-Háblanos de tus aficiones. ¿Qué deporte practicas? ¿Qué libros te gustan? ¿Qué películas?...
-Ah, pues... -el nuevo no tiene pinta de ser muy hablador.- Deportes... Ninguno en especial, al menos que cuente levantarse de la cama -la clase suelta una risita.- Bueno, el otro día fui al gimnasio. Lo malo es que era un gimnasio Pokémon -la gente se ríe aún más fuerte.
-Háblanos un poco de Pasadena -lo anima nuestro profesor.
-Es... grande. No se mucho. No salía casi nada de casa y como lo único que había entre mi antigua casa y el Instituto era una fábrica abandonada pues...
-Entiendo... Gracias -el profesor se vuelve hacia el resto de la clase.- Ahora os toca a vosotros, chicos. Y chicas
La primera persona que habla es la que está sentada justo en la esquina contraria a la mía. Así pasando por Laurel, su novia, Serena y mucha más gente. Finalmente llega mi turno.
-Pues el último eres tú -sonríe el profesor.
-‹Genial...›
Me pongo de pie.
-Pues... yo soy Mark O'Brian, tengo dieciséis años, me gusta la música de Meghan Traynor, entre otros artistas, Y ya estaría.
Se oyen risitas procedentes de algunos alumnos.
-Gracias -el profesor se da la vuelta.
Sólo queda un sitio libre, y es el que está a mi derecha. Al menos ahora no tendré que partirme los abdominales para pasar por encima de mi mesa y preguntarles dudas a los que se sienten delante.
Albert se sienta, me mira me sonríe y saca su libro de mates. Yo le devolví la sonrisa y me quedé mirando su libro como si fuese un plato de espaguetis y yo llevara años sin comer.
...
El timbre suena. Salimos en tropel hacia la calle a respirar aire limpio o al bar a comer algo. Todo nuestro grupo se decanta por la segunda opción. Podemos comprar comida o tomar la que nos hayamos traído de casa, cosa que hago. Siempre soy el único.
Esta situación es típica nuestra. Sentarme yo a guardar sitio mientras el resto compra comida. Hoy varía un poco.
-¿Puedo sentarme con vosotros? -si no llega a ser porque ha formulado esta pregunta nadie nos habríamos dado cuenta de que Albert había llegado.
-Sí -Laurel y Serena se hacen a un lado, de modo que él queda justo enfrente de mí. No sé por qué, pero cada vez que le miro a los ojos hay algo que me dice "No. Está prohibido. Podrías estropearlo con la mirada". Desde su llegada nadie habla. Es Serena quien rompe el hielo.
-Te llamabas Albert, ¿cierto?
-Yo a mí mismo no me llamo de ninguna manera. Es la gente quien me llama así. ¿Y tú te llamas Serena o te llaman serena?
-Las dos cosas -el resto nos reímos.
-¿Y tú? -Albert se vuelve hacia mí. Desearía no haberle dado un mordisco a mi sándwich, porque ahora parezco una ardilla con los carrillos llenos.
Trago y contesto.
-Yo soy Mark, me llamo Mark y me llaman Mark -sigo sin poder mirarlo directamente a los ojos. No sé si es verdad, pero creo que a él le ocurre lo mismo.
Él no habla. Por primera vez hay contacto visual entre Albert y yo. Noto una punzada en el pecho, sostenemos la mirada un rato, y vuelo a mirar a otra parte.
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HOLA, CRUSH
Short StoryMark vive en Memphis, Tennessee, con sus mejores amigos. La vida de todos es normal, pero la de Mark dará un giro al enamorarse de un chico nuevo en el Instituto llamado Albert. Tras un tiempo de conocerse, empiezan a salir. Unas semanas después, A...