thirteen

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Capítulo largo.

—¡Malía!–grité por milésima vez.

Nos encontrábamos en Houston arreglando las últimas fechas del tour de Magcon para el año entrante y como era de esperar Mali y el idiota de Isaac seguían con nosotros.

En tres días se iban, las vacaciones de invierno ya daban a su fin y eso significa que mi felicidad también. A fin de cuentas yo no había podido decirle nada a mi mejor amiga sobre mis sentimientos encontrados y de alguna manera me parecía bien y mal al mismo tiempo.

Si yo le decía a Malía que yo sentía algo por ella tenía tres grandes posibilidades; que sienta lo mismo y deje al idiota de Isaac, que no sienta lo mismo y siga con él, que Isaac me escuche decírselo y me asesine antes de terminar.

Aunque algo no andaba bien con ese chico, desde el día que ella me engañó con sus golpes comencé a sospechar de él, y como Nash suele ser paranoico le pedí ayuda para investigar un poco sobre el tema. Descubrió que Isaac tiene dos órdenes de alejamiento contra dos chicas diferentes por maltrato, y eso no me gusta nada. Malía no lo sabe.

¿Planeábamos decirle?, claro que si.

En realidad creía que era el momento adecuado para darle todas las pruebas que recolectamos con mi stalker mayor, pero no encontraba a Malía ni a Isaac por ningún lado.

Caminé y caminé por los pasillos del hotel pero ellos no estaban, habían desaparecido. Era la madrugada del martes, ¿qué tan lejos pudieron ir?

Cansado de buscarla decidí tomar un postre de la cocina del establecimiento y subí a la azotea del edificio para tomar un poco de aire. Me apoyé sobre el baradal del extremo y me dispuse a comer mi flan tranquilamente cuando un extraño sonido me interrumpió.

Miré hacia todos lados intentando localizar al dueño de aquellos sonidos tan extraños, caminé hasta el área de aires acondicionados y casi muero calcinado allí dentro, pero el sonido se intensificó, dándome a entender que lo que yo escuchaba eran sollozos de una mujer.

Caminé unos metros más cuando la encontré, hecha una bolita en la esquina de la habitación llena de equipos. La tomé entre mis brazos y la llevé hacia afuera para que su temperatura bajara. Me alarmé al ver un ligero corte en su frente.

—Ésto está mal Mali–acaricié su mejilla con delicadeza, ella sólo bajó la mirada–espero que estés consciente de eso.

—Sólo me caí, es todo–murmuró aún sollozando.

—No me mientas nena, por favor no a mí–la miré con ojos suplicantes.

—Digo la verdad–balbuceó. Negué.

—No lo haces.

—Lo hago–soltó un poco más dura.

—Malía, no te hagas ésto a ti misma.

—¿Hacerme qué?–alzó la mirada con sus ojos cristalinos–eres tú el que me presiona.

—Yo no soy el malo aquí Mali, no te confundas.

—Sólo déjame en paz Shawn–me dio la espalda, posé mi mano derecha sobre su hombro y la volteé con delicadeza.

—¿Qué pasó ahora?–murmuré mirándola directamente hacia sus ojos, ella los cerró con lentitud al sentir mi mano posarse en su mejilla.

—No puedo decírtelo, lo siento–bajó la mirada apenada.

—Mali, necesito que me respondas algo–tomé su mentón he hice que me mirara–¿hace cuánto somos amigos?

Ella me miró confundida y entrecerró sus ojos alejando su mirada de mi rostro para poner una mueca pensativa que me llenó de ternura. Volvió a mirarme y se encogió de hombros.

—No lo sé, más de diez años–medio sonrió.

—Entonces, ¿porqué no tienes el valor de decirme qué es lo que en realidad te pasa?

Malía rodó sus ojos llorosos por milésima vez y se dio la media vuelta, para acercarse a admirar el bello cielo en la azotea.

La noche era preciosa, más cuando la luna y las luces de aquellos departamentos de personas que aún no habían ido a dormir, combinadas con las luces de los autos y las iluminadas calles del centro de Houston, la ciudad era pequeña, no tenía más de dos millones de habitantes y estaban bien distribuidos desde zonas rurales a la zona céntrica en la que nos encontrábamos.

Me acerqué hacia Mali con temor a que me corriera pero no fue así, al contrario, se pegó a mi lado derecho y tomó mi mano izquierda para jugar con mis dedos como siempre solía hacerlo, por impulso la abracé posando mi brazo derecho alrededor de sus hombros.

Miré hacia abajo debido a nuestra diferencia de altura y pude notar como otra lágrima rebelde se deslizaba por su mejilla. Sin embargo no la limpié, no quería seguir insistiendo, por lo que solo me dediqué a disfrutar de su tacto mientras miraba el paisaje delante de mí.

—Supongo que no es un secreto para nadie que Isaac y yo tenemos problemas–soltó luego de unos minutos de silencio.

El resto de la noche y gran parte de la madrugada me dediqué a escuchar cada parte de su historia con él, contándome desde el día que lo conoció, la primera vez que salieron y la primera vez que tuvieron.

Isaac era un chico bastante celoso y controlador, eso la llevó a Mali a estar en el infierno en el que se encontraba, y últimamente peleaban por todo, especialmente por mí.

Me sentí un poco feliz al darme cuenta de que después de tantas semanas ella por fin se estaba abriendo conmigo, felicidad que duró poco al momento en que su historia llegó a la parte de los golpes.

"—La más fuerte fue hoy, se enojó porque le conté que a veces dormíamos juntos, lo sé, es muy tonto de mi parte contarle eso pero realmente sentía la confianza de decírselo, pensé que comprenderías que no eres nada más que mi mejor amigo, pero en cambio él sólo me empujó contra la puerta, me pegó una cachetada y desapareció".

Admito que me había dolido un poco la manera en la que ella se había dirigido hacia mí, pero no podía evitar que ella no sintiera algo por mí, después de todo, nosotros éramos sólo amigos, y siempre lo seríamos.

Pero no me rendiría, no lo haría, necesitaba indicios de que ella necesitaba que alguien la salvase de esa relación, y estaba seguro de que yo podría ser esa persona.

"—Shawn, ya no necesito ese tipo de relación, ya no quiero estar más así, por favor, ayúdame".


treat you better; shawn mendes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora