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Cambios y problemas.

— ¡Ay santa y bendita mierda!, ahora si ya la cagamos marica —exclama Sara presa del pánico.

— ¡Oh vamos!, no nos pueden expulsar, cómo íbamos a saber que se iniciaría un incendio —dice Camila nerviosa.

—Cam, ya la cagamos, puede que nos perdonaran manchar el pantalón del profe de música con tinta roja —comienzo a enumerar— y que luego regáramos por el colegio que se había desarrollado, que nos perdonaran por escaparnos a la primera a ver pasar el rally¹, que nos perdonaran quemar las cortinas de rectoría, que nos perdonaran regar que las de octavo cero tres son lesbianas, que nos perdo—

— Basta Mafe, sólo me estás alterando más —grita Sara en medio del disturbio.

— ¡Mierda!, ya solo corramos con las demás, tal vez nunca sepan que fuimos nosotras si logramos disimular —exclama Cam alterada.

— Bueno, tal vez resulte —murmuro bajo para mí misma.

Mientras Sara, Cam y yo, corremos hacia el grupo de estudiantes que se amontonan en la puerta, el profe Jhon trata desesperadamente de disipar el humo y las llamas con el extintor, cuando por fin parece que está por resolver el problema somos empujadas por el gentilicio y las 3 caemos de culo en el piso.

— ¡Auuuuch, qué salvajes! —exclama Cam molesta mientras nos levantamos y nos sobamos.

Sara y yo optamos por ignorar a Cam y seguir hasta el aula múltiple con todas las demás, al llegar todo está revuelto y todas parecen algo alarmadas y algunas hasta están llorando, que locas sólo es un poquito de fuego y humo, tuerzo los ojos mentalmente al imaginar como se van a alborotar todas cuando lleguen los bomberos y la cruz roja, estudiar en un colegio de mujeres es tan asfixiante, se vuelven tan locas apenas ven a un hombre, es chistoso, pero a veces no lo soporto.

Cam me da un codazo y la volteo a ver con el ceño fruncido y dispuesta a devolvérselo cuando me percato que la hermana Simona está en el púlpito pidiendo silencio, decido dejarse la pasar por esta vez y enfocarme en lo que dirá la monja.

—Niñas, escuchen, todo está controlado, pero igual en unos minutos llegarán los bomberos y la cruz roja para asegurarnos de que todas están bien, ya llamamos a los padres de todas, así que por el día de hoy no habrá clases —justo cuando la monja da una vuelta para irse, decide que algo le faltó por decir y se voltea hacia el público otra vez— ¡Ah!, casi lo olvido Maria Fernanda Martinez, eres solicitada en coordinación, repórtate lo más pronto posible.

Mierda, esto no puede ser nada bueno, ya deben de saber que fue mi maldita culpa, esto no saldrá bien, pero por el lado amable sólo me llamaron a mí y no a mis amigas, aún pueden salvarse, cuando me doy la vuelta para mirarlas ella tienen la misma mirada perdida que yo tenia hace unos momentos.

—Oigan, tranquilas ¿sí?, yo puedo con esto, no hace falta que me acompañen —exclamo mientras me voy a lejando despacio antes de que ellas reaccionen y cuando salgo por completo del aula múltiple, tiro a correr tan rapido como puedo, escucho a las chicas atrás de mí gritando y sé que debo apresurarme, ellas siempre han sido mejor que yo en educación física así que me alcanzaran pronto.

Cuando llego a la puerta de coordinación y voy a girar el pomo, Sam me derriba y unos segundos después Sara también nos cae encima, las 3 rodamos y chocamos contra la puerta mientras nos empujamos y rodamos por el piso haciendo tremendo escándalo, cuando estoy por lograr levantarme la puerta se abre y para mi maldita desgracia me golpeo la cabeza y caigo de culo, mientras me sobo la cabeza me percato de que por ella salen la coordinadora Selena y mi papá, ahora sí señoras y señores ya me fui al carajo.

Is she the colombian girl? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora