Prólogo

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Estaba emocionada, su sueño al fin se cumpliría. Estaría con su familia y amigos y lo único que necesitaba era llegar hasta esa casilla, entregar su pasaporte, sus documentos y subir a la nave.

Dejaría atrás el dolor, el sufrimiento y llegaría al lugar en donde todos deberían estar, no solo algunos que eran mejores, pero ¿ Según que criterio eran mejores? No lo sabia y dudaba saberlo algún día.

La rubia caminaba segura, confiada, sabía que algún día lo lograría y ese día había llegado de una vez por todas. Subió por esas escaleras interminables con detalles de mármol e inscripciones que no podía descifrar. Solo quedan dos escalones, se repetía una y otra vez para no salir corriendo de la emoción y caer por las escaleras en el camino.

Repentinamente sintió que algo le faltaba, se giró y vio su mochila en el piso << La mochila donde están los documentos>> pensó. Corrió lo más rápido que pudo en dirección a su mochila para sacarla de ahí antes de que se dañara, pero antes que pudiera siquiera tocar la mochila una mujer de poca estatura y unos rizos extravagantes salió de la nada y corrió hasta la casilla que la llevaría a la felicidad o lo que ella consideraba como felicidad.

La extraña corrió como si no hubiera un mañana, llegó rápido a la casilla y se llevó el boleto por el que la rubia duramente había trabajado. La extraña subió a la nave que debía ser suya llevándose consigo su sueño de despegar a un lugar mejor.

La rubia se sintió rota, su sueño, su familia, sus amigos, todos se habían ido en esa nave y dudaba mucho volver a tener la oportunidad de subir a uno de los transbordadores y llegar a tener su sueño cumplido otra vez. Una sensación extraña comenzó a embargarla, como si estuviera siendo succionada por un tornado dentro de ella, y entonces se dio cuenta, no lo volvería a intentar.  

El otro ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora