Capítulo 16

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Capítulo 16

Le gustaba ver al niño sonreír. Morganne era una buena compañera de juegos, aunque ella no era consciente de ello. A la muchacha simplemente le gustaba la idea de hacer sonreír al niño, y para ello parecía estar dispuesta a hacer cualquier cosa: desde saltar y gritar hasta dar volteretas por el suelo, poner voces extrañas o, simple y llanamente, reír a carcajadas.

Era curioso. A pesar de su complicado carácter, Morganne había logrado comprender a la primera la gravedad de la situación en la que se encontraban y sin que nadie se lo pidiese, había decidido ayudar. La muchacha sabía que ahora la necesitaban, y parecía dispuesta a colaborar. Siempre a su extraño y peculiar modo, pero al menos lo hacía, y eso era de agradecer.

Aunque el plan de Daniela para ocultar lo ocurrido a Van Kessel no funcionase, la mujer se alegraba mucho de saber que el muchacho estaba con vida. Su presencia en la Fortaleza le resultaba extraña, al igual que la de Morganne, sus risas y sus voces, pero le gustaba. Siendo una mujer soltera y sin hijos Daniela no podía evitar sentir cierta melancolía al verles ir y venir de un lado a otro llenos de energía y fuerza. Hasta entonces la asesora nunca se había planteado la posibilidad de que un niño formase parte de su vida. Ni ella ni nadie en la Fortaleza, desde luego. Ahora, sin embargo, con los dos jóvenes deambulando libremente por los pasillos, era inevitable volver la vista atrás y preguntarse si no se había equivocado al elegir su futuro.

—¿Daniela?

Nox contemplaba a Morganne y a Daryn jugar a las cartas desde la puerta del gran salón donde se encontraban cuando la llamada de Merian captó su atención. Por aquel entonces el agente llevaba prácticamente tres días sin dormir por decisión propia, pues el Parente le había dado permiso para ello, pero tenía bastante buen aspecto. Lejos de dejarse caer en la cómoda cama de su celda y disfrutar de su merecido descanso, Kaine había salido a las calles de la ciudad en busca de alguna pista que pudiese esclarecer el gran misterio de la desaparición de Tanith y los Ford. Y al igual que él, lo había hecho Aidur, el cual parecía más atormentado que nunca, Varick y, tras mucho insistir al Parente, el propio Thomas.

Todos habían salido en busca de noticias, pistas y rumores; rastros que seguir, pero nadie parecía haber dado con absolutamente nada. Tanith y los Ford, simple y llanamente, se habían esfumado de la faz del planeta.

—Te creía fuera.

—Acabo de llegar. —Merian la saludó con un beso en la mejilla—. ¿Alguna novedad?

—Nada. Varick aún no ha vuelto, pero no tardará. Thomas anda desaparecido también, y yo no voy a tardar en unirme a ellos.

—¿Y qué hay del jefe?

Nox se encogió de hombros. Tras pasar casi dos días perdido por Nifelheim, el Parente había regresado tan silencioso como se había ido, sin novedades y con una inquietante expresión cruzándole el rostro. Desde entonces se había encerrado en los laboratorios, junto a la paciente a la que llamaban Erinia. Daniela sabía que también había interrogado a Guzmán, pero la versión de éste no había variado un ápice.

Empezaba a preocuparla. El Parente nunca se había caracterizado por ser una persona a la que le gustase hablar abiertamente de sus sentimientos, pero en aquel entonces, más que nunca, no había dicho palabra alguna. Aidur estaba encerrado en sí mismo y, muy posiblemente, seguiría estándolo hasta que, de un modo u otro, las cosas mejorasen.

—En su línea: anda encerrado en los laboratorios con Erinia. Apenas me ha explicado nada de lo que pasó en Acheron. De hecho ni tan siquiera sé quién es esa cría. ¿Tú tampoco vas a contarme nada?

—¿Yo? —Kaine se encogió de hombros— Sin permiso del jefe mis labios están sellados, ya lo sabes, Dani. De todos modos, creo que esta vez es mejor que no sepas nada. Cuando Varnes venga aquí a patearnos el culo a todos por haber metido las narices donde no debíamos quizás tú te salves.

ParenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora