Capítulo 1.-

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Mi historia comenzó hace unos cuantos años. La historia de una chica que dividió su espíritu y rompió barreras. Una historia de amor que aún con tropiezos sigue avanzando y al parecer no piensa detenerse.
Todo comienza un día donde lo esperado no llegó y lo impensado tocó las puertas ocultas de un corazón aprisionado y seco.
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- Mamá, no creo alcanzar a depositar el dinero hoy – sollocé en mis débiles intentos por impedir ser obligada a perder el tiempo de la manera más absurda según mis deducciones… en un banco.

- Te conozco, sé que no quieres ir hija mía, pero te necesito… - “AUCH” - …eres mi único apoyo y lo sabes bien – doble “AUCH”, se acercó con la disposición de acariciar mi cabeza, siempre lo hacía.

- Lo sé – suspiré – iré.

- Mamá ahora saldrá a trabajar – con pequeños pasos se dirigió a la entrada – Te dejé un poco de dinero en la mesa, cuando salgas de la escuela y deposites eso por mí, puedes hacer uso del dinero como mejor te parezca – continuó – después de todo ya tienes 18 años, puedes salir a divertirte, solo no llegues exageradamente tarde.

Al fin llegó a la puerta, abrió y se fue. Siempre hacía lo mismo, ya llevo un gran ahorro por cada vez que me instaba a salir a fiestas, pero ese no es mi estilo. Cada vez que deja dinero o insinuaba que llegaría tarde pues yo sólo me dedicaba a componer música, junto a mi guitarra, en algún lugar solitario…eso para mí es pasarlo bien.
Mi lugar favorito irradia fantasía, una casa abandonada, cerca del vecindario. La gran vivienda tenía un estilo oriental, ya sea, japonés, chino o coreano. Aun así no se confundan, no tiene el aspecto estereotipado de casa abandonada, no está vieja ni llena de espíritus. Al contrario, me parece que está más limpia que mi propia casa, de vez en cuando he logrado huir de una especie de “capataces” y mucamas que rondan el sector, no siempre están, es como si vinieran dos o tres veces a la semana para mantenerla limpia. El jardín es lo más hermoso que puedas imaginar, pasto verde, como una pradera. Un lago bastante grande con flores de loto adornando con fineza y prestigio ese lugar ancestral.
Hay un árbol en especial que amo, un sauce a las orillas del lago, es el lugar donde suelo sentarme a componer, cantar una que otra canción, tararearlas. En fin, hago muchas cosas.
Ha habido ocasiones donde la adrenalina me ha subido a mil, debido a que como anteriormente mencioné, a veces suele venir gente a mantener este lugar. Recuerdo como si fuera ayer la primera vez que casi muero de un ataque cardíaco; Quise subir por el muro como lo había hecho anteriormente, pero no contaba con que caería encima de un caballero, un capataz, que quedó inconsciente luego de mi audaz entrada, corrí por el patio buscando la manera de salir lo más rápido posible,  Probablemente algún día deba abandonar aquel mágico lugar pero mientras dure, voy a aprovecharlo y huir cuantas veces sea posible.
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Luego del atareado día “escuela – banco” procuré cambiar mis ropas; una falda rosa pastel, una polera blanca que introduje en la falda creando una especie de globito en mi abdomen. Mis zapatillas favoritas y el poleron rosa terminaron por alistar mi aspecto y me dirigí a buscar mi guitarra y algunos snacks, además del agua indispensable para mi diario vivir.
El camino hacia el sauce me consumía entre diez a quince minutos. Tener mi celular y un par de audífonos eran suficientes para soportar cualquier ráfaga de monotonía.
Así llegó el momento. Cuando me encontraba en la cuarta canción de mi lista de reproducción, arribé al lugar deseado. Se me hacía complicado pasar, pero valía la pena, sin duda si es que existían cámaras por ahí me tenían más que identificada, pero tengo mi discurso listo; “Creí que estaba abandonada, si no querían que nadie entrara al menos podrían poner carteles u otras cosas, las casas son para vivir no para mantenerlas ahí como si hubiera gente que no necesita hogar”, con eso ya no podrían decir nada y me dejarían salir sin lugar a dudas. Una vez dentro del recinto me dispuse en dirección al sauce, mi mejor amigo sauce. No soy de tener muchos amigos, tengo una especie de trauma psicológico después de que mis mejores amigas en la primaria me hayan engañado y junto a unos chicos lanzaron mi mochila al retrete solo por ser nueva. Desde ese hermoso día decidí no tener sentimientos por nadie que no fuera mi familia, mi madre y mi hermano mayor significan todo para mí.
El día estaba caluroso pero corría una brisa fría muy agradable. Cuando llegué al sauce dejé mis cosas en el pasto y me senté en su regazo. No había nada más agradable que la soledad en ese lugar. Silencio y quietud son mis palabras favoritas. El día en el que el destino me arrebate esto, de seguro lloraré.

I found my hope.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora