Nadie podrá separarme de ti

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— ¿Te gusta está?

Sonrió a pesar de las fuertes miradas en su espalda, Taemin sonrió sin importarle las demás personas en el supermercado, él solo era un cliente más comprando un poco de yogurt, joder, no era necesario tantas miradas. Intentó no estar tenso, lo menos que tenía que hacer era estarlo, sonrió complacido debía respuesta de su acompañante, las compras seguían como debían.

Había salido esa bonita tarde de verano, no hacía demasiado calor para ir a dar una simple vuelta al local que quedaba a unos pasos de su casa, había que abastecer algo en la nevera para el resto de la semana, así que había aprovechado de convencer a Minho que salieran aunque sea un rato, le costo, pues él hombre era un poco testarudo, hasta que logro hacerlo, pues su prometido jamás pudo  resistirse a su encantos y eso le gustaba.

Pensar en Minho le ponía de muy buen humor, agradecía que era fin de semana y podía pasársela a su lado, su compañía le alegraba tanto, no evito mirarle con amor cuando iban devuelta a la casa en taxi, notó los oscuros ojos prendidos con los suyos haciéndolo reír algo cohibido, él mismo de acercó acurrucado contra su duro cuerpo, al menos pensando en que lo había visto sonreír.

Se conocieron a finales de secundarias sin saber que habían pasado esta en su totalidad como completos extraños, lo divertido había sido de la manera en que lo hicieron, pues Taemin era siempre molestado por una chica ostigosa, una zorra, que siempre trataba de hacerle quedar mal, o desgracia su vida ¿Por qué lo hacia? Simplemente porque las extensiones que se había colocado con Key -Así le decía a su tío- lo habían dejado demasiado bonito llamando la atención de la mitad de la escuela. Resulto que en uno de esos enfrentamientos la chica arrojo el vaso de bebida desde tan lejos que no supo razonar que Taemin podía esquivarlo, solo que cuando lo hizo dio en Minho, justo a su hermano. Pasó que el hombre era corto de genio, y luego de gritarle así hermana que escapo con el maquillaje corrido en lágrimas, le peleo a él que nada tenía que ver con la violenta esa.  No que no calcularon era que se resbalara Minho con el liquido en el suelo terminando inconsciente en piso y con Taemin ayudándolo en la enfermería. Luego de aquel día ya no era la chica la ostigosa sino Minho, su hermano, que quiso hablarle a toda costa.

Con el tiempo el amor nació, estando en la misma universidad en facultades cercanas, Minho educación y Taemin en artes, tocaban recesos en el mismo horario debían verse, ya sea solo para beber agua o fumar un cigarrillo, se mantenían en mutuo contacto. El amor se concreto en una tarde de cine en lo que a los dos se les ocurrió ver una película de acción, pero la única que acción que hubo fue cuando sus labios chocaron luego de estarse mirando tanto tiempo, hasta el público de ese entonces pedía.

Ahora a sus 32 años, uno menos que su prometido se sentía más enamorado que nunca, Minho era el gran amor de su vida, todo, compartieron tantas cosas que no se imaginaba estar si él. Sabía que para su moreno era lo mismo, tenían cosas igual, como el pensar cosas similares, coincidir en ciertos gustos, incluso una especie de telepatía que demostraba la fuerte conexión de sus corazones. Para ambos era necesario estar en la compañía del otro.

— Ming~ este jugo sabe bastante bien ¿Quieres un poco?

Ya hace poco había partido un poco de piña, moliéndola en una de esas cosas para preparar jugos naturales, dejando una excelente contextura, acerco la pajilla a su boca sonriendo cuando Minho ya había bebido teniendo nuevamente esos oscuros ojos que le avergonzaban tanto en ellos, solo que esta vez no se oculto se acomodo encima de las piernas de su prometido quedando ahorcadas, no había problema estaban en la cama viendo una película cuando ya se le había atonjado algo de beber.

— Mi amor~

Taemin le llamo esperando a que acabará de comer para dejar de un lado el brazo, siendo cuidadoso apoyo sus manos en el pecho de su futuro marido teniendo unas ganas enormes de besarlo, aunque los ojos del mayor ya habían delatado que quería lo mismo.

Contigo hasta el finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora