Noches

329 31 6
                                    

Maui desperto entre molesto y desesperado antes los lloriqueos de su hijo. Era la quinta vez en la noche que Alika lloraba sin poder dormir.
--Ve a verlo -- Le dijo Moanoa a su lado --Es tu turno. Debe estar con el taparrabos sucio.
El semidiós se levantó de mal humor. Camino hasta el otro lado de la habitación en donde estaba la cuna de Alika. Lo tomo en brazos y lo mecio unos momento. Una vez que el niño dejo de llorar, lo acostó en la manta que había a un costado. Hacía más o menos un mes que tanto él como Moana no dormían. Se habían resignado a que lo harían todas las noches por lo que tanto, ya tenían absolutamente todo preparado. Hasta tenían una antorcha siempre encendida para evitar prenderla y ahorrar tiempo.
Maui desató el taparrabos y las dos capas de tela que rodeaban el cuerpecito de su hijo. Observo el contenido líquido en su interior y ya sin asco lo apartó dejándolo en el cesto en el cual mañana tendrían que limpiar.
Ahora busco las limpias que se encontraban al otro lado y se las colocó.
--Ya esta -- Sonrió Maui-- Ahora es mejor que duermas.
Mecio suavemente a su hijo mientras tarareaba una canción de cuna. Dormir a un bebé no era nada fácil en realidad.

A la hora, Alika volvía a llorar. Esta vez era el turno de Moana. La joven madre sentía sus párpados pesados por la falta de sueño y se chocó contra algunos muebles del lugar.
Al llegar a la cama de Alika, lo primero que hizo fue oler su pequeño trasero y al no notar olor,lo llevo a su pecho para alimentarlo.
A pesar del sueño, Moana no puedo evitar sentir una inmensa ternura. Se preguntó si su madre también sentio lo mismo cuando ella era pequeña. Una punzada en su corazón le motivo a cantarle a su niño la misma canción que a ella le cantaron a su edad.

Taoto, pepe
Taoto te pepe taoto e 
Era mama tei te a' au
Era papa tei te peho
E ti' i atu ra i te fe'i
Hamani popoi na ' aiu.

En esos momentos, Moana se preguntaba si en algún momento dado Alika iba a crecer. Ella lo sabia, el era inmortal, sin embargo ¿No se supone que a los seis años su bebé ya debería caminar, hablar y jugar? No crecía a la misma velocidad que los otros niños, lo que le preocupaba mucho.

Mientras estés conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora