente moviendo su mano. El caballo galopaba lo más rapidó hasta ya no ser visto. Todo mundo se comenzó a adentrar menos la pequeña castaña que hipaba de vez en cuando. Lo extrañaría en sobre manera... Extrañaría verlo, por que esa sería la ultima vez que lo haría.

Al poco tiempo recibieron una carta desde la ciudad no eran más que las mas duras palabras que terminarían llevando a la ruína la vida de aquella gran casa.

El padre del sol había muerto.

MiaMally2995

Cenicienta (Raura)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora