Fire meet gasoline

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Gracias al despertador del teléfono, por primera vez en mucho tiempo me pude levantar temprano, tenía tiempo de sobra; pero gracias a las pocas horas de sueño que había tenido, parecía un zombie, caminando torpemente por la habitación y tropezando con todo a mi paso.

El collar seguía en la mesa de noche, dándome a entender que había sido cien por ciento real lo de ayer en la noche. De solo pensar en las aventuras que puedo vivir con mi nuevo teléfono me excita pero al mismo tiempo me asusta un poco; aún no entiendo como funcionan las cosas. ¿Si alguna vez me transportó y no regresó?¿Si llegó a morir dentro, también moriría afuera? Es que así como tengo música romántica y tranquila, también tengo música con letra muy loca y uno nunca sabe.

Terminó de bañarme y vestirme, agarró mi mochila y bajo a la cocina, donde esta mi mamá como siempre preparándome el desayuno. Ella siempre ha pensado que se ahorra mucho llevando la comida preparada y en cierto punto es verdad; la comida en la escuela es muy cara.

Buenos días care'loca —dijo mi hermano, después se llevó una cucharada de cereal a la boca.

Entre mi hermano y yo básicamente no hay nombres, siempre nos referimos entre nosotros con sobre nombres, a mi mama al principio le molestaba, pero luego lo aceptó; al fin y al cabo los apodos no eran tan graves para alterarse.

Buenos días come moco —le respondí a mi hermano y le saque la lengua. El río y siguió comiendo —. ¿Esta bueno el cereal? —pregunté.

—Mucho. —Comía rápidamente, ni siquiera veía lo que llevaba en la cuchara, sólo devoraba desesperadamente.

—Ya veo porque estas comiendo tan rápido. —Empecé a reír silenciosamente.

—¿Si?, ¿por qué? —dijo sin apartar la vista de su plato y siguio comiendo.

—De seguro estas pensando que es un gran plato de moco y por eso lo comes con tanta voracidad —exprese con una sonrisa en la cara —. Come moco.

—¡No soy un come moco! —grito furioso.

Yo sólo río ante su reacción, es que disfrutó hacer enojar a mi hermano, no es que sea mala, es sólo el ciclo de la vida; ya saben, siempre hay un hermano que fastidia al otro y en la mayoría de casos es el hermano mayor el que molesta al menor.

—Claro que si lo eres. —Le volví a sacar la lengua y el sólo seguía serio, frunciendo el ceño enojado. —Te he visto, hasta le pones nombre a tus mocos antes de comertelos.

—Claro que no. —Se paró y corrió hasta donde estaba mamá preparando mi desayuno. —¡Mamá! —grito y se abrazó a sus piernas —. Mónica me está molestando, me dijo una grosería y me pego.

Abrí la boca ante las viles mentiras de mi hermano. —Eso es mentira, no le dije ninguna grosería, mucho menos le he pegado —Me defendí ante tales calumnias.

Mi mamá me miró enojada, con esa mirada que puede congelar del susto a cualquiera. —Cuantas veces te he dicho que no le pegues a tu hermano —empezó a regañarme —, y por que le dices groserías, no le enseñes esas cosas.

—¡Pero mama! —trataba de hacerla entender que todo era una mentira de ese mountrico que se hace llamar mi hermano, pero ella no me dejaba pronunciar ni dos palabras cuando empezaba a gritar más duro.

—Te veo otra vez en esa gracia y para la próxima no te hago desayuno y ni te doy dinero —dijo señalandome.

—¿Qué? —abrí los ojos y la boca exageradamente y me lleve las manos a mi pecho. —Si que eres malvada, te metes con mi mayor debilidad. La comida. Eso no se vale. —Empecé a hacer un berrinche. —sabes que soy muy tragona y floja para prepararme yo misma mi desayuno.

Caminando entre canciones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora