Miedos...
El lobo gris regresó hasta su casa esa que más que eso parece una cueva, los tonos grises resaltaban en el paisaje, ese hombre malo, falto de sentimientos caminaba en círculos en su habitación, queriendo entender por qué Madeleine es tan parecida a ella, abrió uno de los cajones de golpe donde una fotografía se dejaba ver cortada a la mitad desgastada por los años donde solo la dulce sonrisa de una mujer se mantenía intacta.
— ¡No entiendo! — gruño el lobo dejándose caer en uno de los sillones.
Desde que empezó su búsqueda por Jorge; al cambiarse el nombre solo lo encontraron con su niña años después, jamás se preocupó por buscar registro de quien fue su esposa o la madre de la pequeña, pero ahora necesitaba saber por qué ella tiene sus ojos. Llamo a uno de sus hombres en México exigiendo toda información que pudieran recolectar, Jorge se había esmerado en esconder todos sus rastros y no le sería fácil llegar a una conclusión rápida.
Renato regresó por la noche a esos rincones desolados de un pueblo tomado a la fuerza caminaba dentro de la casa sin intención de entrar a donde lobo gris estaba, no le tenía nada de información fructífera de la conversación con Rosalba y no deseaba lidiarlo con mal humor en esos momentos, se quedó sentado en uno de los sillones de la sala mirando como la luna alumbraba el paisaje desolado y gris de afuera.
—Así que aquí te escondes — la voz ronca del hombre lobo pelirrojo le hizo sonreír para el mismo.
—Oh, me has encontrado — dijo con sarcasmo.
—Cuando entras tratando de pasar desapercibido es porque no lograste algo que el lobo gris te mando — caminó hasta él sentándose en el otro sillón, acomodando con cuidado su cuerpo, la falta de uno de sus brazos perdido en la batalla contra Alexter aún le hacía perder el equilibrio.
—Pues, no deberías de reírte de mí, ya que esto también es de tu incumbencia— el pelirrojo lo miro con el ceño fruncido tratando de entender «ok, creo que no entiendes es sobre Madeleine el señor quiere saber de ella, estábamos a punto de atacar la casa y sale ella gritando tras Alexter y el lobo gris simplemente se detuvo y se fue, pero antes mostró un interés poco usual» terminó el otro esperando respuesta.
—Ya veo, no creí que fuera necesario dar explicaciones de esa joven... — se acomodó incómodo en el sillón.
—Entonces tú sabes de ella, me he roto la cabeza camino aquí pensando que decirle al lobo gris y tú me sales con esa calma — cruzo los brazos molesto.
—Realmente no encontré mucho, solo que es hija de Jorge y una joven mujer que falleció cuando ella era muy pequeña, no sé al año de su nacimiento los registros están muy bien guardados y con nombres diferentes — dijo otro restándole importancia.
— ¿Quién es su madre? — el gruñido del lobo gris los alerto de su presencia.
—Su nombre estaba como Angélica — dijo el otro sin problema
— ¿Sabes cómo fue físicamente esa mujer? — dijo acercándose a ambos.
—Encontré unas cuantas fotos en casa de Jorge, pero son solo de Madeleine — contestó, se estaba angustiando por la presencia del otro «¿Puedo preguntar el porqué de su repentino interés en esa muchacha?» dijo por último.
—No, no puedes... solo necesito que hagan ustedes dos una cosa — gruño para después ordenarles.
Madeleine despertó aún sintiéndose envuelta en el mejor de los sueños, observo la ventana y dispuesta a mirar la hora en su reloj giro su cabeza a la mesita de noche que está detrás de ella, una rosa de color rosa perfectamente acomoda sobre esta le hizo incorporarse deprisa y tomarla entre sus manos, perfectamente abierta exponiendo sus pétalos a la vista, se acercó a olerla y la fragancia le hizo sonreír, sabía de parte de quien era, se acostó en la cama de nuevo mirando al techo con la rosa en su pecho, coloco una de sus manos en su frente intentando controlar los miles de sentimientos que viajaban dentro y ese revoloteo en su estómago que tenía años sin sentir, ese que sube de golpe y te hace sonreír plenamente, tapo su boca porque un grito de emoción saldría de ella, respiro varias veces hasta patalear de emoción, se levantó alegre dejando la rosa en su lugar y entrando al baño para alistarse, tarareaba una canción que ni ella misma recordaba, minutos después ya lista para salir se paró frente al espejo y acomodo su cabello de lado dejándolo suelto, mientras caminaba por el pasillo recordó a la madre de Max en una de las habitaciones, camino de prisa para no topársela bajando apurada los escalones, antes de poder avanzar fue tomada por la espalda atraída debajo de las escaleras, antes de poder gritar Alexter la tomaba del rostro para besarla con pasión y así frenar su grito.
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El alfa enamorado ✔🐺🌌
Hombres LoboMadeleine Villarreal ha perdido al único miembro de su familia que le quedaba, está sola en el mundo buscando una salida, cuando el mejor amigo de su padre responde a una promesa y le da una oportunidad de huir del dolor y buscar nuevos horizontes e...