P R Ó L O G O

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Bora, Golast. — 17 de Octubre de 1991

La puerta se abrió, dejando pasar a dos personas, luz de luna y gotas de lluvia que el viento empujaba. Cerró.
—María, tenemos que irnos de aquí. Pronto vendrán a buscarte.
—No hay tiempo, están cerca.
Truenos se escuchaban.
—Entonces, ¿qué sugieres?, no podemos permitir que nos encuentren con el niño aquí. Será mejor que nos vayamos. Toma todo el dinero que encuentres.
—¡Que no hay tiempo, Jacob!, es hora de hacer lo que debí hacer desde un principio.
—Sé a qué te refieres, y jamás permitiré que lo hagas.
—Si lo hago, no podrán encontrarnos.
—Por favor, el niño está adentro, María.
—Y estará muerto si no lo hago.
—María...
—Pásame algo con punta.

Fuertes golpes en la puerta, hicieron que abriera de nuevo. Esta vez dejando pasar lo que tanto temían.

El sonido de los gritos y los truenos se mezclaba, pero después del fuerte estruendo de un disparo, todo sonido existente en ese entonces, calló.

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