Alternative Universe. |FNAFHS|

En un futuro improbable...

El día comenzó bien para Maggie. No había necesidad de asistir al trabajo siendo sábado, así que, se quedó un rato más en cama y se tomó todo el tiempo que quiso para darse un baño.
Se vistió con calma y tomó un desayuno ligero junto a dos de sus compañeros de piso, Onnie y Oxy, quienes también parecían hechizados por la mágia del día de descanso.

—Amigo, estimado compañero de aventuras, ¿tendrías la bondad de pasarme la mantequilla? —dijo Oxy con una sonrisa de tranquilidad en su adormilado rostro.

Onnie, más dormido que despierto pero feliz, hizo lo que le pidieron y se concentró en untar más mermelada en su pan.

—Veámos una película en la tarde, ¿no? —sugirió Maggie sorbiendo de su café—. Hace taaanto que no veo la de Bichos.

—Si, y después juguemos un rato al jenga —añadió Oxy.

—Después, podríamos salir a comprar uno de esos pasteles de helado a la plaza.

—Luego saquemos al perro a pasear.

—Onnie, no tenemos perro —le recordó Maggie con tono suave.

—¡Pues compremos uno!

Se sentían tan bien por estar en casa a esas horas que poco les apetecía recordar que tenían un cuarto compañero por el cual preocuparse. La cuarta silla, el lugar del ausente, se encontraba vacía y, aún así, Onnie se había encargado de dejar una taza de café en ese sitio. Pero no, no se fijó en que se encontraba intacto, enfriándose.

—Oigan, ¿en dónde está Deuz? —después de un rato, Maggie pareció darse cuenta de la situación.

—No ha llegado desde que salió ayer por la noche —respondió Onnie.

—Oh, ya veo —a Maggie no pareció afectarle, siguió con su cálida bebida y su pan. Daba la impresión de que lo mismo hubiera dado si le hubiesen dicho que Deuz se había ido a nadar en las profundidades de un volcán.

Recogieron la mesa con buen humor y también limpiaron la casa, pues, ésta se encontraba terriblemente descuidada en cuanto a la limpieza debido a sus trabajos consume-tiempos.

Onnie trabajaba en un bar que se localizaba bastante lejos de su hogar; la paga era buena, sin embargo, se requería ahí mucho más de la energía que podía derrochar un joven con veinte años recién cumplidos. Onnie no podía evitar sentirse como jabón multiusos en ese lugar (arranca grasa, blanqueador, anti-bacterial, perfecto para cualquier superficie y todo tipo de ropa). Ayudaba en todo lo que podía: pasaba de ser conserje a camarero en una noche. Eso sí, adoraba servir bebidas y lucirse haciendo malabares con las botellas más costosas.

Oxy, por otro lado, era ayudante en un jardín de niños. Impartía lecciones del tipo militar a las nuevas generaciones inconscientes y con dientes de leche, siempre que tenía que suplir a un docente ausente. Perdía la paciencia de vez en vez, eso es verdad, pero las mamás de los niños de otros grupos jamás se sentirían tan orgullosas como las del grupo "Abejita". Quien afirme que ningún menor de siete años es capáz de mantenerse tan serio y formal durante la ceremonia de honores a la bandera, no conoce al gran Oxy.

Maggie no tuvo tanta suerte en cuanto a buscar empleos. Fue completamente capáz de alcanzar su meta en ventas durante su estadía en una tienda de moda, al igual que ser la empleada de mes tres veces consecutivas en un restaurante de comida gourmet. Sin embargo, tolerar las mamadas personales de sus compañeros de trabajo iba más allá de lo que ella podía dar.

Presentó su renuncia unos días antes de cumplir seis meses en una tienda departamental:

—Maggie, no puedes seguir trabajando aquí.

—¿Por qué?

—Me han dado informes sobre tu relación con Ernesto.

—¿Yo? ¿Con Ernesto del área de moda joven?

—No, Ernesto el de zapatería.

—¡Pero si ese anda con Nallely de probadores!

—Sheyla del área de niños me afirmó que no es así.

—¡Pero bueno! Ya sabía yo que las rodilleras que compró Sheyla no eran para aprender a andar el bicicleta. ¡No hace falta que me corra! ¡Renuncio!

Actualmente, trabaja en una cafetería hipster.

—Oh, las plantas no se han regado desde hace mucho tiempo —dijo Oxy de forma dramática, pero muy feliz por no tener que lidiar con mocosos hasta el lunes.

—Yo lo hago, ya terminé de barrer los cuartos —dijo Maggie.

Caminó hasta la terraza un una regadera en las manos y, desde ese punto...

Continuará...