Capítulo 3

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-Any... -Ella me miró a los ojos y luego a los labios y lo comprendí... Quería que la besara, deseaba tanto como yo que la besara. Sonreí para mis adentros, pegué mi cuerpo al suyo y la besé, la besé intensamente como ella a mí. La pasión no se hizo esperar y mientras mi lengua exploraba su boca ella colocó sus piernas alrededor de mi cintura, yo la sujeté y profundice más el beso. Sus manos estaban alrededor de mi cuello y nos besábamos intensamente. Pasaron unos minutos y mis labios exploraban su cuello, su oreja, estaba perdida en Anahí. Anahí tomó mi rostro y volví a su boca. Esta mujer me estaba volviendo loca. Estábamos envueltas en el beso hasta que escuchamos un fuerte ruido que nos hizo separarnos.

-¡Dulce, Anahí! -Gritó mi padre luego de que su maletín cayera al suelo. -¡Santo cielo!

-Padre yo... -Se veía realmente enfurecido y consternado.

-¡Vete a tu cuarto Ahora!

-Lo que viste...

-¡Ahora! Y tú Anahí... Estoy muy decepcionado de ti. -¿Decepcionado? Qué le sucede si no hemos hecho nada malo.

-Lo siento Ricardo... Todo fue mi culpa. -Dijo Anahí culpándose y no lo iba a permitir.

-¡No es cierto! ¡Yo te amo Anahí! -Mi padre me golpeó al escucharme decir esto.

-Vete a tu cuarto Dulce. Ya mañana hablaremos seriamente los cuatro. -Yo miré a Anahí y ella asintió. Ambas nos encerramos en nuestros cuartos y yo lloraba como una bebé. Todo fue mi culpa... No debí besarla en el pasillo, debí hacerlo en el cuarto o no sé en algún tonto lugar que no estuviera mi padre. Estoy tan molesta como asustada. No quiero que me separen de mi Anahí.

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-A la hora del almuerzo nos sentaron a las dos frente a ellos como si estuviésemos acusadas de un crimen. -¿Algo que decir?

-Ricardo, lo que viste fue solo una broma, dulce me pidió que le enseñara a besar y eso hice... Solo que le gaste una broma y usted llegó. Pero nada que ver... Dulce y yo solo somos eso... amigas, hermanas...

-¿Eso es cierto Dulce? -Anahí me miró indicándome que asintiera.

-Sí... Eso fue lo que pasó papá. -Dije tristemente.

-Además Ricardo, Dulce es solo una niña... -Argumentó Anahí y yo me quería morir.

-Sí... Es solo una niña... Solo tiene 18 años y tú ya tienes 23 Anahí. No quiero que seas una mala influencia para la niña. -¿Niña? No soy una niña.

-No volverá a suceder Ricardo.

-Estarás a prueba Dulce, si no te comportas te irás lejos del país.

-Sí papá.

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Horas después tocaban la puerta de mi habitación.
-No estoy para nadie. -Respondí aun enojada.

-Ábreme Dulce, por favor... -Le abrí la puerta un poco molesta dejándola pasar y cerrando la puerta.

-¿Así que una niña no? -Le recriminé molesta.

-¿Estas enojada conmigo? -Me miró incrédula.

-¿Me estabas enseñando a besar? Creo que estoy bastante grandecita y sé lo que hago. Y en el pasillo estabas casi... -No me dejó terminar y me besó, fue un beso distinto, fue tierno, dulce, como para calmarme. Se separó lentamente de mí y abrí mis ojos despacio.

-Cálmate bebé. -Volvió a darme un pico en los labios. -Solo quería que tu padre nos dejara en paz ¿sí? Y lo hizo. -Volvió a besarme cortamente de nuevo.

Me enamoré de ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora