Playa.

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Una tarde aburrida y la playa son sinónimos en mi vida.
Hoy, siendo una de estas tardes, decidí acudir a ella, a su sabiduría. Observé y reflexione. Reflexioné sobre el mar, sobre el frío, sobre la arena en mis manos, sobre la canción que escuchaba por mis auriculares y reflexioné sobre el perro que, contento, jugaba a un lado. Resulta que todos esos pensamientos me llevaron a otra reflexión. Me llevaron a vos; a tu gusto por el mar; tu cuerpo temblando por apenas poco frío; tus quejas al ensuciarte con arena; la canción, tu favorita y la mía también; y esa alegría del perro al jugar. Todo me llevaba a ti... vuelves a mi porque, como dicen, el asesino siempre vuelve al lugar del crimen.

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