--¡Devuélvanla!—Grito con todas sus fuerzas-- ¡Devuélvanla!
Lloraba de rabia, de impotencia, de dolor. Maui acababa de romperse en mil pedazos, y sus pensamientos lastimados y cegados lo llevaban a cometer una locura. Una total locura.
Debió haberlo visto hacia tiempo pero es que no quería. Sus arrugas en los ojos, las pocas canas que le estaban saliendo junto una reducida movilidad. Era obvio, él era un semidios inmortal y ella era tan solo una humana cuyos años pasaban mucho más rápido. Si no hubiera sido por lo que había pasado hubiera muerto de vieja y tal vez hubiera aceptado un poco más. O no, tal vez solo podría sumergirse en su dolor sin poder lograr hacer nada.
Moana había llegado a las cuatro décadas y sin embargo parecía ayer cuando habían devuelto el corazón de Te fiti, o cuando ella le pidió que se quedara en Motunui a vivir. Para él no había pasado tanto desde que empezó a amarla con locura, cuando se le confeso, temeroso de un no, y ella lo beso con una pasión descontrolada en la playa en respuesta.
Protegía la isla con mucho fervor y ayudaba en casi todo lo que podía. Desde la pesca hasta dar algunos paseos convertido en halcón mientras llevaba a niños de la aldea en su espalda. Con su azuelo y fuerza los, labores se fueron convirtiendo en juegos de niños y aunque Moana se quejaba por hacer un poco vagos a los isleños, él sabía que estaba agradecida por su ayuda.
Y claro, ¿Como no olvidar cuando dejo su orgullo de lado y en acto de valentía total le pidió su mano a Tui? Sudaba de lo nervioso que estaba y sabia que ella también pero ya había pasado sus veinte años y a pesar que su padre quería que se casara con un isleño, sabia que ella se negaría. Construyeron una choza para ellos dos y la boda se festejo con un gran banquete, hubo música y muchos bailes ceremoniales. Pero Maui solo podía mirarla a ella, tenia su corazón lleno de felicidad y por su mirada, ella también lo sentía. Misma mirada que le dio aquella noche, una vez se había acabado la celebración, él la llevo a un lugar mucho más apartado en la otra punta de la isla en donde había construido una choza pequeña con una cama en la playa. ¿Por qué negarlo? Verla desnuda, tenerla en sus brazos...esperaba ese momento con ansias. Ella estaba vergonzosa, cuando él la tocaba. Incluso Mini-Maui estaba sonrojado, el pobre se puso tan nervioso que Maui lo mando a su espalda y allí se quedo durante toda la noche.
--¡Devuélvelo!—Grito llorando-- ¡Me salvaron a mi! ¿Por qué no lo salvan a él? ¡Fue deseado y lo amo! ¡Por favor! – Lloro aun más fuerte mientras se caía de rodillas en el bote. Dolía y le dolía demasiado – Yo lo amo...--Susurró.
Moana se lo había preguntado, una tarde después de bailar junto al océano. Él lo había pensado desde hacia unos años atrás por lo que acepto. En ese entonces, ella tenia treinta y tres años. Trataron en muchas posiciones diferentes y probaron con medicinas para la fertilidad ¿Por qué no podían? ¿Era porque ella era mortal y el un semidios? ¿Alguno tenia algún problema? Él se había rendido ya pero ella con su espíritu y vitalidad mantenía las esperanzas y funciono. Tras diez años de intentos Moana quedo embarazada.
Se convirtió en un padre protector, no dejaba que Moana hiciera esfuerzos innecesarios. Tampoco le gustaba que ella navegara por el océano en su estado, no le gustaba para nada ¿Y si el bote se daba vuelta? ¿Y si había una tormenta? ¿Y si tal vez aparecía un monstruo enorme y los devoraba? Eran paranoias de él pero aun así trataba de que ella se cuidara. Sin embargo, nada podía separar a Moana del océano. Su padre no pudo, él tampoco y con el océano como amigo, Moana se encontraba protegida aunque el la acompañaba siempre.
Peleaban por ver quien tendría razón sobre el genero del bebé. Maui creía que seria un niño, había elegido el nombre de Alika que significaba "Defensor de la humanidad" para que fuera un héroe como él. Entrenarlo, enseñarle a pelear y jugar con él. Podría llevarlo de paseo en forma de halcón y también enseñarle a pescar. Deseaba con muchas ganas escucharlo decir "Papá" y esperaba impaciente el día de su nacimiento. Moana, en cambio, quería que fuera una niña, había elegido el nombre de "Nani" para que ella fuera alegre. Podría llevarla a navegar y enseñarle a bailar. Deseaba mucho poder abrazarla, besarla y peinarla también. Quería enseñarle sobre las costumbres de Motunui y que ella siguiera su destino como quisiera.
Finalmente, el cabeza dura de Maui había tenido razón, Alika nació después de un muy complicado parto. Estaba débil y ni siquiera lloro al nacer. Su pequeño corazón latió tan solo unos minutos para después detenerse, luego de que Moana lo tuviera en brazos. La joven madre estaba cansada había estado en labor de parto unas diez horas y perdió mucha sangre en el proceso. Cerró los ojos antes de decir sus últimas palabras...
"Mi pequeño"
Te Fiti convertida en Te Ka miraba confundida al semi dios. Él le había robado su corazón otra vez mas esta vez para hacer un trato con ella.
--Si me los devuelves a mi familia, yo te devuelvo tu corazón—Ofreció—Estoy dispuesto a dejar mi inmortalidad si es necesario pero devuélvemelos porque yo--Sollozo otro poco—No soy nada sin ellos.
El monstruo de lava se enfrió convirtiéndose en roca y estiro su mano hacia Maui quien se acerco en su barca. De allí tomo los cadáveres que había traído el hombre envueltos en sabanas blancas. Con la otra mano, tomo al inmortal y lo llevo a la altura de su pecho. De inmediato en héroe entendió el mensaje y le puso su corazón a la isla para después volver a su bote a ver transformación desde lejos.
Así ella volvió a la normalidad, y miro al semidios con dulzura, esta vez lo había echo por amor a su familia por lo que decidió perdonarlo y cumplirle lo que había pedido. Sus manos se juntaron, una luz verde emergió de ellas logrando así su cometido. Puso a los dos nueva mente en la barca y Maui espero hasta que se dio cuenta de algo.
--¿Qué hay de mi inmortalidad? –Pregunto-- ¿Debo perderlos otra vez?
--No—Negó la isla—Los he hecho inmortales, Maui. Ahora vuelve a casa, ellos están dormidos y muy pronto despertaran, ya lo veras.
Cuando Moana abrió los ojos se encontró a su marido cargando en brazos a su hijo. Sus ojos estaban brillosos y pudo ver como trataba de calmar al niño que lloraba despacio.
--¿Maui? – Pregunto confundida-- ¿Qué ha pasado? ¿Por qué estamos en el océano?
Como única respuesta, Maui le paso al pequeño niño. Su pequeño hijo, tan lindo era. Alika, seguramente se convertiría en un chico tan apuesto como su padre y tan fuerte como él.
--Lamento haber tomado esta decisión sin ustedes pero no estoy dispuesto a perderlos otra vez—Explico Maui—Le he pedido a Te Fiti que los haga inmortales – Cerro los ojos esperando que ella se enojara pero en cambio sintió una caricia en su mejilla izquierda. Moana lo entendía, lo entendía perfectamente.
En ese momento, en el pecho del semi dios apareció un nuevo tatuaje . Era Mini Maui, junto a ella y en el centro estaba Alika. Justamente en donde estaba su corazón.
--Mientras estés conmigo, yo no tengo problema, amor mío—Ella le sonrió y el le devolvió la sonrisa feliz de tenerla otra vez.
:-:-:-:-:-:-:-:-:-:-:
¡Hola a todos! Muchas gracias por leer hasta aquí. Esta es mi primera historia en Wattpad y agradecería mucho si dejaran un comentario con su opinión.
Sinceramente, esto es algo que escribí hace unos días en un ataque de inspiración de una hora. Originalmente iba a ser una historia pero termino siendo un Onne-shot.
¡Espero que les allá gustado!
ESTÁS LEYENDO
Mientras estés conmigo
RandomMaui habia jugado a ser mortal y en resultado era su corazón roto en mil pedazos por la muerte de su amada. Al menos que pudiera hacer algo para recuperar a su familia