La última entrega

Fusiles

Hendaya, al día siguiente. Un puesto fronterizo tranquilo.

(CG=guardia civil)

CG1: ¡Alfredo!

CG2: ¿Qué pasa Aurelio?

CG1: Que me han contao que igual venían por aquí unos etarras de esos dentro de poco.

CG2: ¿Y?

CG1: Que quizá podamos probar las armas de una vez.

CG2: ¿Pero tú no tenías tierras?

CG1: Sí pero... no son para cazar.

CG2: ¿Y para qué las tienes?

CG1: Para cultivar naranjas, claramente.

CG2: ¿Valenciano?

CG1: Siempre.

(En el monte, a lo lejos, se oyen disparos, CG3 viene corriendo y gritando)

CG3: ¡Joder! ¡Joder! ¡Llamad a los refuerzos! ¡Corred!

CG1: ¿Qué coño...?

CG3: ¡Que llaméis ostia!

CG1: ¿Pero a quién...?

CG3: ¡Refuerzos! ¡Pide refuerzos! ¡Ya vienen los et...! (Le acribillan por la espalda)

CG1: (Marcando con prisas el teléfono) Mierda...

(Desde la central de la Guardia Civil, despacho de "El Tuerto")

Secretaria: Señor... tiene que cogerlo, es bastante urgente.

Tuerto: (Molesto por tener que coger una llamada así) ¿Sí?

CG1: Los de ETA... están aquí... traigan lo que puedan cuanto antes (se oyen disparos). No sé cuánto podremos contenerlos... por favor...

Tuerto: (Visiblemente alarmado) Claro... ¿Qué puesto?

CG1: ¡Hendaya! (Los disparos continúan a lo lejos) Lo lamento pero... tengo que colgar... no nos olviden.

Tuerto: (Con seriedad y melancolía) No lo haré, le doy mi palabra. (Cuelga y llama a otro número) Capitán, le ordeno que envíe a todos las unidades posibles al puesto fronterizo de Hendaya con la mayor celeridad posible, cárguese a esos etarras y gánese su ascenso.

(Desde un cuartelillo cercano al puesto de Hendaya)

CG4: Sí señor. (Cuelga)

CG5: Mi capitán... ¿Órde...?

CG4: Sí, reúne a todos los que puedas, los etarras atacan Hendaya. ¡Corre!

CG5: Sí señor.

(Mientras tanto en el puesto fronterizo)

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Los de ETA atacaron sin avisar, aunque estaba claro que planeaban algo, nadie tenía ni idea de lo que podría ser: quizá un atentado en un pueblo de Euskadi, quizá un coche-bomba en Madrid, quizá un disparo a un concejal de Andalucía... fuera lo que fuese a pasar, todo el mundo sabía que era inevitable, muchos años pasarían antes de que se descabezara a la banda y se le perdiera el miedo.

Pero ese día... ese día era algo más importante que un ataque a la principal fuerza represora del régimen franquista: ese día era la prueba de que no estaban solos, algo los ayudaba desde fuera, algo bien equipado, algo que estaba tan en contra de la política española como alejado de ella.

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(Un mes antes, en el club nocturno de los Kray)