2.- Presentaciones

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-Háblanos de tus aficiones. ¿Qué deporte practicas? ¿Qué libros te gustan? ¿Qué películas?...

-Ah, pues... -el nuevo no tiene pinta de ser muy hablador.- Deportes... Ninguno en especial, al menos que cuente levantarse de la cama -la clase suelta una risita.- Bueno, el otro día fui al gimnasio. Lo malo es que era un gimnasio Pokémon -la gente se ríe aún más fuerte.

-Háblanos un poco de Pasadena -lo anima nuestro profesor.

-Es... grande. No se mucho. No salía casi nada de casa y como lo único que había entre mi antigua casa y el Instituto era una fábrica abandonada pues...

-Entiendo... Gracias -el profesor se vuelve hacia el resto de la clase.- Ahora os toca a vosotros, chicos. Y chicas

La primera persona que habla es la que está sentada justo en la esquina contraria a la mía. Así pasando por Laurel, su novia, Serena y mucha más gente. Finalmente llega mi turno.

-Pues el último eres tú -sonríe el profesor.

-‹Genial...›

Me pongo de pie.

-Pues... yo soy Mark O'Brian, tengo dieciséis años, me gusta la música de Meghan Traynor, entre otros artistas, Y ya estaría.

Se oyen risitas procedentes de algunos alumnos.

-Gracias -el profesor se da la vuelta.

Sólo queda un sitio libre, y es el que está a mi derecha. Al menos ahora no tendré que partirme los abdominales para pasar por encima de mi mesa y preguntarles dudas a los que se sienten delante.

Albert se sienta, me mira me sonríe y saca su libro de mates. Yo le devolví la sonrisa y me quedé mirando su libro como si fuese un plato de espaguetis y yo llevara años sin comer.

...

El timbre suena. Salimos en tropel hacia la calle a respirar aire limpio o al bar a comer algo. Todo nuestro grupo se decanta por la segunda opción. Podemos comprar comida o tomar la que nos hayamos traído de casa, cosa que hago. Siempre soy el único.

Esta situación es típica nuestra. Sentarme yo a guardar sitio mientras el resto compra comida. Hoy varía un poco.

-¿Puedo sentarme con vosotros? -si no llega a ser porque ha formulado esta pregunta nadie nos habríamos dado cuenta de que Albert había llegado.

-Sí -Laurel y Serena se hacen a un lado, de modo que él queda justo enfrente de mí. No sé por qué, pero cada vez que le miro a los ojos hay algo que me dice "No. Está prohibido. Podrías estropearlo con la mirada". Desde su llegada nadie habla. Es Serena quien rompe el hielo.

-Te llamabas Albert, ¿cierto?

-Yo a mí mismo no me llamo de ninguna manera. Es la gente quien me llama así. ¿Y tú te llamas Serena o te llaman serena?

-Las dos cosas -el resto nos reímos.

-¿Y tú? -Albert se vuelve hacia mí. Desearía no haberle dado un mordisco a mi sándwich, porque ahora parezco una ardilla con los carrillos llenos.

Trago y contesto.

-Yo soy Mark, me llamo Mark y me llaman Mark -sigo sin poder mirarlo directamente a los ojos. No sé si es verdad, pero creo que a él le ocurre lo mismo.

Él no habla. Por primera vez hay contacto visual entre Albert y yo. Noto una punzada en el pecho, sostenemos la mirada un rato, y vuelo a mirar a otra parte.

HOLA, CRUSHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora