Capítulo 10

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Una vez me dijeron que duele más una risa falsa que llorar admitiendo la tristeza propia. Y yo, me había dedicado los últimos meses a reír falsamente y a pretender que no estaba rota por dentro.

Busqué las pastillas en el cajón de la mesilla y encontré la caja vacía para mi sorpresa. ¿Otra más? Pensé.

Los antidepresivos habían sido mis mejores amigos durante todo este tiempo y me sentía dependiente de ellos de alguna forma. Nada estaba yendo bien. Pero seguía riendo.

Me miré en el espejo y al ver mi palidez me asusté. Las orejas parecían comerme cada día más y la tristeza me estaba haciendo perder más peso del normal.

Mis amigos habían decidido que después de largos y pesados intentos, lo mío era un caso perdido que no merecía la pena. Y yo también lo pensaba.

La única que no se había dado por vencida y cuya persistencia y perseverancia me empezaba a irritar, fue Lucía.

No se cansaba de insistir y yo me cansaba de rechazarla. Lo llamaría karma.

Aquél día no iba a ser diferente así que cuando quise volver a quedarme dormida tras haberme resignado a no tomar ninguna pastilla, la puerta de mi habitación se abrió de par en par.

Lucy entró y subió la persiana. Esto hizo que quisiera matarla.

— Levántate Lauren, ya - me ordenó destapándome
— Déjame Lucy, por dios. Eres una puta pesada - me tapé la cara con mi almohada y le di la espalda
— Y tú eres una egoísta que no se da cuenta que está hundiendo su vida haciéndose adicta a pastillas. ¿Quieres morirte tú también? Porque si es así entonces dímelo y empiezo a llorarte desde ya. Estoy cansada de intentarlo pero no paro de hacerlo porque te quiero, maldita imbécil. Así que levántate y date una ducha - se sentó en el borde de mi cama y empezó a llorar

Creo que fue en ese momento, donde vi que mis acciones estaban dañando a la mujer que amaba, que me di cuenta de que realmente estaba trazando mi fin sin darme cuenta.

Me incorporé y me acerqué a ella. Lo que menos deseaba era hacerla daño pero en ese momento yo era una bomba tóxica a breves instantes de explotar. Y eso le afecta a ella. Y me mataba a mí.

— Lucy, amor, lo siento. Perdón, no tendrías que pasar por esto por mi culpa. Perdóname, es que no sé qué hacer, me encuentro mal - la abracé por la espalda y ella negaba con la cabeza
— Empieza por salir de la cama, dúchate y come algo. Voy a llevarte a ver a alguien que puede ayudarte, es lo mejor. Yo estaré a tu lado - me miró y me dio un pequeño beso, después se levantó y me dejó sola en mi habitación, la cual parecía estárseme cayendo encima

Creo que esa fue una de las muestras de amor más puras y tristes que jamás nadie había hecho por mí.

Porque el estar deprimida y querer morirse no es bonito ni romántico. Pero que alguien vea que te están hundiendo y se quede a tu lado para luchar contigo contra cualquier obstáculo, sí lo es.

Me encontraba de vuelta en el hospital y a diferencia de la primera vez, en esta ocasión me sentía más segura y dispuesta a ayudar a Leo aunque fuese una tarea difícil y pesada.

Me encontré con Keana en su habitación. Estaban hablando y Leo parecía algo más familiar a aquél muchacho que había conocido en mi despacho.

— Veo que hoy estás más animado, traigo cartulinas. ¿Dibujamos? - dije alzando los papeles que llevaba en la mano, Leo me miró y con una leve sonrisa, asintió

Coming Back To You (LAUCY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora