¿Por qué ella?

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No siempre me encuentro con conocidos, a decir verdad conozco pocas personas en esta ciudad llena de personas que sueñan con el típico estereotipo del viaje a París, un amor pasajero, un vino, y un sujeto tocando el acordeón, he visto muchas caras, oído muchas voces, algunas que de hecho me he partido de la risa al escucharlas, muchas caras que tengo la certeza de que no es necesario recordarlas, gran parte de ellas pertenecen a turistas, gente que va por la foto, siempre que veo a alguien tomándose una foto solo me digno a sonreir, tengo la fortuna de tener para siempre este paisaje, soy un turista eterno, disfruto cada paso que doy en esta ciudad, no me describo como alguien alegre, más bien soy alguien que se siente bien consigo mismo, eso pocos lo tienen, si bien ser un simple sujeto que trabaja en un café no es la gran cosa, me da lo suficiente para vivir, y más de alguna vez darme un gusto, no creo necesitar más o no creía necesitar nada más. Soy Andre y si preguntan, sí, probablemente estoy enamorado, pero eso no importa.

Solo puedo decir que la conocí un día viernes, la gente se pone más loca que de costumbre, yo sólo caminaba para tomar el tren, cuando baje a la estación, vi a un montón de personas que se quedaron mirando a una pareja que estaba peleando y ella había arrojado las cosas de él a las vias , quizás que había hecho, yo sólo quería llegar a casa a dormir tal vez o leer alguna cosa, seguí mi rumbo y para mi mala suerte, tengo que decir que fue el incorrecto, tan sólo 5 segundos me bastaron para que me dejara perplejo, me quedé como un tonto mirándola, hasta que me di cuenta que ella estaba fuera del vagón y yo dentro, -¡Idiota!-Exclame repetitivamente mientras el vagón se movía alejándome de ella y de la buena opinión de las personas que viajaban conmigo mirándome como si fuera un lunático, aunque tal vez tenían razón. Baje del vagón ya en la estación más cercana a mi casa, paso que daba era paso en que me preguntaba por qué me tuve que subir, finalmente llegué a la conclusión de que ya no tenia nada que hacer, arroje mi bolso al sofá y me fui a mi habitación, sólo pensando en lo bella que era, un pelo castaño que llegaba a los hombros haciendo que estos lucieran más, una postura de inocencia pura, y una mirada celeste que sólo era comparada al cielo de las mañanas, solo podía pensar en eso y decirme antes de dormir:"Ojala, no sea la ultima vez que la vea".

Sin ninguna observación más me quedo dormido esperando a ver esa cara que no era como las demás.

Ojala no sea la última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora