IV

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—¿Lo que quiera?

El castaño asintió a esa pregunta. Bien hecho, Mason, ahora sí que la cagaste. El rubio sonrió ahí súper psicópata.

—Yia, entonces perreame.

—¿Qué? ¿En serio? ¡No lo haré!

—y ME LA PASO IMAGINANDO-

—¡YA OH!, ¡LO HARÉ! –Gritó mientras sentía como sus mejillas se enrojecían.

Bill tomó la mano del castaño para llevárselo a quién-sabe-dónde, el "secuestrado" empezó a alegar de que dolía la weá, puta que es maraco.

De repente, su caminata paró en una discoteca diurnia-acturna, Dipper estaba confundido, ¿qué chucha hacían ahí?.

—Ya po' weón, entra –Le dijo Bill algo molesto al ver estático a su contrario.

—No... ¡No quiero entrar ahí!

Sus quejas aumentaron cuando nuevamente el reggaetonero le tiró del brazo, obligándolo a entrar al oscuro repleto de gente y música a todo volumen. Qué horror.

—¡Ya, weón, perreame! –Gritó Bill para que el contrario le escuchara entre todo el ruido.

“Que eri' weón, Mason, te pasas” Pensó. Había hecho muchas cosas estúpidas, pero esta sobrepasaba todo.

Soltó un fuerte suspiro, se volteó frente del, por así decirlo, desconocido, e hizo lo que nunca creyó hacer: Perrear.

“Coonchetumadre, le siento todo el pico” Cerró sus ojos al sentir las manos de Bill en sus caderas, haciendo más "fuerte" el "baile".

Después de esto, quemará sus pantalones.

Mientras que para Dipper todo esto era una tortura: Para Bill era el paraíso, el castaño movía malditamente bien las caderas, y eso que había bailado con hombres y mujeres antes.

Por suerte de Dipper, la canción había terminando más rápido de lo que pensó. Se separó del rubio lo más rápido posible, esto hizo enojar a Bill: ¡Lo estaba disfrutando y se le ocurre acabar! Vaya que no piensa en los sentimientos de los demás.

—¡Ya! ¡Cumplí con mi parte del "trato"! –Odiaba sentir toda su cara roja por culpa de ese tipo, pero se tenía que aguantar; sin sonrojos no es buen fic (?–. ¡Ahora dejame en paz!

—¿¡Qué!? ¡Nunca acordamos eso! –Dipper abrió los ojos como el porte de su trasero al escuchar eso–. ¡Dijimos que te dejaría de cantar esa canción! ¡NADA MÁS!.

Un fuerte grito hizo que toda la discoteca se callara, había sido peor que ladrido de chihuahua. Así es; Dipper había gritado.

—¡NO WEÍ'! ¡ALEJATE DE MÍ! EH... ¡TU MAMÁ ES EL JAIME! –Y se fue corriendo hacia la salida ahí peor que la rosa de guadalupe.

Reggeaton.♪BillDip♪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora