Padre e hija

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Hoy me levanté mucho más calmada y relativamente en paz a comparación de cómo me encontraba el día de ayer. Obviamente no dejo de estar preocupada ni mucho menos con respecto a la amenaza de Alex, pero por lo menos ahora que ya descansé puedo pensar con claridad sobre cómo actuar y afrontar la situación.

Pero si hay algo que tengo que admitir es que eso no podría haber pasado de no ser por Luke. Él me ayudó a calmarme y a darme fuerzas para seguir adelante y no derrumbarme en esta etapa difícil de nuestras vidas, además de recalcarme que no estoy sola en esto, sino que lo tengo a él. Escucharlo decir eso y saber que él va a estar ahí tanto cómo para Mia cómo para mi realmente vale mucho. Por otro lado, tengo que admitir que él tiene razón. Un padre es más que solo ADN, y Luke ha sido mucho más que un padre para Mia en este tiempo; y me siento más que afortunada al tener un hombre así a mi lado. 

Acabamos de terminar de almorzar y mis padres ya tuvieron que volver a trabajar, y Luke salió en busca del mejor abogado que haya en la ciudad, diciéndome que no me preocupe por el precio que él se va a ocupar de todo. Le dije que no era necesario que ya lo hiciera, porque Alex no había presentado la denuncia todavía, pero el insistió que es mejor estar preparados para que eso pase y terminé dándole la razón. 

Solamente quedamos Mia y yo en la casa. Estamos sentadas en la sala coloreando en su cuaderno de caballos. La observo mientras ella pinta con toda su concentración, cómo si eso fuera lo más importante, y es que en su mundo es así. No tiene que preocuparse de nada, simplemente de ser feliz y nada más. En cambio yo estoy completamente asustada con solo pensar que podrían quitármela, a mi pequeño ángel, y si eso llegara a pasar no sé que haría. 

Nuestra sesión de coloreo se ve interrumpida por el sonido de la puerta e inmediatamente siento los pelos de mi nuca erizarse por el miedo al pensar que puede ser una citación para que acuda al juzgado de parte de Alex. Le indico a Mia que se quede ahí y que me espere. Ella asiente y continua con su trabajo. Le doy un suave beso en la cabeza para después levantarme y caminar con pasos pausado y dubitativos en dirección a la puerta.

Una vez que llego a ésta, pongo una mano en la manija y cierro los ojos. Inhalo y exhalo un par de veces para calmarme mientras rezo por que sea cualquier cosa menos eso. Después abro los ojos y giro la manija para abrir la puerta, dejando ver a la última persona con la que quisiera cruzarme en este momento.

-Qué haces aquí Alexander?- le digo con voz seria mientras me cruzo de brazos.- No eres bienvenido en esta casa.

-Lo sé- responde calmado.- Venía a hablar contigo.

-Sobre que querías hablar?- pregunto tratando de sonar segura y confiada, cuando en realidad por dentro estoy temblando de miedo.

-Sobre Mia.- dice y mis miedos se acrecentan.

-Qué quieres hablar sobre ella? Ya ayer me dejaste en claro cuales son tus intenciones, y déjame decirte que no voy a permitir que me la quites- exclamo dejando que la rabia se haga presente en mi.

-Mira Kendall, no vine a discutir el tema de la custodia- me dice tomándome por sorpresa.- En realidad vine a pedirte un favor.

-Un favor?- suelto un risa amarga mientras ruedo los ojos.- Y que te hace creer que me puedes pedir un favor a mi después de todo lo que me dijiste ayer?

-Lo siento si? Puede que haya sido un poco brusco e impulsivo con todo lo que dije- se disculpa y yo estoy atónita.

-Eso quiere decir que no vas a pelear por la custodia?- pregunto temerosa y esperanzada a la vez.

-Nunca dije eso- contesta y todas mis esperanzas se desvanecen.- Pero antes de hacerlo quería que me concedas éste favor.

-Y cuál vendría a ser el favor?- cuestiono.

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