Marie

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-HELLOOO PEQUEEEEE.

¿What?

Una pequeña chica de cabello negro venía corriendo hacia mí con los brazos abiertos y casi caigo al suelo cuando su cuerpo impacta contra el mio. Me tambaleo y pongo los ojos en blanco... No me malinterpreten, no es que no quiera a mi prima Marie, es solo que su personalidad tan "animada" siempre ha sido totalmente opuesta a la mía, pero aunque a veces -la mayoría- no congeniemos, he aprendido a convivir con ella, al fin y al cabo es la única familia que conozco.

-Marieee -hice una mueca parecida a una sonrisa- ehh... estas muy bonita.

-Lo mismo digo -silva y me obliga a dar una vuelta por debajo de su brazo- debes traer loco a más de uno -me guiña un ojos-

Menos al que debería.

La chica al parecer leyó algo en mi rostro y frunció el seño, esperaba el interrogatorio tipico de ella pero solo se limitó a hacer un gesto con la mano.

-Puff, ya tendremos tiempo de hablar de los simios del sexo opuesto -rio de su propio chiste malo- vayamos adentro a saludar a mamá y luego vayamos al centro por una de esas porquerias que tanto te encantan, necesito grasa en mi cuerpo.

Verla siempre tan feliz me hizo sonreir, siempre me recordó a Chloé, quizá las presente pronto.

Levanté mi mirada y fui consciente del humo blanco que salía de mis labios, al igual de la linda casa amarilla que estaba frente a mí.

-Mi mamá la rentó... linda no? -suspiró- Creo que será bueno comenzar desde cero y más si se está cerca de la familia... vamos?

Me dio un delicado golpe en la espalda y caminó meneando las caderas hacia la casa.

-Que grande estas Katherine -Mi tia me abrazaba e inspeccionaba TODO mi cuerpo con una sonrisa gigante en la cara- te haz vuelto una señorita muy hermosa.

Mi mamá y mi tía se encontraban en la sala de estar tomando café como solían hacerlo, de alguna manera era reconfortante sentir la sensación de volver a cuando las cosas eran más sencillas, pero al mismo tiempo también te das cuenta de que por dedicar tu atención a cosas que ahora no tienen importancia, no las disfrutaste lo suficiente.

Nos quedamos un rato hablando y ayudando a desempacar hasta que Marie se levantó.

-Saldremos un rato, quiero ver como está todo -aplaudió y dio pequeños saltitos-

Suspire y me levante mientras sonreía y levantaba ambas cejas en señal de lo mucho que me divertía de la idea.

Sentí un puñetazo en mi brazo y me queje.

-Deja de ser tan amargada -me sacó la lengua-

-Camina antes de que te la arranque y haga un batido de fresa con ella.

Nos quedamos viendo con mala cara y rompí a reir con ella.

Mi madre negó con la cabeza divertida.

-Vuelvan temprano.

Solo alcancé a escuchar eso cuando estabamos saliendo.

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- Y haz sabido algo de el?

Hablé como cln 7 papas fritas en mi boca. Estabamos en un pequeño local en el centro de la ciudad, la vista daba al boulevard y habiamos dedicado mayor parte del día a ver chicos lindos o simplemente comentar algo de cualquier tipo de persona o pareja que caminaba.

- A mi padre? -asentí- No. Lo ultimo que supe es que se va a casar con una chica Australiana, no me gusta hablar de eso con mi mamá -dio un sorbo a su batido de fresa- creo que en el fondo aún le duele... pero bueno, ya nada me sorprende -se encogió en hombros y seguia intentando tomar de algo que era obvio que se habia acabado y solo lograba hacer un ruido molesto-

Tome su pitillo y lo arroje a un lado.

-Creó que se acabó -dije riendo al ver su cara de niña malcriada-

-Duh -me vio mal- vamos a caminar un rato, yo invito.

-Claro que tu invitas, vi como le hiciste ojitos al cajero -levanté una ceja- ataca tigra, te espero fuera.

Escuche su risa y camine hacia afuera. El aire fresco golpeo mi rostro y se sentia tan... bien. Suspire y me recoste de una columna para seguir observando todo a mi alrededor. Justo en ese momento pasan frente a mi unos chicos fumando y uno de ellos lo hace tan cerca que arroja en humo en mi cara.

Iugh.

-Oye tú... -caminé tras el levantado mi brazo pero lo que vi me dejo paralizada-

La chica... la chica de mis sueño, la que dijo que era yo... si, si es ella.

Sacudi mi cabeza por mis pensamientos estúpidos y por lo loca que me estaba volviendo, pero no desaparecía. Su ropa desgarrada y sus grandes ojeras soprenderían a cualquiera, pero la gente que csminaba a su alrededor ni se inmutaba, parecis que no... la veían.

Estaba dispuesta a acercarme más cuandp una mano tomó mi hombro haciendo que me sobresaltara, gire y Marie me miraba achicando los ojos.

-Estas bien?

-Si -asentí rapidamente- solo que creí ver a alguien -voltee-

-Mmmm no veo a nadie -dijo mientas miraba en la misma dirección que yo- seguro te confundiste.

-Si seguro es eso-murmure-

-En fin, adivina quien tiene el número de un chico lindoo-alza su celular en señal de victoria-

-Yo no soy -reí - asi qur debes ser tú -le seguí el juego-

Caminabamos por la calle en un silencio muy cómodo, se podría decir que hasta agradable.

-LO HABÍA OLVIDADO.

Y así se rompre una burbuja de felicidad.

-MALDICIÓN MARIE ME QUIERED MATAR DE UN JODIDO INFARTO? -grite sobresaltada-

-Ehh no, sería muy triste estar en el intituto sola, no crear que es porque te quiero.

-Egois... Espera, estas en la prepara...

-SI! Mañana mismo iré, y no es porque interese comenzar un viernes, es solo que quiero que me pongas al día, no es genial? Podremos...

A veces me pregunto como personas como Marie toman la vida de forma tan relajada, en ocasiones envidio no ser así, todo con ella es tan simple, es tan transparente... quizá antes no me la llevé muy bien con ella por juzgarla mientras la del problema era yo, que me dediqué a cerrarme con ella perdiendome de una gran amiga. Algo en ella cambió, o quizás en mi, pero algo me dice que debo confiar en ella.

-... también haremos yoga, iremos a fiestas y...

-Le quiero Marie -le interrumpí-

-Qué? -me miró como si estuviera loca-

-Es un idiota, si, y me ignora la mayoría del tiempo, pero creo que nadie elige en quien fijarse no? -sonreí nerviosamente y mirandola con la esperanza de que fuera optimista-

Sonrió dulcemente y me tomó del brazo mientras comenzaba a caminar.

-Cuéntame más de ese chico.

En un día comprendí dos grandes cosas, que no siempre las personas son lo que parecen y que muchas veces es más facil decir en voz alta lo que sientes, pues de alguna u otra forma decubrirlo te hace sentirte mejor contigo mismo y con tu alrededor. Hoy gané una nueva amiga y un nuevo motivo por el cual sonreir.

Multimedia: Marie Kallins.

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