Capítulo 13

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¿Sabes que me encanta que me hables al oído? - le dije mirándola a los ojos

— Lo sé, por eso lo hago, bonita - me besó

No entendía muy bien lo que éramos. No entendía si era su novia, su amiga o su amiga con derecho a algo más. Pero tampoco me importaba.

Cuando estaba con ella sentía como el mundo se paraba, como ambas éramos un equipo contra cualquiera que se nos pusiera por delante y quisiese arruinar nuestra escasa felicidad. Cuando estaba con ella, cuando la besaba, era como estar en el paraíso. Y puede sonar demasiado empalagoso, pero sus labios eran los únicos que quería besar durante el resto de mi vida. Su cuerpo era mi lugar favorito. Y ella era mi comida favorita, mi persona.

Mi vida no dejaba de ir de mal a peor, pero tenerla a mi lado hacía que creyese mínimamente en que todo terminaría saliendo bien, que el dolor en algún momento iba a cesar.

Aquella noche, una de las cuantas en las que dormí entre sus brazos, cuando estaba a punto de quedarme dormida, la escuché decirme:

— No sabes cuánto te quiero

Y parece algo tan simple, algo que quizás para otros no tenga ningún tipo de validez. Pero para mí eso era una muestra más de que ella me quería, aunque le costase admitirlo, aunque tuviese miedo de equivocarse. Pero me quería, y todos lo sabían.

Sentí el impulso de abrir mis ojos, pero no pude. Y no lo hice. Me quedé dormida entre sus brazos, en lo que a mi me gusta llamar mi casa, mi lugar seguro.

Y fue la última vez que lo hice antes de coger ese avión.

Me sentía absurda. Me sentía perdida en todas las formas de la palabra. Me costaba salir de la cama pero sabía que no podía caer en la rutina de creer que por una mala racha, tenía que hundir mi vida.

Hoy me tocaba ir al hospital para seguir con la terapia de Leo, que por cierto, estaba cada vez más receptivo y por instantes, se animaba a tocarnos algo con la guitarra. Como lo viejos tiempos. Esto hacía que todos creyésemos en su recuperación, sobre todo sus padres.

Buscando a Keana por los pasillos, me encontré con Herlinda, la madre de Lucía. Y justo cuando quise evitar saludarla, se acercó a mí.

— Lauren, linda, ¿cómo estás? - me perguntó con una sonrisa

— Hola Herlinda, muy bien ¿y usted? - le respondí

— Bien, vengo a por unas medicinas. Por cierto, feliz cumpleaños con retraso, me acordé mucho el otro día de ti. ¿Lo celebraste

— Gracias y sí, me hicieron una fiesta sorpresa

— Oh, es curioso porque Lucía no me dijo nada - escuchar su nombre me dolía pero intenté que su madre no lo notara

— Ella no pudo venir pero me felicitó, que eso ya es bastante - le expliqué tragando saliva

— Bueno, ojalá vuelvan a estar como cuando eran dos adolescentes muertas de amor la una por la otra - yo ya estaba llorando por dentro pero no podía permitirme llorar frente a ella porque me atosigaría a preguntas así que me volví a aguantar

— Dudo mucho que eso pase, la verdad y bueno, tengo que dejarte que me están esperando - divisé a Keana y volví a respirar - pero me ha gustado verte, cuídate

— Tú también pequeña, que tengas un buen día

Y con eso pude desahacerme de Herlinda. Suena mal, pero todo lo que tuviera relación con Lucía, me provocaba escalofríos y una tristeza que no creía soportar.

Coming Back To You (LAUCY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora