— Te amo — dijiste sin pena, mirándome a los ojos— ¿me amas? — preguntaste, pude sentir miedo en tu voz. Ya debías saber la respuesta pero aun así hiciste la pregunta, tal vez con esperanzas de que mi respuesta fuera distinta a la que esperabas...pero lamento no sea así.
— No — solté sin mirarte ¿cómo hacerlo? Te estaba rompiendo el corazón y no soportaría ver tu rostro al hacerlo — eres mi amigo, Peter, mi mejor amigo y te quiero pero...no puedo amarte, no como quieres al menos. Perdona me, pero no puedo hacerlo.
— ¿hay alguien más?
— No, no hay alguien más pero entiende que esto no estaba bien.
— Dame un buen motivo para creer que no está bien y no me salgas con tus escusas baratas sobre la religión, edad y sociedad, Kurt.
— No insistas, Peter — dije dándome la vuelta, no quería quedarme, sabia esto no terminaría bien para ninguno.
— ¡Entonces contéstame! — Tomaste mi muñeca para evitar que me fuera — No volveré a insistir, desapareceré de tu vida si así lo quieres pero dame una razón para hacerlo...que hay alguien más, que me odias por ser así, que piensas soy un estorbo o un perdedor con quien no conviene relacionarte, lo que sea pero que sea la verdad.
Querías la verdad, pero no podía dártela. No quería hacerlo porque aceptar lo que siento me llevaría a romper el único pecado que estaba seguro no romper, era aceptar que he ido encontrar de mis creencias religiosas y defraudado al dios en el que creo. Pero no lo hago solo por eso, si no por ti, no soportaría vivir sabiendo que si te digo la verdad solo sellaré tu boleto al sufrimiento eterno.
Todos te aceptan y te quieren sin importar tu pasado, puedes vivir tu vida normal sin problemas pues tu aspecto no te lo impide. Me has contado tu historia y yo te he dicho la mía, vivimos rodeados de miradas que solo nos juzgaban. Ahora estas libre de eso y no pienso permitir vuelvas a ello, no quiero todos te mire con el desapruebo y el asco con el que me miran a mí.
— No te amo — mire al piso — te detesto por hacerme sentir así; el como mi corazón late cuando estoy contigo, el cómo te recuerdo a cada momento y lo único que deseo es estar a tu lado — intente zafarme del agarre para irme pero tú me lo impedías — el hacerme odiarme por esto a tal punto de provocar que hiciera otra marca al darme cuenta de lo que sentía por ti. — por primera vez alce la cara para mirarte, intente no llorar pero los sentimientos me habían ganado — ¡Te odio!, ¡¿Lo escuchaste, es suficiente para ti?!
Te vi llorar y calle cualquier cosa fuera añadir en ese instante, tu solo me mirabas dolido mientras lo hacías, aflojando lentamente el agarre de mi muñeca. Me arrepentí de inmediato de todo lo que había dicho, no te odiaba, nunca podría hacerlo, pero el daño estaba hecho y no podía arreglarlo...quizá esto era lo mejor.
— ¿Entonces esa es tu verdad? ¿Me odias? — no me atreví ni siquiera a abrir la boca, si lo hacía solo terminaría por negarlo, pedir tu perdón y no dejarte ir. — dímelo otra vez sin esa mirada de arrepentimiento. Dime todo eso viéndome a la cara y me iré.
— Dijiste no insistir, cumple tu palabra y no me hagas repetirlo — moví con brusquedad mi brazo para liberarlo — mereces algo mejor que yo — susurré inconsciente.
— ¿entonces es por tu aspecto? ¡Con un demonio Kurt, si eso me importara no estaría aquí como idiota insistiendo por una oportunidad. Puede seas diferente a todos pero eso es lo que te hace especial y bello ante mis ojos.. Para con todo esto si ese es todo tu maldito problema! — Gritaste — ¡deja de decir cosas que nunca creí escuchar de ti solo por crees que yo merezco algo mejor! Piensa un momento en lo que tú quieres... porque yo estoy seguro no quiero a nadie que no seas tú.
— ¿lo que quiero? Quiero que entiendas que no es solo por eso Peter, tengo creencias que romperé si decido estar contigo, tengo demasiadas miradas de asco y odio con solo mi aspecto como para añadirle más por el hecho de que tendría una relación antinatural contigo. — tape mi rostro con una de mis manos, no quería esto terminara así, quería seguir siendo tu amigo y estar a tu lado pero todo se me salió de las manos y terminaba diciendo cosas que no quería decir — quiero que te vayas...solo deja me solo.
No hubo respuesta de tu parte, solo aquel sonido sabía bien anunciaba te habías ido. ¿Qué fue lo que hice? ¿En serio era más valiosa las creencias influidas por la iglesia que las mías propias? ¿Era más el miedo al caer en el infierno que el perderte y pasar no solo la vida si no la eternidad lejos de ti? La respuesta a ello llego tarde pero no lo eran, y si lo fueran no explicaría que es esta opresión en mi pecho, el inmenso dolor que siento o porque no puedo parar de llorar ahora se te herí demasiado y no podre verte otra vez.