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Efímero amor.

Dios, si lo hubieran visto, ni la luz de los faroles, ni de la mismísima luna, podían hacer que el brillara de esa manera. Ese brillo era suyo, era magia. Era paz y guerra, ansiedad y tranquilidad, felicidad y tristeza, amor y odio. Una guerra constante por la inagotable magia que brindaba su sonrisa. Una agonía era saber que había pasado pero que no había pasado, que siempre será nuestra hermosa y única historia, nuestro libro de final abierto. Y te juro que te quería, que te quiero y que te seguiré queriendo aunque yo no lo quiera. Te juro que quiero que tus labios sean lapices y mi piel tu papel... ¡quiero que vengas a mi con inspiración! 

Te quiero como nunca quise a nadie, te quiero como siempre me dio miedo querer y te quiero como si te fuera a perder, de la forma mas plena y profundamente posible. No pude evitar sentir cosas por vos, por tu forma de ser, por tu forma de pensar, tus intereses sobre el cielo y el universo mismo. No pude evitar sentir cosas por esa sonrisa, por esa risa tan contagiosa, por esos ojos de infinito universo, por los lunares que contaría hasta que pretenda perderme para volver a contarlos.
No pude evitar quererte, no pude evitarte... más bien, creo que lo que menos quería era evitarte, mi efímero amor.