cuento corto 1

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Desperté desorientado como siempre,luego recordé donde estaba

El mismo techo rojo, las mismas paredes de madera podrida, las mismas ropas sucias que siempre llevaba, me levante y mire por la ventana, solo pasto seco, la tierra parecía arena, y la única señal de vida provenía del faro que se encontraba a lo lejos, iluminando en vano hacia las montañas, la luz del faro se perdía con la del sol, y solo aquellos que estuvieran cerca como yo notaríamos que estaba encendida.

Tome mi chaqueta y trate de cubrirme del sol con ella en la cabeza, salí de aquella casa que tal vez guardaba muchos recuerdos, pero al estar tan podrida se perdieron junto a sus correspondientes dueños, me dispuse a caminar hacia el faro, eran unos 700 metros en dirección al noroeste, pero con el calor que hacia decidí caminar tranquilamente, no debería tomar mas de una hora.

El camino me traía nostalgia como si ya hubiera estado aquí muchas veces, mientras caminaba veía por el camino gente con ropa parecida a la mía, aunque, esta gente ya no era gente, todos se les veía en el descanso que parecían haber buscado, atravesado por balas o cuchillas, en la cabeza, estomago o espalda, todos ellos parecían tener una gran historia que contar, que suerte, me gustaría poder saber si quiera donde estoy.

Llego al faro, pero esta cerrado, las puertas bloqueadas con madera y clavos, las ventanas con barras de metal al frente, pero uno de los cadáveres sostenía una palanca, por lo que saco la madera con ella, empiezo a subir las escaleras, mientras subo noto movimiento, quien sea aquel que este aquí, ya sabe que llegue.

Llego al punto mas alto del faro, donde lo que creía iban a ser respuestas, me genera melancolía.

Es una niña, o al menos eso parece, con una bata blanca, una máscara anti-gas, y lo mas preocupante, me apunta con un arco y flecha.
-atras- dice ella
-ahg- intento hablarle, pero por alguna razón no puedo, se lo que ella dice, pero las palabras no me salen, como si no supiera hablar

-no quiero seguir con esto-dice ella, firme, pero con un pequeño tono de tristeza

-A..- intento con todas mis ganas, ella me mira firme

Levanto mi mano, mano que ya no parece humana, tan podrida como aquella casa

-ayuda..- digo, esperando que ella entienda

-puedes hablar?- dice ella -después de tanto.....

- suff...-

-esto significa que hay avance- dice ella, bajando el arco, luego escribiendo en una libreta

Yo simplemente dejo de pensar e intento abrazarla, recordando que ella era importante para mi, que ella era la clave para saber de mi

Ella me clava un cuchillo cocinero en la sien

-no me des falsas esperanzas- dice rompiendo en llanto

...
Desperté desorientado como siempre,luego recordé donde estaba
El mismo techo rojo, las mismas paredes de madera podrida, las mismas ropas sucias que siempre llevaba....

poemas de un alma de polvo y metalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora