8 de la noche.
Una pequeña familia de rubios regresaban a su hogar, después de un largo y divertido día visitando lugares nuevos y no tan nuevos. Era el cumpleaños del único hijo del matrimonio Namikaze.
-¿Qué tal la pasaste en tu cumpleaños Naruto? - preguntó la mujer, mirando con una sonrisa maternal a su hijo.
-¡Genial!, ¡Fue el mejor día de mi vida! - exclamó con felicidad. A pesar de ser una familia muy unida su padre solía pasar cada vez menos tiempo con ellos, su trabajo le arrebataba todos esos preciados momentos. Y el tenerlo aquí hoy, simplemente hacía su día el mejor de todos. - Muchas gracias por todo.
-No agradezcas hijo. - sonrió ligeramente, mirando por el retrovisor al de ojos azules.
Naruto miró por la ventana, observando el paisaje tranquilo al caer la noche. En su mente apareció la imágen de su amigo pelinegro, ese chico gruñón que por alguna razón llamó su atención.
Tomó entre sus manos el collar que descansaba en su cuello. Un collar de oro blanco con una piedra Onix color negro. Le recordaba mucho a Sasuke.
-¿Ya vamos a llegar? - preguntó frotando sus ojos con cansancio. Su madre sonrió enternecida.
-Falta poco Naru. - respondió la peliroja, estirando sus brazos adormecidos.
-Tengo mucho sueño.
-Todos tenemos sueño Naruto. - corrigió con un gran bostezó. - Se más pacien... - un grito lo interrumpió, logrando volver a poner su total atención al frente
-¡Minato, cuidado!
El rubio mayor giró con fuerza hacía la derecha, en un intento de esquivar el tráiler que venía frente a ellos. El auto se derrapó por la orilla de la carretera, cayendo y rodando por fuera de ella.
-Familiares de la familia Namikaze. - llamó el médico, observando a las múltiples personas en la sala de espera.
-¡Somos nosotros! - gritaron preocupados mientras se levantaban con rapidez de sus asientos. Hace unas horas recibieron una llamada de un oficial de policía, informándoles que su hijo y su familia tuvieron un accidente automovilístico.
Jiraiya y Tsunde se acercaron al doctor en busca de respuestas. Eran un poco más de las 2 de la mañana y aún no recibían noticias respecto al estado de su salud de su familia.
-Siento decirles que la familia Namikaze, no logró sobrevivir.
-¿Q-Qué? - preguntó atónita.
-Los golpes que recibieron fueron muy críticos, causándoles una muerte instantánea. - explicó serio, intentando tener un poco de sensibilidad en sus palabras.
-Esto no puede estar pasando. - no podía creerlo. No quería creerlo.
-¡No, no, no! - negaba apunto de llorar. - M-Mi hijo...mi Nuera, mi Nieto. ¡Ellos no pueden estar muertos! - gritó con rabia e impotencia. Las lágrimas comenzaban a bajar por su rostro, escurriendo al final de su barbilla.
Las personas que esperaban una consulta o noticias de sus familiares, miraban con lástima a la pareja. Agradeciendo en silencio no estar en su lugar.
-Tsunde, cálmate. - pidió, tratando de reconfortar a su esposa con un abrazo.
-Lamento su perdida. Con permiso. - y sin más, el doctor se marchó.
La rubia abrazó a su esposo, intentando ocultar sus lágrimas en el pecho del hombre. Jiraiya acaricio el cabello de su mujer, comenzando a soltar lágrimas pequeñas.
En constante modificación.
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[🌱] Un mes en la tierra
ParanormalUna oportunidad para ver, una vez más, a su primer y único amor.