Capitulo 2: Mis nervios son cariñosos

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El color de nuestros ojos se transformaban en uno, nuestras miradas se unían y compartían en mismo amor. Creo que nuestros labios deseaban el de uno, mi corazón anhelaba juntarse con el suyo. En el aire se sentía una sensación agradable y apasionante, por un instante creía que nos daríamos un beso. Solo falta un paso para llegar a sentir la calidez de sus labios. Antes de acercar nuestros corazones, el decidió apartar la vista. Por un instante pensé que nos besaríamos. Nos presentamos, se llamaba Leirbag Ward... su apariencia era media extraña, su pelo era un corte de tazón de color marrón tenía un poco teñido el pelo de verde, su traje de ropa consistía en un buzo polar color marrón, pantalones largos marrones, zapatillas blancas con raya verdes. Me contó que estaba haciendo un proyecto con Lincoln, él era el compañero de colegio. Eso facilitaría mi conquista. Leirbag agarro unas latas de gaseosa y se fue con Lincoln, en cambio yo me lo quede observando por media hora sin aburrimiento. Cada segundo que pasaba viéndolo veía el brillo de sus ojos verdes, veía como sus labios coqueteaban conmigo, su alta autoestima marco una sonrisa encantadora. Me quedo sonrojada, no quería que me viera así... me fui corriendo a mi habitación. Me quede viendo por la ventana, esperaría todo el día para que Leirbag se valla y no me vea. Ya pase una vergüenza emocional al frente de él. No espere que el vaya con Lincoln al patio trasero a practicar béisbol, era mi oportunidad demostrarle que existo y no soy ningún fantasma. Era hora de dejar de perder el tiempo y ponerme a trabajar. Agarre el guante, el bate y la pelota.

Fui corriendo hacia la puerta trasera, al bajar por las escalera de los nervios que contenía me tropecé. Ya con esa escena me puse colorada, mi mala suerte el me vio... que vergüenza. Ya no quería estar ahí. Me levante rápido, intente ocultar mis cachetes rojizos pero fue un intento fallido, agarro todo de nuevo, me acerco a el intento enamorarlo pero no funciona, ni si quiera me ve, este plan que hice fue un fracaso estoy harta de mi timidez. No le puedo ni decir que lo quiero, si se acerca y pierdo el control. Mejor me aleje de él, intentare no pensar en sus ojos. Había algo en el que me traía confianza, sobrepasaba los valores del amor, el color de los ojos de Leirbag eran los mismo de un familiar no sé de quién pero era idéntico como uno de nuestra gran familia. Sus rasgos de la cara eran muy similares a un hermano. Solo era un aire.

Pasaron como tres horas y aun no sabía si confesarme o guárdamela para una ocasión especial. Tenía una nueva idea, me confesaría en una heladería la misma la vez que lo vi. Espero que nada me pase. Caminando hacia el comedor lo veo, mi corazón se puso en marcha y me latía el corazón a mil por horas, no podía respirar sentía que me derretía como un helado, no saben cómo me siento en este momento. Si supieran la adrenalina y el nudo en mi garganta para pedirle una sita no querían estar en mis zapatos. Me acerco viéndolo a sus ojos pensando en su respuesta. No me espere que me digiera que sí, les di la dirección de donde nos encontraríamos. Sera el mejor momento que podre pasar, nos daríamos un beso que nuestras almas se unirían.

Era una tarde como cualquier inverno cálido, superior a mi expectativas, como me apasionaba como un atardecer. En la heladería me quede esperando por quince minutos. Iba vestida con un vestido largo de color verde, mi cabello todo mojado perfumado por el acondicionador sabor a fresas, espero que el color de mi ropa haga resaltar sus ojos. Ya pasaron más de quince minutos y él no ha venido... me salieron algunas lágrimas, ese nudo de la garganta se estaba desatando al no estar presente. ¿Quién estaría con una chica como yo? Nadie. No puedo continuar sin él, porque espero hasta último momento en romperme el corazón. Tenía miedo que ya tenga una novia, ¿si lo de mi sueño era real? No podría vivir sin sus ojos. Me retire de la mesa y me fui caminando hacia mi casa con las lágrimas derramada. En esa escena tristeza lo único que faltaba era que el cielo llorara conmigo.

Caminando cabizbaja, preguntándome que sucedió en ese momento que yo le propuse una cita, él me dijo que estaría conmigo, tal vez solo jugaba con mis sentimientos. Que tonta fui. De pronto alguien me agarro del brazo suavemente, cuando lo mire era Leirbag, me puse nerviosa, esos miles de sentimientos que sentía antes vinieron a mi corazón. Otra vez no podía hablarle. Estaba vestido con una camisa de cuatros color verde, eso hacia resaltar sus ojos. Él tenía una mano atrás, no quería por nada sacarla. Después de tirones juguetones el ya no aguanta las ganas de que yo viera la sorpresa y me muestra lo que me trajo... me regalo una caja de bombones, me hizo quedar como un princesa, me quede sonrojada en unos nervios que mis cosquillas me traicionaron y caí a sus brazos esperando un beso que nunca iba a pasar. Sus brazos eran tan suaves como la lana de una oveja, podías que darte dormida sin darte cuenta. Él era tan tierno como un oso de felpa, con su mirada podía conquistar a más de mil mares en tan solo un día. Creo que abrazarlo me dio una alegría que me podía sumergir en algo tan dulce.

-Tranquila que no es nada, solo es un simple regalo... -Lo dijo sonriendo.

-Tal vez sea un simple regalo para vos pero para mí en un sentimiento compartido -Dije yo.

-Si nos quedamos acá, no podremos disfrutar del día -Lo dijo mientras que me tomaba de la mano.

Mientras que decidimos dejar de un lado el helado, mejor decidimos ir a un kiosco a pedir una gaseosa... bueno no sería tan romántico pero me alegra que el este a mi lado. Tener su mano fue como tocar un arcoíris que sabes que jamás podrás sentir de nuevo su calidez, sentir su piel era lo único que me motivaba en mi día a día. No puedo creer que haya gente en este mundo que odie enamorarse, es lo mejor que te puede pasar. Después del kiosco tuve una idea muy loca que me contaron mis amigas, se trata que de que él tenía que anotarse en un papel que va a tener un formulare que anotara un personaje, tendrá que ser una persona nueva, yo también tendría que lo mismo. Cuando más loca se su nueva personalidad va hacer más divertido. Lástima que no me acorde, pasaríamos un buen rato riéndonos. El noto que tenía una idea para divertirnos, noto que me encontraba muy nerviosa... Me pregunto.

-¿Qué te pasa? Dime... puedes confiar en mi -Lo dijo mirándome a los ojos.

Le explique lo que tenía en mente y le fascino la idea, tenía ganas de ponerla en práctica, no tenía paciencia ya quería reírse un rato. Se divertía igual como si fue uno de mi familia, era bastante positivo, por un acepto se parecía a mi hermana Luna Loud. Rápidamente fuimos corriendo hacia una cafetería, al entrar nos sentamos en la primer mesa que vimos, justo ahí pedimos un café cortado con seis medialunas de manteca. Ya que no tenías papeles tuvimos la idea de improvisar, fue igual muy gracioso. Los buenos detalles hicieron que sintiéramos una atracción amorosa. Pasamos como una hora y nuestras nuevas personalidades nos hacían más unidos, como una pareja. Solo éramos amigos, creo que solo eso seriamos. Entre unas de las charlas que tuvimos le pregunte del porque se tiño en algunas partes del pelo a verde, me contó que se lo cambio porque cuando era niño le molestaba tener de rubio en esa zona hacia que solo cambio a verde. Le parecía extraño tener en algunas partes amarilla porque sus familiares no eran rubios. Raro. Ya era la hora que el sol se esconda, como dije antes lo que más me apasionaba era una atardecer. Le dije si quería ir a la colina de la plaza más alta para ver el atardecer, él no tenía ningún problema que también él es sentimental.

Salimos corriendo de la cafetería directo a la plaza, nos agarramos de las manos y caminamos hacia la plaza, al llegar no había ni una sola persona, en la colina había debajo de un árbol se encontraba un banco de madera, nos sentamos ahí y esperamos que el sol se esconda. Llegamos a la última hora de la tarde, cuando disminuía la luz del sol. Nos sentamos y nos tomamos de la mano, creo que ya era hora de confesar mi amor hacia él, es el único momento que valió la pena enamorarme, con una sonrisa de él podría ser feliz por más de una semana, me alegraría cada segundo del día. Tenía ganas de lanzarme e darle un beso ¿pero qué diría? Me acerco lentamente a él, por un momento no se dio cuenta en lo que planeaba hasta que el tomo el mando de la situación y me abrazo, en ese abrazo sentí que mi corazón tomo un nuevo camino, que mi mente no podía apartarse de sus sentimientos, ya creo que es momento de decirle te quiero. En el ambiente se sentía una amor, se sentía que todos íbamos amar, cuando se oscureció y la luz de la luna nos iluminaba la cara pudimos ver reflejados en nuestros ojos lo que realmente sentíamos, a la vista de las estrellas muy despacio nos fuimos acercando mientras que nuestras mejillas se ponían rojas, ese brillo de sus labios me apasionaba, escuchábamos cada latido del corazón de uno su presencia daba razón a mi enamoramiento. Con sus dedos acomodo mi flequillo despeinado, coloco sus manos en mi cuello esperando acercar sus labios a los míos, nadie de los dos podía pensar sobre lo que sucedía el mando del cerebro lo tomo el corazón. Nos acervamos, nos estábamos uniendo, sentíamos lo que expresábamos. Pronto con un simple beso revelaríamos que sentimos más que una simple amistad. Cuando vimos los brillos de los ojos cerramos al mismo tiempo los ojos y por un instante iba a sentir el suave beso de un príncipe, casi nos dábamos un beso pero no pudimos porque sus padres lo llamaron pidiéndole que vuelva porque ya era tarde... "la suerte que tengo".

Me acompaño hasta mi casa, me dejo en la entrada de la puerta él se fue corriendo a su hogar. Solo espere un beso de él y no lo pude obtener por culpa de sus padres. Algo en mi decía que conseguí un novio, sería mi primer amor, de tan solo pensarlo me quede sonriendo como una boba.

Continuara...

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La noche es mi único amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora