Un viaje más humano

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Capítulo 3

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Capítulo 3

Nunca había reflexionado lo que significaba ser un humano. Pero, ante la situación que vivía, no tuve más remedio que reflexionar sobre eso, aún más, cuando comprendía lo que en ese momento carecía. Entendí que, "ser humano" siempre había sido más que solo una cuestión de carne y hueso. Era una mezcla compleja de emociones, recuerdos, deseos y temores. Era la capacidad de sentir amor, dolor, alegría y tristeza. Era la imperfección y la vulnerabilidad, pero también la fortaleza y la capacidad de superación.

Como humano, solía encontrar sentido en las pequeñas cosas: una sonrisa, una conversación, el simple acto de respirar y sentir el latido de mi propio corazón. Pero, como androide, me encontraba desconectado de esas experiencias. Mi cuerpo era una máquina perfecta, eficiente y poderosa, pero carecía de la calidez que alguna vez definió mi existencia. Lo único que me ataba, era mi mente y lo que recordaba en ella, pero mi cuerpo se sentía ajeno a lo que en mi cabeza estaba.

Perder mi humanidad había sido como perder una parte fundamental de mi identidad y que ahora debía encontrar. Y sí, ya no sentía el mismo dolor físico, pero el dolor emocional y la nostalgia por mi vida anterior eran tan reales como siempre. La tecnología que me definía me había dado habilidades sobrehumanas, pero también me había robado la simplicidad de ser vulnerable, de ser auténticamente yo.

Y aprendí una cosa: la verdadera humanidad residía en nuestra capacidad de conectarnos con los demás, de compartir y de experimentar juntos, algo que se sentía distante, casi inalcanzable en ese instante. 17 y 18 también fueron humanos alguna vez, pero ahora estábamos unidos por nuestra naturaleza artificial y un objetivo común impuesto por el Dr. Gero.

Sin embargo, aún buscaba momentos que me hicieran sentir vivo. Observar la naturaleza, como lo hacía 16, o rescatar a un inocente en medio del caos, me recordaba que aún poseía fragmentos de esa humanidad. Esos pequeños actos de compasión y conciencia me anclaban a lo que alguna vez fui y a lo que todavía podía ser. 

Entonces, entendí algo: la lucha no era solo externa contra enemigos visibles, sino también interna, contra la deshumanización. Y en esa batalla, encontré uno de mis tantos propósitos: mantener viva la chispa de mi humanidad, a pesar de todo.

Bajamos a la carretera de aquel paisaje nevado. Nos dirigimos hacia el vehículo estacionado, una Volkswagen Combi rosa, cuyos conductores parecían haber parado para tomar algo en una pequeña tienda a la orilla de aquel sitio. 17 abrió las puertas traseras, revelando unas cajas, y comentó:

—Estas cajas son un estorbo.

Su comentario no pasó desapercibido. Los dueños del vehículo nos observaron y gritaron:

—¡Oigan, ustedes! ¿¡Qué le están haciendo a nuestra camioneta!?

Ignoramos sus protestas. Sin decir nada, 16 tomó la camioneta y la inclinó, dejando que las cajas cayeran al suelo. Los hombres, atónitos, observaban, y uno de ellos derramó su café. Sin prestarles atención, nos subimos a la camioneta.

Androide 23: La Piedra Benitoita (Fanfic Dragón Ball Z)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora