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Se encontraba el Bill caminando por las calles desoladas de la ciudad. El rubio traía un parlante consigo, para poner su buena música a todo volumen.

–Si necesita reggeaton, dale. Sigue bailando mami no pare'. Acercate a mi pantalón, dale. Vamo' a pegarno' como animale'–Cantaba mientras seguía su camino.

Llegó al parque y observo todo el entorno. Su mirada se fijó en cierto castaño que estaba cruzado de piernas, con un Iphone en una mano y en la otra un café de Starbucks.

El Bill se acercó, caminando como un gorila, Dipper no se habia percatado de él, ya que seguía pendiente de su móvil.

–Oe', te voy a dedicar una canción entera buena.– Le dijo cuando llegó a el lado del castaño, este lo examinó de pies a cabeza.

–Oh.– Fue lo único que salió de sus labios para volver a fijar su vista en su celular. Ignorando completamente al reggetonero.

El Bill frunció el ceño, movió al castaño y se sentó a su lado.

–¿¡Qué te pasa!?– Le gritó totalmente ofendido por su actuar.

–Oe calmate. Te vo a dedicar una canción.– Le respondió mientras encendía su parlante.

–¿Y para qué quiero una canción tuya? Estoy perdiendo tiempo hablando contigo.– Volvió a mirar su teléfono.

—Mira, señorito cuico, sientete orgulloso que yo no le 'ando cantando a casi a nadie.– Dijo el flaite eligiendo una canción en el parlante.

—¡Mira!, ¡él es el weón que me cantó el otro día! –El de ropas raperas miró a la maraca que había dicho eso, y pudo reconocer altiro que era la Pyronica.–

—¡CALLATE PENDEJA CULIA! –Le gritó ahí to' enojao' y le tiró una piedra–. Yia, como te decía; no a todos le canto.

—Sí, me dí cuenta. –Dijo el Dipper, quién miraba como weón.

Reggeaton.♪BillDip♪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora