Sus brazos se aferraba al cuerpo al cual le proporcionaba calor en esa noche tan fría.
La consecuencia de vivir sólo en una cabaña es que no había más cama y como todo un caballero, Adley le cedió la cama alegando que él dormiría cómodamente en el suelo.
Calypso se negó y puso de excusa que hacía frío sólo para que el ladrón durmiera en una cama fuera del piso donde aseguraba un dolor de espalda. Ya había dormido antes en el suelo y como tal, el dolor de espalda no era agradable, menos cuando trabajaba.
Los rayos del sol, cual se colaban por las cortinas, llegaron a su cara haciendo que abriera los ojos.
Sus mejillas de sonrojaron por tal atrevimiento suyo de abrazarlo, pero se sentía tan acogedor y abrigado que no quería soltarlo, incluso hizo que durmiera más de la cuenta sabiendo que él se despertaba a las cinco (a veces a las seis) de la mañana para empezar su trabajo.
Recuerdos de la conversación de la noche vinieron a su mente con gran facilidad.
Se empezaron a conocer mejor cuando el tiempo era más amplio. Conoció cada detalle de la vida de Adley. Cada sufrimiento, sonrisa y enojos que pasó por su vida, y él conoció las suyas.
Su mirada nunca fue de desprecio, lástima u otro sentimiento que no le gustaba. Fue de comprensión y apoyo. Sus historias eran parecidas, pero no similares y entendían el dolor que el otro tenía.
Dormir juntos en la misma cama fue un apoyo de ambos para combatir con las pesadillas que los atormentaba.
Por primera vez en la vida Calypso no despertaba por una pesadilla de él o de Geremy.
Hablando de él, tenía una leve sospecha de quién podría ser su amado por la pista que le dio Adley, él cual conocía a este misterioso que se llevó a su hermano. Pero prefería que este se lo llevará a que un duque depravado lo desposara y lo hiciera sufrir por sus perversiones, menos cuando estaba embarazado.
Por el momento debía prepararse para el baile porque iría para despejar sus dudas.
Cuando Adley despertó, fue por un aroma que lo dejó salivando. Un aroma exquisito que provenía de la cocina.
Busco por la habitación la camisa que anoche se quitó para dormir bien. Su cuerpo generaba calor y con un cuerpo ajeno abrazándose a él sería insoportable el calor en la noche.
Calypso podría tener frío, Adley lo abrigaría con su cuerpo.
Camino fuera de la habitación que se encontraba en la única planta que había en la cabaña.
La cocina estaba algo lejos, al final de la cabaña cual tenía una puerta trasera.
Al llegar, vio como Calypso colocaba el huevo en un sartén después de romperlo. Tarareaba una dulce canción que sólo le hizo sonreír.
Se apoyo en el marco de la puerta viendo los movimientos de Calypso que parecía memorizado, pero a la vez la gracia que era sólo de él.
—Buenos días—mencionó viendo como el doncel se estremecía, aunque después soltó una risita que se le apeteció maravillosa.
—Buenas tardes, diría yo, ya pasa de las doce Adley—una sonrisa fue dedicada sólo a él.
Le gustaba.
Calypso dejo el huevo en un plato junto con otros agregados.
Si el doncel vivía ahí con él todos los días, lo amaría para siempre y no lo soltaría.
Pero claramente no podría complacerlo del todo.
Había en su pasado que lo marcó.
Su cara mostró una mueca que noto el menor.
—No pienses en nada en este momento, sólo disfruta ¿Bien? —asintió con la cabeza.
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Un baño era lo que necesitaba para calmar el ardor de su cuerpo. Normalmente eso lo calmaba con la pomada que hacía Geremy, pero no sabía cómo hacerlo. Una vez lo intento, pero no sirvió de mucho, sólo aliviar de momento y nada más.
Las de Geremy parecía que lo ayudaba a cerrar las heridas, pero esta vez no estaba.
Necesitaba un baño.
Cuando lo tuvo, todo el ardor se fue.
Una toalla cubría sus partes nobles y otra en la cabeza.
Se miro en el espejo viendo lo que dejó su padrastro. Heridas que aún no cicatrizaban, cuales fueron recientes antes de que Adley lo salvará. Otras cicatrices y quemaduras que dolían, uno por uno.
Su padrastro se había encargado de no dejar rastro de piel sin lastimar. Su intensión era que nadie lo quisiera por su cuerpo. Que diera asco y todos se alejaran por su monstruoso cuerpo.
Y ese doncel siempre se justificaba diciendo que era para que conociera lo malo del hombre.
Nunca vería lo malo del hombre, pero si las consecuencias que deja e Imre era una consecuencia de aquello.
La madre de Adley también lo eran. Todos eran víctimas del lado malo de un hombre, que después se convertían en victimarios para hacer más víctimas. Él no se volvería victimario.
Intento taparse cuando vio el reflejo de Adley en el espejo.
Este lo miraba, pero no podía saber cuál era la emoción que sentía, estaba neutro.
—No...yo...no...—intento decir algo coherente cuando se volteo.
El ladrón sólo se acercó a él. Levantó su mano para tocar una herida que estaba en horizontal. Resaltaba en las yemas de sus dedos.
—¿Duele? —sus ojos miraron a los del menor.
—Esa no duele, fue una de las primeras que me hicieron—trago saliva.
—De verdad que él no tiene perdón de Dios—seguía tocando las cicatrices, las que parecía antiguas—. No tenía el derecho de lastimar a un ángel como tú, no importa cual fue su justificación, no lo tenía.
—Adley.
—Déjame besar cada una de tus heridas, se que piensas que siento asco, pero no es así, quiero demostrárselo de esa manera—sus ojos picaban por las ganas de llorar—. Quiero hacerte sentir amado.
—Yo quiero ser amado—lágrimas descendieron por sus mejillas, cuales fueron limpiadas por los dedos del mayor.
—Y haré que te sientas de esa manera.
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Cuento N°2: A Media Noche-Crónicas Cuentos Del Ayer (Gay/Yaoi)
RomanceLa historia del zapato de cristal, el vestido azul y las campanas de media noche. En esta versión Yaoi de la cenicienta se daran cuenta que no es la misma que todos sabemos. A D V E R T E N C I A Esta novela es Yaoi, hombrexhombre, chicoxchico, boyx...