A la mañana siguiente cogí el avión privado que teníamos mi hermano y yo, con el que fui directo al aeropuerto de Varsovia.
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(A la salida del aeropuerto)
Ronnie: ¡Eh! ¡Eh! ¡Eh! ¡¡¡Taxiii!!! ¡¿Por qué en esta puta ciudad más roja que la sangre de Pablo Iglesias no hay ni un sólo taxi?!
Al-Assad (este personaje tiene acento persa): Mis camaradas y yo llevamos la parte de transporte de la ciudad. Les podríamos llevar a usted y a sus amigos capitalistas adonde lo desee por un módico precio, señor.
Ronnie: Está bien... (suspirando) Putos rojos.
(En el coche de camino a la guarida de la banda, Ronnie va delante con un puro en la mano y dos de sus hombres detrás)
Al-Assad: Y... qué le trae por aquí señor...?
Ronnie: Kray, Ronnie Kray. (Con un tono serio, arrogante y agresivo) Vengo a hacer negocios, así que más le vale darse prisa.
Al-Assad: (Su rostro se pone pálido en un momento, su gesto pasa de ser alegre a nervioso y dubitativo) ...Lo que usted mande... se-señor K-Kr-Kr...
Ronnie: (Sin cambiar de tono) Kray
Al-Assad: Lle-llegg-llegaremos en un momento
Ronnie: No creo que hablar vaya a hacer que el acelerador funcione mejor, (con sarcasmo) "camarada". Así que, puesto que está claro que sabe con quién está hablando, se lo diré de forma clara: O se calla o le vuelo la tapa de los sesos.
(A mitad de camino, unos minutos después. Se oye una explosión: el quinto vehículo, lleno, como los otros, de hombres de los Kray, acaba de explotar)
Ronnie: (Con un tono tranquilo que deja claro que contiene ira asesina) ¿Qué ha sido eso?
Al-Assad: ¡La señal, caísteis, sucios capitalistas! ¡Allah ju...! (Una bala del revólver de Ronnie le destroza el hombro)
Ronnie: (Mientras apunta a Al-Assad y desatando su ira) ¡Nos vas a llevar ahora al sitio, o vas a morir de la misma forma estúpida e inútil con la que llenas tu miserable vida, así que calla y conduce o muere, rojo!
(Unos minutos después llegan al sitio donde se escondían los hombres de Kray: una carpintería a las afueras de la ciudad. Ronnie sale y da instrucciones a sus hombres de prepararse para una posible emboscada y se "despide" de Al-Assad)
Ronnie: (Con ira y seriedad, sin dejar de apuntarle) ¡... Y dile a tus jefes, que quien intenta hacer daño a un Kray, firma su sentencia de muerte!
Al-Assad: (Con miedo, pero algo de esperanza en su mirada) Informaré al señor Putin de todo...
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Mis diez hombres y yo salimos de los coches arma en mano. Sabíamos perfectamente que ahí dentro podría haber, perfectamente, un batallón entero de spetsnaz esperándonos, aunque quizá, después del... incidente del coche no esperaban que muchos fuéramos a sobrevivir; si se tratase de otros, habríamos tenido la "esperanza" de que nadie nos estuviera esperando y que todo hubiera sido un fallo en las comunicaciones.
Pero no éramos otros. Éramos Kray y sus hombres: sin esperanza, sin miedo, con valor.
Por suerte, nuestros rivales no sabían a lo que se enfrentaban.
Mis hombres se dividieron en tres grupos: dos conmigo para "cubrirme", como si me hiciera falta; tres abrirían la puerta con cuidado; el resto daría una vuelta rápida, por si había alguien preparado para cortarnos la retirada después.
No hicieron falta palabras: apenas giraron la esquina, empezaron los disparos. A uno de los nuestros le volaron la cabeza con AK, como bienvenida. Tampoco hizo falta que abriéramos la puerta, ya que unos confiados milicianos polacos salieron corriendo, entre asustados por tratarse, probablemente, de su primera misión, y envalentonados por oír el rugir de sus armas al dispararse. Los pobres que salían de dentro fueron masacrados por mi Thompson antes de poder alabar a su patética "Madre Patria"; casi me dieron pena. Mientras yo iba a apoyar a los que estaban disparando, mandé a los que quedaban a limpiar lo que vieran.
En el callejón, a duras penas conseguimos salir vivos uno de mis hombres y yo: los cabrones se habían traído un puto ejército a la calle de atrás. Fuimos corriendo al interior del taller. Lo primero que vimos al entrar parecía sacado de un documental de la Segunda Guerra Mundial: Sangre, sangre y cadáveres de ambos bandos. Estaba claro que sabían a lo que se enfrentaban: docenas de soldados polacos y sólo un par de los nuestros; y eso no era lo peor.
Lo peor fue que, cuando llegamos, vimos a los supervivientes, tanto de los miembros de la banda de Varsovia como de los que habíamos enviado, con las armas de los rojos apuntándoles. Nos decían algo en su idioma, supongo que algo así como que depusiéramos las armas: estaba claro que no sabían del todo con quiénes estaban tratando de negociar. Tras gastar lo que me quedaba del cargador de la Thompson, les liberamos.
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(Esa noche, en el piso franco de Ronnie, todos están con trajes limpios, relajados (menos el Superviviente), con jazz de fondo y todos puro en mano)
Mafioso: ¿Y bien? ¿Qué ha pasado para que se armara todo esto?
Superviviente: Todo empezó hace una semana. De repente, uno de los bares de alrededor decidió dejar de pagar la protección; al parecer, ese tal Putin les había hecho...
Ronnie: ¿Putin? ¿Has dicho Putin?
Superviviente: (Sorprendido por la ignorancia de su jefe) Sí... ¿Qué les han contado de él, señor Kray?
Mafioso: Nada, es el jefe de los que han intentado acabar con nosotros de camino.
Superviviente: Entonces... Tendré que explicarlo.
< Vladimir Putin es un respetado miembro de la KGB, o al menos eso dicen los archivos oficiales. En las calles hay quien se atreve a decir que es el líder de crimen organizado del Bloque Oriental. Hay quien dice, sin embargo, que es algo más grande que todo eso.
< Más allá de todo lo relacionado con la política, el dinero y los negocios, hay algunos ancianos sin nada que perder y conocedores de... el estilo de los Kray, se atreven a decir... que Putin es el nuevo Starrick.
Ronnie: ¿Y yo el nuevo Jacob Frye?
Mafioso: Eso parece Ronnie... eso parece.
Ronnie: Mierda, la que nos espera.
Mafioso: ¿Órdenes?
Ronnie: Preparad los cuerpos de los caídos para llevarlos al cementerio de Londres, Nos vamos mañana.
Superviviente: ¿Y... el encargo?
Ronnie: Cabe en el avión, espero.
(Dos días después, en la misa del entierro de los hombres caídos en combate, discurso de Ronnie)
Ronnie: Familiares, amigos, empleados... hoy estamos aquí para decir, en teoría, el último adiós a estos compañeros que murieron hace tres días en Varsovia: (el primer nombre lo dice tras un largo resoplido) Rick, John, James, Judy, Smith, Jackson, Eduard y David. Ocho de nuestros veinte mejores hombres, ocho soldados que murieron matando, la más honrosa de las muertes para un militar. Sin embargo, hablamos de soldados de los Kray, y los Kray sólo matan mafiosos. (De golpe, su tono pasa de serio y frío a casi llorando) ¿Y sabéis qué? Yo amaba a Rick, y el responsable de su muerte debe morir. (Entra en ira, lentamente) ¿Y sabéis qué? Vamos a cumplir la misión por la que murieron él y sus compañeros. (Gritando) ¡¿Y sabéis qué?! ¡Les vamos a vengar! ¡Por los caídos! (Se remanga y se hace un pequeño corte en el brazo izquierdo)
Todos: ¡Por los caídos! (Le imitan sin titubear)
(A la salida, un rato después)
Reggie: ¿Y ahora, Ronnie? ¿Qué vas a hacer?
Ronnie: ¿Ahora? Ahora voy a matar a Putin
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La última entrega
General FictionEste es el guión de una película con el mismo nombre. Por supuesto, todo lo que hay aquí es pura ficción, así que no esperéis historia o una prosa envidiable, sólo palabras ligeras y alguna ocurrencia del autor. De todos modos, disfrutad.