Capítulo 1

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Un rayo de luz que ilumina por completo mi rostro hace que me despierte.. Otra vez se le ha olvidado correr las cortinas a Esteban, pero como ya me desperté y no pienso seguir acostada, decido levantarme.
Miro el reloj, son exactamente las 7 de la mañana por lo que decido arreglarme para luego ir a trabajar, y el solo hecho de recordar que hoy tengo mucho por hacer en la oficina hace que mis de por sí pocas ganas de ir, dismuyan aún mas, si es que eso es posible... Sí, detesto mi trabajo.
Sumida en mis pensamientos, salgo de mi casa lo más rápido que puedo para poder llegar temprano y no tener que quedarme hasta muy tarde.
El día transcurre bastante bien, logro adelantar suficiente trabajo y entonces, como ya es mediodía, decido ir a comer.
Mientras voy saliendo de mi oficina, pienso en dónde ir, finalmente me decido en ir al mismo sitio, en el cual voy desde hace ya 5 años...

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Yo y mi maldita costumbre de no poder aprovechar nuevas oportunidades, conocer nuevos lugares, arriesgarme...
La verdad es que nunca he sido muy segura de mí misma, desde pequeña me he sentido sola y me he aferrado a cualquier cosa y a cualquier persona que muestre cariño o interés por mí. Nunca he recibido el apoyo y cariño de mis padres, ya que ellos se separaron cuando yo apenas era un bebé, y es por eso que a veces pienso que mi llegada a sus vidas ha sido el motivo de su separación...
Y es por la misma razón por la cual siempre me he esforzado por ser la hija perfecta y no fallarles en nada, haciendo lo que a ellos le parecía que era lo mejor para mí, incluso a costa de mi felicidad..
Y he aquí la persona que soy hoy por hoy: Con 25 años, llevo la vida más aburrida y triste que jamás pensé que tendría, estando casada con un hombre al cual solo le tengo un enorme cariño, pero al cual no amo...

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Estoy tan absorta en los recuerdos de mi vida que al no prestar atención, choco de frente con (por lo que puedo ver de reojo) un hombre, y peor aún, caigo de encima de este. Inmediatamente decido levantarme y cuando lo hago, me topo con un hombre tremendamente bueno, es un dios griego, como dicen muchas autoras en los libros que leí.. Es.... hermoso, se ve tan sexy tirado en el piso.
No sé cuánto tiempo llevo mirándolo que no me había dado  cuenta de que acaba de levantarse, hasta que lo oígo decir:
- ¿ Estás bien, no te lastimaste?- Suena preocupado.. E incluso con cara de preocupado se ve bueno..
Basta de estar babeando me digo a mí misma.
- Eh...este.. Sí, me encuentro bien- le contesto y no sé por qué motivo me pongo tan nerviosa..
Él me mira fijamente durante un instante, los cuales para mí son eternos, como queriendo ver si no le estoy mintiendo, lo cual no entiendo si ni siquiera sé quién es.
Sin embargo, hay algo en él que hace que no pueda dejar de mirarlo. Tiene unos ojos hermosos, de color pardo, que hace que me pierda en su mirada.. Sus labios carnosos de un tono rosado hacen que sienta una ganas tremendas de besarlos..morderlos y succionarlos.
Ese pensamiento hace que sienta un cosquilleo extraño entre las piernas y sienta un gran deseo de tener sexo...con él.
No puedo evitar sentir la curiosidad de saber cómo sería él en la cama, si como es así de apetecible en apariencia lo sería teniendo relaciones y si la tiene gran...
¡Por Dios!
¿Qué hago pensando y fantaseando cosas con alguien a quien ni siquiera conozco, con el cual he chocado y torpemente caído?- me reprimo a mí misma mentalmente.
- Hey... Tierra llamando a esta mujer guapa- me dice él al notar que no dejo de mirarlo. ¡Qué vergüenza!
- Emm.. Disculpa.. E-estaba pensando en mi trabajo..- tartamudeo, este hombre me pone nerviosa con solo su presencia.
- Oh.. Ya veo- me dice de manera sarcástica- y por eso no has dejado de mirarme...
- ¿Yo?- miento- Para nada, ya te lo dije, estaba pensando.. Aparte ni siquiera te conozco, no me has dicho ni siquiera tu nombre- no puedo negar que este hombre ha llamado mi atención y es por ello que quiero saber por lo menos quién es..dónde vive..

Necesito controlarme, soy una mujer casada... Con alguien a quien no amas ni deseas- me dice mi subconsciente- .
Y no puedo negarlo.. No amo ni mucho menos siento deseo por Esteban..
Pero por el adonis a quien tengo exactamente en frente observándome, sí.

- Disculpa, mi nombre es Alex Weiss, y tú, ¿cómo te llamas? Si se puede saber, claro...- me dice con una sonrisa que me quita el aire... Es tan atractivo, tan perfecto...
- Claro, ya que no nos hemos conocido en una situación agradable o normal- le digo y no puedo evitar sonreír-. Me llamo Alicia Soto.
Y sin saber qué más decir o qué hacer, no quedamos así, el uno frente al otro, observándonos, y yo..deseándolo..
Aunque, de repente caigo en lo que venía a hacer, almorzar, y aunque no lo quiera debo despedirme de él, ya que quizás no lo vuelva a ver...
O quizás sí...
- Siento lo de la caída, pero tengo que irme, o de lo contrario no podré almorzar y llegar a mi oficina- , y con una de mis más sensuales sonrisas le digo:- Fue un verdadero placer haber tropezado contigo..
Alex- mm que sexy se oye su nombre- me mira con un brillo en los ojos, un brillo de.. ¿placer? Eso quiere decir que también me desea.
O quizás son solo ideas mías, necesito despejarme y quitarme estos malditos pensamientos de la cabeza o de lo contrario voy a decir o hacer algo que no debo.

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Luego de unos segundos, y para mi sorpresa, me dice:
- El placer no sólo fue tuyo guapa, y si algún día te sientes aburrida y deseas platicarme de tu vida o simplemente tomar unos tragos, mándame un WhatsApp o llámame- dicho esto, me extiende una tarjeta con sus datos.
Nos despedimos con un beso en la mejilla, que por cierto lo hizo a escasos centímetros de mis labios.. Lo cual hizo que se me erizara la piel.
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Luego de almorzar y volver a la empresa, el día transcurre de lo más normal, aunque luego de lo que me sucedió se me hicieron eternas las horas, y no he podido dejar de pensar en Alex.. Aquel hombre que me dejó sin aire, cautivándome con sus ojos pardos, con su mirada, su sonrisa.
Nunca había sentido eso al ver a otro hombre, ni siquiera viendo a Esteban..
¿Qué me está pasando?
Este hombre me ha cautivado desde el primer momento en que lo vi, mejor dicho desde que caí encima de él, y desde entonces no me lo puedo sacar de la cabeza...
**
Cuánto cambiaría mi vida desde aquel día...

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