EL AMOR DE DOS

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Nos cogimos de la mano y caminamos hacia el coche para marcharnos hacia la casa de Alex. Nos apetecía mucho estar solos y disfrutar de nuestro gran amor. Cuando me metí en el coche con el, lo mire una y otra vez porque no me creía que volvíamos a estar juntos. Mientras en conducía, le cogí de la mano mientras el me sonreía. Mi felicidad era plena, aunque a el no se le veía tan feliz. Cuando llegamos a casa, el me abrió la puerta y entre delante de el. Me acomode en el sofá, mientras el se quitaba la ropa para ponerse mas como. No podía dejar de mirar su cuerpo, tan perfecto aunque notaba que el lo estaba haciendo apropósito.

-         como te gusta que te mire- le sonreí

-         ¡me encanta que me mires! – se acerco al sofá

Se sentó al lado mío, yo apoye mi cabeza en sus hombros mientras el cogió mis piernas y las puso encima de los suyos.

-         me gustaría que me contaras que es lo que a pasado en la aula de los profesores- el me miro

-         ¡que no esta bien besar a una alumna!- me asuste

-         ¿Vas a tener consecuencias?- me senté bien

-         No lo se, porque me ha dicho que voy a tener una reunión con los accionistas para saber que opinan ellos- me tranquilice y me reí

-         Entonces no te preocupes- el me miro extrañado

-         Claro que me tengo que preocupar, porque si me echan del colegio me tengo que volver de nuevo a Italia- se levanto del sofá y se marcho a la ventana para mirar su jardín

-         Mi padre es el mayor accionista de los 2 colegios, así que no creo que nuestro padre se ponga encontrar nuestra- el me miro

-         No necesito que mi padre me ayude, jamás lo he necesitado y nunca ha ejercido de padre- me grito

-         Alex, no seas duro con el. No se que es lo que te a contado tu tata pero no pudo ejercer de padre. ¿Aparte mejor que te quedes aquí no?- me acerque por la espalda para poder abrazarlo

-         Si me quedo es por ti, aunque eso no significa que vaya a pedir el favor a mi padre- le seguí abrazando, no quería estropear ese momento

-         Esta bien amor, dejemos ese tema. Cuando llegue el momento veremos que hacer- el se giro y me beso

Su beso calido hizo que mi cuerpo temblara de nuevo, como si fuera la primera vez. Nuestro cuerpo se acercaban cada vez mas, y nuestros besos se volvieron mas intensos. Nuestros cuerpos de deseaban, el no dejaba de recorrer cada centímetro de mi cuerpo con sus manos suaves. Se quito la camiseta y dejo su toso desnudo. Mis labios recorrían su torso perfecto una y otra vez. Me cogió de la mano y me llevo al dormitorio. No podía dejar de sentir placer solo de pensar que me iba hacer suya. Me eche en la cama, esperado que el me besara cada centímetro de mi cuerpo, pero se quedo de pie mirándome.

-         ¡desnúdate! quiero ver la belleza de tu cuerpo por primera vez- me sorprendió su reacción

Me levante y me dirigí hacia el, le empuje con dulzura y le senté encima de su cama. El me miro con una sonrisa, empecé a quitarme la camiseta mientras el me miraba. Cuando me quede en ropa interior, me cogió de la cintura y me acerco hacia el. Mis manos jugaban con su pelo mientras el besaba mi tripa

-         ¡gracias por darme este bebe!

Le empuje hacia atrás, me puse encima de el y lo bese. Me quito el sujetador mientras besaba mi cuello, no podía aguantar esa sensación. Nuestros cuerpos desnudos, no se dejaban de desear. El acaricio mi cuerpo, sin dejar de darme placer. Cuando me hizo suya, sentí el amor que sentíamos el uno hacía el otro. Nuestras voces sonaban esa habitación sin poder reprimirnos. El silencio se acomodo con sutileza en la habitación, mientras nos abrazábamos

-         mi amor, nuestra hija te hace mas bella y me encantaría poder estar cada día de mi vida junto a ti- me susurro en el odio

-          aunque haya paso lo que haya pasado, siempre serás el gran amor de mi vida

Sus manos estaban encima de nuestra hija, eso me hacia sentir la mujer mas feliz del mundo. Nos dormimos abrazados.

Nos despertó el sonido de una llamada, pero estábamos tan cansados que no nos levantamos para coger la llamada. Pero volvió a sonar una y otra vez

MI VIAJEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora