Rebelde 🍀

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Después de entrar a la habitación y de haberse disculpado por el retraso Any se colocó a lado de Dul, cerró los ojos, mientras Dul le daba las indicaciones de la actividad, antes de abrir sus ojos Any se aferró fuertemente a la mano de su mejor amiga para darse algo de ánimos, respiró hondo, se soltó , relajó su rostro y en un parpadeo se transformó en Mía Colucci Cáceres, cambió su postura, sus facciones parecían más bellas y perfectamente alineadas, aunque aún parecía enferma; después de algunos milisegundos abrió los ojos para presentarnos a Mia. Cuando terminó su introducción todos comenzamos a aplaudir porque sabíamos que era el principio de una nueva aventura de la cual, estoy seguro, nadie tenía idea de lo que un día llegaría a significar para todos...

Las semanas siguientes antes de comenzar el rodaje de la novela, puse bastante atención en Anahí y no tenía que esconderme porque Dulce me lo había pedido y al parecer tenía razón en sospechar que su amiga tenía algo, Anahí actuaba de una manera diferente y entre más la observaba más me preocupaba. Cuando la conocí era una chica con un cuerpo normal, se veía bastante bien, pero ahora su delgadez era bastante notoria y algo de mucha importancia que había notado era que no comía nada durante el tiempo en que estábamos escogiendo vestuario, maquillaje etc. Le comenté a Dulce que, de todo lo que había observado, su falta de apetito era lo que más me preocupaba. Dulce se asustó mucho y decidió llamar a Marichelo, que era la hermana mayor de Any, para comentarle lo que estaba pasando. Ese fin de semana Dulce organizó una cena en su casa, como pretexto, para que la familia de Any pudiera ir a verla y pudieran averiguar qué es lo que estaba sucediendo.
Any parecía malhumorada ante la idea de que sus padres estuvieran invitados a la cena. Cuando llegó su familia sentí bastante pena por sus papás, su Mamá casi se pone a llorar cuando vio a Any en tal estado, pero Anahí no pareció notarlo y si lo hizo lo oculto demasiado bien. Después de un rato la mamá de Dulce sirvió la cena y esto, al parecer, ponía más furiosa a Any que la misma idea de que sus papás estuvieran allí. Comenzó a dar excusas sobre que había estado enferma del estómago y dijo que el doctor le había mandado una dieta especial.
¡Querida!, ¿por qué no nos avisaste?, hubiera cocinado algo que pudieras comer, pero no te preocupes en el refrigerador tengo un poco de cosas para hacerte una dieta blancadijo la mamá de Dulce.
Any pareció disgustada con la oferta y la rechazó lo más educadamente posible, aunque se veía en sus ojos que lo único que quería era gritarnos a todos y maldecirnos, pero se contuvo.
Esto de ninguna manera me gustaba, pero no tenía el valor de platicar con ella, estaba seguro que me mandaría al diablo si intentaba meterme en sus problemas. Pasó la noche y Any no probó bocado alguno, se limitó a beber agua y un poco de la ensalada que estaba en la mesa. Llegó el fin de la velada y Anahí y su familia se retiraron. Cuando el último invitado salió por la puerta volteé a ver a Dulce, no hacía falta que dijera nada, sabíamos que esto era malo, Anahí tenía anorexia y teníamos que ayudarla.
La mañana siguiente salí a correr un poco para despejar mi mente, me asustaba el hecho de que Any estuviera enferma y me asustaba aún más el hecho de que se estuviera haciendo daño, tenía muchas preguntas en la cabeza pero la que más me daba vueltas era "¿por que lo estaba haciendo si ella era perfecta?". Antes de terminar con mi recorrido encontré a Marichelo sentada en una de las bancas del parque, se le veía un poco somnolienta y con una preocupación que no podía esconder, no me contuve y me acerqué.
— ¡Hola!, ¿te acuerdas de mí?, soy Poncho el novio de Dul, nos conocimos anoche.
Marichelo se sorprendió un poco al verme, pero después de un segundo sonrío amablemente.
— Claro que me acuerdo, tan temprano haciendo ejercicio.
— Si, me gusta correr a esta hora, pero tú no pareces de mi club, ¿es mucha confianza el que te pregunte qué es lo que te hizo salir de casa?.
— No, está bien de hecho anoche no les pude agradecer a a Dulce y a ti por habernos llamado para avisarnos el estado de mi hermana.
— ¿Ese es el motivo, verdad?— Marichelo me miró un poco confundida— por el cual estás despierta, tu hermana. ¿Trataron de hablar con ella?
Sus ojos se llenaron de lágrimas, no sabía qué hacer así que me senté a su lado y le di un pequeño abrazo no sabía que se sentía ver a un hermano así pero yo también estaba preocupado por Any y en eso la entendía perfecto.
—Es que no sabemos qué le pasa, ella jamás había tenido estas actitudes y ahora, ahora está muy cambiada y se ve muy debíl, más delgada y cansada.
— Dulce y yo también lo hemos notado, te confieso que la hemos estado observando y bueno hace algunos días hablé con mi primo que es psicólogo y al parecer, por los síntomas que le describí, Any tiene anorexia, pero no sabemos cómo ayudarla sin que lo tome mal.

Siempre tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora