Alter ego

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¿De qué huyes? -Susurraba una conocida voz -. La ignoré y seguí caminando bajo la lluvia, mientras sentía como los pasos de este desconocido hombre me seguían. ¿Acaso será un asaltante? - Me pregunté preocupado por lo que pudiera ocurrirme, no traía pertenencias de valor en ese momento, más que algunas monedas para abordar el ultimo autobús antes de medianoche y un encendedor que casi no prendía. Estaba a la vuelta de la paraba de autobuses, la pregunta que me hacía era ¿Qué autobús tomaría? No estaba seguro de mi destino, a donde iría; el lugar que menos quería habitar en ese momento era mi casa, donde por alguna extraña razón no podía dejar de sentirme solo, aunque siempre estuviera rodeado de gente. ¿Qué autobús tomaremos? -Me pregunto el desconocido que me seguía. Luego, asustado me di la vuelta y, ya no estaba, desapareció sin dejar rastro, como si nadie me hubiera estado siguiendo. Traté de creer que era solo mi imaginación tras un día cansado como el que tuve.
Faltaban cinco minutos para medianoche debía abordar el autobús, tome el que me deja a unas diez cuadras de mi casa, para así poder caminar y pensar un poco la excusa que diría antes de llegar ya que mis padres estarían preocupados por mi ausencia tras estos dos días. Al subirme, el bus estaba vació, no me sorprendió tanto era un día lluvioso y casi era medianoche, la gente normalmente a esta hora ya está durmiendo o están por dormir. Lo que yo menos quería en ese momento era eso; iba solo en el bus con la compañía del chófer, trate de entablar conversación con él para así sentir un viaje menos solitario -Que lluvia tan fuerte la de hoy ¿No cree? - No me respondió, siguió conduciendo; luego le pedí si podía poner música, para así tener algo que escuchar, lo que sea. Otra vez no obtuve respuesta del chófer, era como si no me escuchase o estaba tratando de ignorarme. Bueno, quizás el también tuvo un día cansado e igual que yo se sintió asechado por alguien. Seguí mi viaje solitario, viendo como la lluvia resbalaba por las ventana; tenía la sensación de que alguien me vigilaba desde el ultimo asiento, saque esa idea de mi mente, tras un día cansado uno podría creer cualquier cosa que imaginara. Luego, sin darme cuenta que ya había llegado a mi destino, el bus para repentinamente ¿Cómo supo que esta era mi parada? sí yo nunca la pedí, ni le dije en donde se detuviera.. Muy extraño, pero preferí ignorar ese hecho, la lluvia había cesado, solo quería caminar un rato antes de llegar a casa. Mientras bajaba el chófer me pregunta - ¿De qué huyes? - A lo que asustado respondí - ¿Qué dice? -. -Que no ha pagado, son siete pesos joven-. Le entregue el dinero y baje del bus.Seguí caminando rumbo a casa, mientras volvía a sentir la sensación de ser seguido por alguien, traté de ignorar esa sospecha, necesitaba dormir y sentir el calor de mi hogar, estaba seguro de eso. Luego trate de correr para llegar a casa, el lugar al cual hace un par de horas no quería estar y ahora lo sentía como mi único refugio para los atroces horrores de la oscuridad. Acelere el paso, mientras sentía esta persona persiguiéndome, deje de correr, y siento como esta figura deja de correr conmigo, se paró al mismo tiempo que yo. Se acerca sigilosamente, como quien se acerca con vergüenza y de una manera muy sutil con una mano fría, casi muerta toca mi espalda, al voltear me llevo la escalofriante sorpresa de que el soy yo y yo soy él, su rostro es mi rostro, esta noche hemos sido el mismo fantasma que huye, luego me hace la misma fría pregunta - ¿De qué huyes? - Carente de una respuesta anonadado esperando obtenerla en él o en mí, le pregunto - ¿De qué huyes tú? -De lo mismo que tu- Me responde. - ¿Y yo de que estoy huyendo? - Le pregunto. -Huyes de ti. - Me responde. En ese instante empecé a creer que era un sueño o quizás había muerto arrollado por ese autobús y era mi ida al infierno en el cual nunca había creído, estaba lleno de dudas, y no tenía tiempo de pensarlas, solo podía ver frente a mí su fría mirada, esa mirada, que también es mi mirada carente de emociones, carente de sentimientos.Su mirada inerte solo me reflejaba odio, miedo, dolor, rencor. Luego pensé, él es un reflejo mío, su mirada es la mía, somos el mismo ser vació que está huyendo lleno de miedo.. Luego desperté, asustado y empapado de sudor, como sueles despertar después de una pesadilla, estaba en casa afortunadamente, era poco más de la media noche, no recuerdo cuanto había dormido o que día era. Encuentro un extraño sobre arriba de mi escritorio, lo abrí con mucho cuidado, el sobre contenía una nota que tenía escrito - ¿De qué huyes?

¿De qué huyes? #PA217Donde viven las historias. Descúbrelo ahora