Prólogo

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"La percepción de la belleza es una prueba moral."


- HENRY DAVID THOREAU.

Desde que todo el mundo tiene memoria, los alumnos llegan


a la secundaria Mount Washington el último lunes de

septiembre para encontrarse con una lista que nombra a

la más linda y la más fea de cada grado.

Este año no será diferente.

Alrededor de cuatrocientas copias de la lista cuelgan en varios

lugares de notable importancia. Una se encuentra sobre los urinarios del

baño de chicos del primer piso, otra cubre el recién anunciado reparto

de la producción del club de drama para este otoño, "Dinero caído del

cielo1", y otra está escondida entre los panfletos sobre violencia en el

noviazgo y depresión, en la enfermería. La lista se encuentra fija a las

puertas de las taquillas, deslizada en los cajones de los escritorios,

engrampada en los tablones de anuncios.

La esquina inferior derecha de la hoja ha sido adornada por un

sello estampado, dejando la marca de la secundaria Mount Washington

representada con un dibujo en líneas-antes de salir a la piscina

cubierta, el nuevo gimnasio, la nueva ala de ciencias de alta

tecnología agregada recientemente. Este sello había certificada todos

los diplomas de graduación antes de haber sido robado de la oficina

del director hace algunas décadas.

Actualmente, es una pieza mítica de contrabando usada para

desalentar a los copiones o competidores.

1 Dinero caído del cielo, musical realizado en el año 198. Arthur Parker, un vendedor de

partituras musicales, está casado con Joan, aunque su matrimonio no va bien a causa

de la enfermiza timidez de su mujer. Durante un viaje, Arthur conoce a Ellen, una

maestra con quien mantiene una relación, pero ocultándole su condición de casado.

Nadie sabe realmente quién realiza la lista cada año, o cómo se
transmite la responsabilidad, pero el secretismo no ha impedido la
tradición. En todo caso, el anonimato garantizado hace que el fallo
luzca más absoluto, imparcial, objetivo.
Y así, con cada lista nueva, las etiquetas que normalmente hacen
picadillo a las chicas de la secundaria Mount Washington en billones de
diferentes distinciones, (farsantes, populares, perdedoras, escaladoras
sociales, atletas, cabezas huecas, niñas buenas, chicas malas, chicas
femeninas, chicas masculinas, zorras, zorras en el closet, vírgenes
renacidas, puritanas, sobre-triunfadoras, vagas, drogadictas,
marginadas, originales, frikis y fenómenos, para nombrar algunos pocos)
desaparecen. La lista es refrescante en ese aspecto. Esta reduce a la
población femenina a tres simples grupos.

Las más lindas.
Las más feas.
Y el resto.

Esta mañana, antes de la campana para la primera clase, cada
chica en Mount Washington sabrá si su nombre está en la lista o no.
Las que no lo están, se preguntarán cómo se sentiría estar en ella,
ya sea bueno o malo.
Las ocho chicas que sí lo están, no tendrán otra opción.

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