Resultado

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Después de esa noche Victor decidió no insistir con el tema del embarazo, sabía que si Yuuri se enojaba con el eso implicaba otra cena, otra disculpa, más sexo... aunque lo último no sonaba nada mal, llegar a eso realmente cansaba. El día permaneció pacifico, hasta la llegada de cierto rubio que rompió su atmósfera tranquila del desayuno.

Yurio irrumpió en la cocina abriendo la puerta fuertemente - el, claramente, poseía la llave del departamento de la pareja-. A pesar de las acciones del menor de los tres, ni Yuuri, ni Viktor, se sobresaltaron por su intromisión.

- OIGAN!! PROMETIERON IR A CENAR ANOCHE CONMIGO Y BEKA!! DONDE MIERDA ESTABAN!!!!! >:C - Yurio tenía su máxima expresión de enfado, la mostraba solo cuando se sentía decepcionado, pero, ¿cómo no iba a estarlo?; lo dejaron plantado! Y ni siquiera se molestaron en contestar sus llamadas. Ayer el kazajo se desesperó tratando de que Yurio no fuera a buscarlos y los asesinara despiadadamente.

- Yurio, cálmate, ayer nosotros tuvimos una fuerte pelea y yo llegué a altas horas de la noche mientras Viktor dormía, acabamos de hablarlo y ya estamos bien- dijo Yuuri con voz tranquilizante hacia el pequeño rubio. Una mirada cómplice se dirigió hasta su pareja, si, mentir fue lo mejor, decirle a Yurio que disfrutaron de una cena romántica aparte de a la que habían prometido asistir, no, claro que no.

Tras unos segundos de pensar en lo dicho por el japonés, Yurio se relajó y los miro a ambos con una cara molesta, se había creído la pequeña excusa de la pareja.

- mmmmh... que sea la última vez... que nos dejan plantados...- dijo, sin quitar el ceño fruncido de su rostro mirando ligeramente al suelo.

- Yurio, desayunemos! - dijo Viktor con una pequeña sonrisa. Estaban desayunando tostadas con mermelada y manteca, Viktor tomaba café mientras Yuuri le hizo una chocolatada a Yurio, lo mismo que él estaba desayunando.

Después de unas horas Yurio decidió pasar la tarde de ese domingo con Otabek, el pequeño rubio solo tuvo que avisar para que el kazajo pusiera en disposición su departamento. El rubio no tardo más de quince minutos en llegar al departamento.

- Bekaa! ... soy yo, ya llegue!- Yurio mantenía la más amistosa relación con Otabek, ellos son amigos desde que se conocieron.

- Yura...- el peli negro recibió a su rubio favorito con un gran y apretado abrazo. Para Otabek, Yurio era su adoración, un ángel de ojos verde y cabello dorado, su figura reflejaba gracia y perfección, y el pequeño ruso se comportaba todo lindo delicado y amable solo con él, no podía sentirse mas agraciado. Sin embargo, desde los inicios de su relación, Otabek sentía que había algo mas destinado para ellos dos, las cosas entre ellos fluyeron tan rápida y fácilmente que cualquiera que los viera pensaría que son pareja, y entrando en los profundos deseos del kazajo se encontraba su anhelo de que algún día su pequeña hada pueda verlo como algo más que solo su mejor amigo.

El par pasó la tarde charlando y viendo películas animadamente, estaban abrazados, y como siempre, parecían una amorosa pareja -aunque no lo eran-. Estaban viendo de esas películas que siempre pasan los domingos que el general son para niños, y también comían pan casero que Yura había horneado cuando llego. Yurio cerró los ojos por unos segundos.

- Sabes Beka.. Viktor y el cerdo pelearon ayer, por eso nos dejaron plantados...- mientras hablaba veía distraídamente "Como entrenar a tu dragón", esperando la respuesta.

- Yura, fuiste a quejarte con ellos verdad?, no debiste, ayer no la pasamos mal, verdad?- Hizo una pequeña pausa y continuo- ... y dime, que paso? te dieron una excusa y te quedaste pensando seguramente - el kazajo termino de hablar y se llevó un pequeño trozo de pan a la boca.

Mi Anhelo- Victuuri  (M-preg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora