Capítulo dos:

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Noah.

Idiota.

Sí, esa era la palabra perfecta para definirme, ella misma me lo había dicho ayer.

—De tí ya no quiero nada, idiota.

Juro que en ese momento mi mundo se vino abajo, porque ella era mi mundo y me abandonó. Aún la recuerdo perfectamente: llevaba su corto cabello suelto y enmarañado por causa del aire que corría y lo apartaba de su rostro, sus ojos verdes estaban vidriosos y rojos, al igual que sus labios, su forma de vestir tan despreocupada, característica de ella. Pero esta vez la acompañaba una botella de alcohol, olía a él. Definitivamente estaba borracha porque arrastraba las palabras al hablar aunque su tono era muy decidido.

En cambio yo, estaba tan confundido y enojado, furioso a decir verdad. No sabía de qué hablaba cuando llegó gritándome que era lo peor que le había pasado, la peor persona que había conocido. Ni siquiera me dió una explicación exacta, se soltó insultandome y alejándome de ella cuando intentaba tranquilizarla. Pero acepto que me rendí muy rápido, debí haber insistido más, no debí haber hecho caso a mi orgullo. Ahora me arrepiento de no haber ido tras ella.

—Noah, ¿estás listo?

—Claro, solo dame un segundo.

—¿Estás bien?

—Sí.

Mentí, obviamente no me encontraba para nada bien, sin exagerar, me estaba muriendo.

 —Entonces te espero en el auto.

Josh salió de mi habitación sin dejar de observarme, como si algo no le pareciera. Yo sabía que no tardaría mucho en darse cuenta de que lo estaba engañando, pero aún no quería decirle lo que había pasado con Louise, no hasta estar seguro de que era realmente lo que pasó ayer con ella, y ni siquiera yo lo sabía aún.

Tomé mi celular de la cama para salir de la habitación, pero un sonido me detuvo, una canción pegajosa comenzó a sonar desde una esquina de mi habitación. Me giré para buscar la fuente del sonido, me sorprendió ver el aparato rosado tirado en el piso, era el celular de Lou el que sonaba, le estaba entrando una llamada de un tal Nick.

Maldita sea, no sé cómo el celular llegó a mis manos, ni cómo logré deslizar mi dedo por la pantalla para contestar la llamada, reaccioné hasta que me escuché a mí mismo hablar.

—Hola.

—Hola, ¿se encuentra Louise?

—¿Quién la busca?

—Soy un compañero de trabajo, hoy no vino a trabajar y estaba un poco preocupado por eso...

—Deja de preocuparte por ella, ese no es tu asunto.

—¿Disculpa?

—Lo que oíste idiota, deja de estar llamando a mi novia.

—Oye amigo, te equivocas, ella y yo solo somos amigos.

—No me importa, quiero que la dejes en paz.

Corté la llamada y el fondo de pantalla apareció. Una foto de Louise sonriendo, conmigo abrazándola por detrás, juro que pude oír mi corazón romperse en ese momento.



Take my hand.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora