Acto Tercero

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Sale FINEA


FINEA: ¡Amor, divina invención de conservar la belleza de nuestra naturaleza, o accidente o elección! Extraños efectos son los que de tu ciencia nacen, pues las tinieblas deshacen, pues hacen hablar los mudos; pues los ingenios más rudos sabios y discretos hacen. No ha dos meses que vivía a las bestias tan igual, que aun el alma racional parece que no tenía. Con el animal sentía y crecía con la planta; la razón divina y santa estaba eclipsada en mí, hasta que en tus rayos vi, a cuyo sol se levanta. Tú desataste y rompiste la escuridad de mi ingenio; tú fuiste el divino genio que me enseñaste y me diste la luz con que me pusiste el nuevo ser en que estoy. Mil gracias, Amor, te doy, pues me enseñaste tan bien, que dicen cuantos me ven que tan diferente soy. A pura imaginación de la fuerza de un deseo, en los palacios me veo de la divina razón. ¡Tanto la contemplación de un bien pudo levantarme! Ya puedes del grado honrarme, dándome a Laurencio, Amor, con quien pudiste mejor, enamorada, enseñarme. 


Sale CLARA


CLARA: En grande conversación están de tu entendimiento.

FINEA: Huélgome que esté contento mi padre en esta ocasión.

CLARA: Hablando está con Miseno de cómo lees, escribes y danzas; dice que vives con otra alma en cuerpo ajeno. Atribúyele al amor de Liseo este milagro.

FINEA: En otras aras consagro mis votos, Clara, mejor; Laurencio ha sido el maestro.

CLARA: Como Pedro lo fue mío.

FINEA: De verlos hablar me río en este milagro nuestro. ¡Gran fuerza tiene el Amor, catedrático divino!


Salen MISENO y OCTAVIO


MISENO: Yo pienso que es el camino de su remedio mejor. Y ya, pues habéis llegado a ver con entendimiento a Finea, que es contento nunca de vos esperado, a Nise podéis casar con este mozo gallardo. 

OCTAVIO: Vos solamente a Duardo pudiérades abonar. Mozuelo me parecía de éstos que se desvanecen, a quien agora enloquecen la arrogancia y la poesía. No son gracias de marido sonetos. Nise es tentada de académica endiosada, que a casa los ha traído. ¿Quién le mete a una mujer con Petrarca y Garcilaso, siendo su Virgilio y Taso hilar, labrar y coser? Ayer sus librillos vi, papeles y escritos varios; pensé que devocionarios, y de esta suerte leí: Historia de dos amantes, sacada de lengua griega; Rimas, de Lope de Vega; Galatea, de Cervantes; el Camoes de Lisboa, Los pastores de Belén, comedias de don Guillén de Castro, liras de Ochoa; canción que Luis Vélez dijo en la academia del duque de Pastrana; obras de Luque; cartas de don Juan de Arguijo; cien sonetos de Liñán, obras de Herrera el divino, el libro del Peregrino, y El pícaro, de Alemán. Mas ¿qué os canso? Por mi vida, que se los quise quemar.

MISENO: Casadla y veréisla estar ocupada y divertida en el parir y el criar.

OCTAVIO: ¡Qué gentiles devociones! Si Duardo hace canciones, bien los podemos casar.

MISENO: Es poeta caballero; no temáis. Hará por gusto versos.

OCTAVIO: Con mucho disgusto los de Nise considero. Temo, y en razón lo fundo, si en esto da, que ha de haber un Don Quijote mujer que dé que reír al mundo. 


Hablan OCTAVIO y MISENO a un lado


Lope de Vega - La Dama BobaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora