Capítulo XXXIX.

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Narra Marc.

Ni siquiera he sido capaz de leer la carta que Cris me dejó encima de la cama de la habitación del hotel. Sé por mi hermano que cogió un vuelo de vuelta a España.
Me estoy volviendo loco, por casa no ha pasado y en la suya no está.La llamo al móvil y me sale apagado o fuera de cobertura. Nadie sabe donde está, ni siquiera Alba.

Subo a la habitación y cojo la carta que me escribió antes de irse.

" Quizá yo no era para ti.

Quizá tu no eras para mi.

Quizá nuestro destino no era estar juntos para siempre.

Quizá fue todo un espejismo, una epifanía, un sueño.

Y si todo esto ha sido un sueño, ha sido el más bonito de mi vida.

Gracias por enseñarme a amar, gracias por enseñarme a vivir de nuevo, gracias por 

cada sonrisa, por cada te quiero.

Quizá solo fuimos dos tontos jugando al amor,  una tarde de un fin de semana cualquiera frente a una chimenea y un chocolate caliente..."

-Una tarde de un fin de semana cualquiera frente a una chimenea y un chocolate caliente...- Repito en voz alta. Y entonces lo sé, está en la casa de aquella tarde, en la casa en la que nos fuimos el invierno pasado a pasar un fin de semana. Miro el reloj, las cinco y veinte de la mañana. Me levanto de la cama, me ducho, me visto y cojo las llaves del coche. Me encuentro a mi hermano en la cocina.

-¿Dónde vas a estas horas?-Me pregunta somnoliento.

-A por Cris.

-¿Sabes dónde está? 

-Eso creo.- Me dirijo a la puerta cuando me llama, me vuelvo.

-Suerte...

Y la voy a necesitar. Aunque aún es de noche cuando emprendo el viaje poco a poco se empiezan a distinguir algunos rayos de luz por en el cielo, una vez más estoy persiguiendo el amanecer, pero ésta vez sin ella...Y recuerdo aquel día.

" Aún era de noche, ella dormía plácidamente en el asiento de copiloto, cuando empezó a amanecer la desperté.

-Gorda, gorda despierta.-Le dije con suavidad.

-¿Ya hemos llegado?

-No, mira, está amaneciendo.

Ella observaba en silencio, le gustaba, se veía en su cara.

-¿Sabes lo que sin quererlo estamos haciendo?-Me preguntó, yo negué.-Perseguir el amanecer..."

Y así, recordando, pensando, maldiciéndome a mi mismo llego a mi destino.

Y así, recordando, pensando, maldiciéndome a mi mismo llego a mi destino

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