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Cenizas cayeron al suelo manchando el reluciente piso. Una sonrisa de maldad se mostraba en la cara, al lado de el malvado estaba su hermanastro que miraba con una cara de arrepentimiento. Geremy era el bueno de sus hermanastros y Deo era el malo. Era tan diferentes que no creía que eran gemelos. Geremy era más atractivo que su gemelo Deo pero era opacado por este y por su padrastro Imre. Ambos eran tan malvados quienes sufrían era los sirvientes, Geremy y él, Calypso.

—Limpia esto Cenicienta y recuerda, si no esta limpio para la tarde, madre te castigara—un escalofrío recorrió su cuerpo.

Recordaba muy bien los castigos, es más, aún no cicatrizaban las heridas que antes le causo su padrastro doncel. Al principio creyó que nadie podía ser tan malo pero se equivocó. La llegada de su padrastro y hermanastro le dio entender que había personas crueles en este mundo. Excepto Geremy, él era diferente. Tierno y amable, un hermano para él, solo que su padrastro lo trataba como si fuera un sirviente. Pobres. Ambos estaban destinados a una vida de maldad.

—Si Deo—su mano se posicione en el suelo y Deo la piso. No grito para no darle el placer de hacerlo sufrir.

—Para ti soy Lady Deo, estúpido Cenicienta—Deo se fue y Geremy lo miro con tristeza. Unas lágrimas se asomaba en los ojos del mayor.

—Yo...lo siento Calypso, intente de to...—Calypso lo interrumpió.

—Tranquilo, no es tu culpa y es mejor que vuelvas a tu deberes, a menos que quieras que tu padre te castigue—Geremy se asusto y salio de ahí para hacer sus deberes.

Dio un suspiro para limpiar el desastre que hizo Deo aún con el dolor de la mano y es que presiono tan fuerte con los zapatos de tacón que le hizo sangrar.

¿Por qué era así su vida? Desde que murió su madre, la condesa de Champfort, su padre vivía en soledad criándolo él solo pero no era suficiente. Necesitaba a alguien que le enseñara que era ser un doncel y se caso por segunda vez. Se caso con Imre, de ahí todo normal hasta que murió su padre. Imre lo empezó a tratar como un sirviente y si no hacia las cosas bien, lo castigaba hasta dejarlo sangrar. No le tenía miedo pero no tenia lugar para dormir, así que aguanto los maltratos por años.

Triste su vida, él debía estar en el lugar de su padrastro siendo una "condesa" para todos y buscar marido, pero Imre lo sabia y le quito todos los privilegios. Lo detestaba pero había una razón para eso, para que lo tratara mal. Siempre había una razón o eso quiso creer.

La noche avanzaba y el piso relucía como antes. Dio un suspiro. Era hora de preparar la cena junto con las criadas. Ellas lo quería demasiado desde que nació, eran las únicas que se quedaron en aquel lugar porque tenían la esperanza que algún día él desposara a alguien que amaba y lo llevara lejos de esos malvados. Y él tenia esa esperanza pero quien se enamoraría de él, un sirviente. Nadie en su sano juicio.

Al entrar, las criadas le sonrieron y él les sonrió como pudo. Estaba cansado.

—No te preocupes por la cena, ya lo hicimos—eso lo sorprendió, siempre lo esperaban para hacer la cena.

—¿Por qué?—ellas sonrieron y una se acercó con un pequeño pastel con una vela. Era su cumpleaños.

—¡Feliz cumpleaños Calypso!—dijeron todas ellas con alegría. Él estaba feliz. Ni recordaba su cumpleaños por las tareas.

—Muchas gracias—iba a llorar pero se aguanto las lágrimas.

—Pide un deseo—dijo la que sostenía el pastel.

—Si—cerro los ojos.

Deseo salir de este lugar y ser libre.

Sopló la vela con una sonrisa pero por alguna razón se sentía raro. Como si su deseo se cumpliera y lo esperaba con ansia.

—¿Qué es esto?—la voz de Imre sonó en la cocina asustando a todos.

—Es mi cumpleaños, condesa Imre—Imre sonrió de lado.

—Entonces te daré tu regalo, te esperó en la habitación, tu sabes cual—su cuerpo se estremeció.

—Si, su condesa—bajo la cabeza. Ni siquiera en su cumpleaños lo dejaba de castigar.

—Y ustedes, sirvan la cena, buenas para nada—las criadas corrieron y Imre rió saliendo de la cocina.

Lo pasaría muy mal esa noche, con dolor y sangre.

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Publico esta novela para ver como va y esta es el segundo cuento de las Crónicas cuentos del ayer.

se despide.

Sigrid Araya B.

Cuento N°2: A Media Noche-Crónicas Cuentos Del Ayer (Gay/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora